“Porque no es un enemigo el que me reprocha, si así fuera, podría soportarlo; ni es uno que me odia el que se ha alzado contra mí, si así fuera, podría ocultarme de él; sino tú, que eres mi igual, mi compañero, mi íntimo amigo; nosotros que juntos teníamos dulce comunión, que con la multitud andábamos en la casa de Dios” (Sal. 55:12-14).
Entendiendo la descripción desde el punto de vista de quién está sufriendo y pasando por divorcio
“Aquél quien se supone me debe amar como Cristo, cuidar mis afectos, presentarme pura y sin mancha es quien me rechaza, no me dirige la palabra, no me mira, no me abraza y no me sonríe. ¿Hay algo más doloroso que esto?” Estos son algunos de los primeros síntomas que una mujer expresa al darse cuenta de que su esposo ha cambiado. Nota que está enojado con ella, la repudia, la rechaza, le molesta su presencia, ya no le es agradable y por ende, ella es menospreciada. El matrimonio es un solo cuerpo, así que el divorcio es un cuerpo decapitado. El divorcio deja heridas en todos, en ambos cónyuges y en los hijos también. Hay consecuencias para siempre, la mujer tiende a sentirse rechazada, despreciada, no valorada, minimizada no solo por el esposo sino por la familia de él también.
Detalles a tomar en cuenta para aconsejar a quien le piden divorcio
Debe haber un lamento santo, hay dolor, tristeza y lágrimas si tu cónyuge quiere el divorcio. Nosotros debemos llorar con los que lloran (Rom. 12:15). Recordarles que su nombre no es divorciada, rechazada, repudiada ni abandonada, esa no es su identidad ni es su etiqueta. Ellas deben creer, estudiar y memorizar lo que Dios dice que son. “Mas ahora, así dice el Señor tu Creador, oh Jacob, y el que te formó, oh Israel: No temas, porque yo te he redimido, te he llamado por tu nombre; mío eres tú. Cuando pases por las aguas, yo estaré contigo, y si por los ríos, no te anegarán; cuando pases por el fuego, no te quemarás, ni la llama te abrasará. Porque yo soy el Señor tu Dios, el Santo de Israel, tu Salvador; he dado a Egipto por tu rescate, a Cus y a Seba en lugar tuyo. Ya que eres precioso a mis ojos, digno de honra, y yo te amo, daré a otros hombres en lugar tuyo, y a otros pueblos por tu vida” (Is. 43:1-4). Es probable que en nuestra amiga la culpa asalte su mente y se pregunte: ¿ha encontrado algo reprochable en mí? ¿Qué hice mal, en que fallé? ¿Soy la culpable? Recuerda, de nuestro corazón salen los deseos insatisfechos, las codicias, y nosotras debemos ayudar a nuestra amiga que está en aflicción, caminemos con ella, oremos con ella. Prepárate a entender que hay diferencia de opinión con respecto a este asunto, y nuestra amiga es probable que escuche diferentes consejos aun de su propia razón y le diga: “Tú tienes dignidad, tú vales mucho no soportes, no aguantes”, y silencie la voz de su Señor. Como antes mencioné, el divorcio es un cuerpo decapitado que deja heridas en todos los miembros de la familia. Por ello es que animemos a nuestra amiga a que no involucre a los hijos pequeños en su tristeza, desespero y decepción, hablándoles mal de su papá. Hay marcas y consecuencias para siempre en las reuniones familiares. Aunque tienda a sentirse rechazada, despreciada, no valorada y minimizada, estemos con ellas mientras lucha contra esos sentimientos y confía en las promesas de La Palabra. En el divorcio, aun cuando el motivo es adulterio e infidelidad, siempre se tiene la opción de reconciliarse y de perdonar. Si es posible, salvo por razones de abuso físico, la mujer no debe tomar la iniciativa o ser la primera en irse o salir de casa, ella debe esperar a que sea el hombre quien decida y tome iniciativa, en especial cuando es a ella a quien se le pide separación o divorcio. La biblia es clara que con la conducta como mirando al que es galardonador de los que le buscan, se puede sufrir bien en un matrimonio. Dar bien y no mal al cónyuge, todos los días de su vida. Vencer con el bien el mal. No olvidando que si tu enemigo te pide de comer le des de comer, si te pide, que le des de beber, dale de beber.
La oración es necesaria
La oración constante por el alma del que quiere salir de la relación, no debe faltar. Ora con ella constantemente y a menudo. Ayúdale a entender y aceptar que esta es una prueba o aflicción con la cual Dios le está pidiendo que le exalte y glorifique. Oren juntas por ayuda, orientación e intervención divina. Juntas busquen asesoría legal para conservación de su patrimonio y provisión suya y de sus hijos.
Posibles causas del divorcio
(Ninguna causa absolutamente justificable o excusable). Por infidelidad. Por acusación de su conciencia. Porque piensa que no se entienden, no se comunican, hay orgullo y no quiere buscar ayuda. Por idolatría. El que pide divorcio cree que la mujer debería llenar su vacío, deleitarlo en todo, cuando es Dios que nos satisface. El divorcio es un juicio para quien lo pide, “Él les dijo: Por la dureza de vuestro corazón, Moisés os permitió divorciaros de vuestras mujeres; pero no ha sido así desde el principio” (Mt. 19:8).. Con el propósito de desmotivar el divorcio, se ponían restricciones para volverse a casar; esto servía como manera de desestimar divorcios casuales por motivos insignificantes. El adulterio no estaba dentro de estos motivos, pues el adulterio estaba castigado con pena de muerte (Deut. 24:1-4).
La reconciliación es un milagro
Cristo compró para nosotros en la cruz la reconciliación y es posible aun si hubo infidelidad. Él es el Principe de Paz, Dios nos reconcilió consigo mismo, Él tomó la iniciativa, nos buscó, fue el primero en buscarnos cuando éramos sus enemigos, estábamos indiferentes, desinteresados, y le rechazábamos. Cristo nos dio el encargo de buscar la reconciliación y hacer las paces entre nosotros. El ministerio de la reconciliación. “Y todo esto procede de Dios, quien nos reconcilió consigo mismo por medio de Cristo, y nos dio el ministerio de la reconciliación” (2 Cor. 5:18).
Dios detesta el divorcio
“Porque yo detesto el divorcio —dice el Señor, Dios de Israel— y al que cubre de iniquidad su vestidura —dice el Señor de los ejércitos—. Prestad atención, pues, a vuestro espíritu y no seáis desleales” (Mal. 2:16). El divorcio fue permitido en la ley Mosaica por la dureza de sus corazones (Mat.19:8). Había una restricción en casarse de nuevo para una pareja divorciada y esto servía para desanimar los divorcios por cualquier motivo.
Tarea
La conducta es esencial, una conducta propuesta por la Palabra, un espíritu quieto, tierno, apacible, una actitud de respeto sin palabra para ganar a los esposos, aun a los que no son buenos y afables y aun a los difíciles de soportar, porque esto halla gracia delante de Dios. “Y que vuestro adorno no sea externo: peinados ostentosos, joyas de oro o vestidos lujosos, sino que sea el yo interno, con el adorno incorruptible de un espíritu tierno y sereno, lo cual es precioso delante de Dios. Porque así también se adornaban en otro tiempo las santas mujeres que esperaban en Dios, estando sujetas a sus maridos” (1 Ped. 3:3-5)..