Agradece a Dios por tu trabajo (no importa cuál sea)

Mientras disfrutas del descanso de tus labores, ¿por qué no tomas un poco de tiempo para agradecer a Dios por tus labores? No importa cuáles sean, ellas son una prueba de Su bondad y misericordia hacia ti.
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El Día del Trabajador es una de las pocas fiestas no religiosas que se celebran el mismo día tanto en Canadá como en Estados Unidos. Ese día, en toda América del Norte, hacemos una pausa en nuestras labores habituales para descansar. Y mientras descansamos, hacemos  bien en recordar y agradecer. John Flavel me ha enseñado más que nadie por qué y cómo debo expresar mi gratitud a Dios. Hoy, sigo sus pasos y explico por qué debes dar gracias a Dios por tu trabajo, sea cual sea. Es por la gracia de Dios que puedes ser laborioso en lugar de ocioso. Flavel dice: «El pecado trajo el sudor, pero ahora no sudar aumenta el pecado. El que vive ociosamente no puede vivir honestamente». Las advertencias de la Biblia sobre la pereza y la ociosidad son muchas y severas. Así que cuando Dios te pone en una profesión que es legal y moral, te ha hecho un gran favor, te ha dado la bendición de permitirte ganar tu propio sustento. Trabajar duro te permite evitar las tentaciones de la ociosidad y atender tus propias necesidades en lugar de tener que depender de otros. Además, a través de la provisión de Dios para ti, tienes lo suficiente para proveer a aquellos que no pueden proveerse a sí mismos. Después de todo, es una bendición mayor dar antes que recibir. Es por la gracia de Dios que tienes un trabajo lícito ante Dios y los hombres y especialmente adecuado para ti. Hay muchas personas que están empleadas en trabajos que son pecaminosos o incluso ilegales. «No sólo pecan en sus empleos, sino que sus mismos empleos son pecaminosos». Tener un trabajo que no deshonra ni a Dios ni a los hombres no es una misericordia pequeña. Tener un trabajo adecuado a tus pasiones y habilidades es una doble misericordia. Entonces, si tu trabajo te permite mantenerte y mantener a los demás sin que trabajes hasta cansarte, sin consumir todas tus horas de sueño, tienes más razones aún para agradecer a Dios lo que te ha dado. Es por Su gracia que Dios te ha dirigido hacia un tipo de trabajo que ni tú ni tus padres esperaban. Puede ser que estés trabajando en algo que tus padres no planearon que hicieras, y tal vez en algo que ni siquiera tú planeaste hacer. Al igual que la aguja de una brújula gira de un lado a otro antes de asentarse en el verdadero norte, así “un niño es diseñado para esto, luego para aquello, pero al final se asienta en la ocupación para la que la Providencia lo diseñó”. Muchos de nosotros podemos atestiguar que “no se hará lo que nosotros o nuestros padres, sino lo que Dios diseñó”. Este es ciertamente mi caso y le debo a Dios un gran agradecimiento y alabanza por Su bondad y Su sabiduría al darme la pasión por la escritura y permitirme hacerlo. Es la gracia de Dios la que te asegura lo que has ganado. El favor de Dios hacia ti es lo que te ha permitido ganar lo que tienes. Ese mismo favor es el que te ha permitido conservar lo que has ganado. Es por la gracia de Dios que tu profesión te es suficiente. Algunas personas tienen trabajo, pero no la fuerza suficiente para completarlo. Algunos tienen fuerza, pero no tienen trabajo al que dedicarse. Algunos tienen tanto la fuerza como el trabajo, pero aún así, no son suficientes para mantenerse a sí mismos o a otros. Si Dios bendice tu trabajo y te da lo suficiente o incluso más que suficiente para satisfacer tus necesidades, debes alabarlo y darle las gracias. ¿Todavía estás descontento? Si algunos de los que temen a Dios se quejan de que, aunque tienen una profesión, ésta es dura y laboriosa, y les quita demasiado tiempo que con gusto emplearían en otro trabajo mejor, les respondo que es probable que la sabiduría de la Providencia haya previsto que éste era el empleo más adecuado y apropiado para ellos; y si tuvieran más facilidad y descanso, podrían tener más tentaciones que las que tienen ahora. La fuerza y el tiempo que ahora ocupan tus labores diarias, en las que sirves a Dios, podrían haberse ocupado de otro modo en aquellos [pecados] en los que podrías haber servido al diablo. Mientras disfrutas del descanso de tus labores, ¿por qué no tomas un poco de tiempo para agradecer a Dios por tus labores? No importa cuáles sean, ellas son una prueba de Su bondad y misericordia hacia ti. Inspirado en “El Misterio de la Providencia” de John Flavel.

Tim Challies

Tim Challies es uno de los blogueros cristianos más leídos en los Estados Unidos y cuyo BLOG ( challies.com ) ha publicado contenido de sana doctrina por más de 7000 días consecutivos. Tim es esposo de Aileen, padre de dos niñas adolescentes y un hijo que espera en el cielo. Adora y sirve como pastor en la Iglesia Grace Fellowship en Toronto, Ontario, donde principalmente trabaja con mentoría y discipulado.

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