No desperdicies tu ambición

La ambición es un don poderoso, pero necesita carácter y autodisciplina para alcanzar los propósitos más altos. No desperdicies tu ambición en lo trivial, úsala para la gloria de Dios.
Foto: Envato Elements

Me pregunto si en toda la historia de la humanidad ha habido una generación que haya tenido tanta ambición, tanta confianza en sí misma, como los millennials. Crees que puedes marcar la diferencia, que puedes cambiar el mundo, y tienes la ambición de salir allí fuera e intentarlo. Eso me gusta. Me gusta porque a Dios le encanta hacer realidad nuestra ambición, utilizarla para Sus propósitos. Le encanta que intentemos grandes cosas por Él y que esperemos grandes cosas de Él.  

La ambición es un rasgo poderoso. Es el rasgo de los misioneros, de los líderes, de las personas que cambian el mundo y mejoran vidas. La ambición envió misioneros por todo el mundo. La ambición construye los ministerios que amamos, los ministerios que Dios ha utilizado para bendecirnos y desafiarnos. La ambición plantó la iglesia a la que asistes y sirves. La ambición es buena, pero no como un rasgo que se sustente por sí solo. La ambición es buena, pero necesita ser fortalecida por al menos otros dos rasgos cruciales: carácter y autodisciplina. Cuando veo a tu generación, me encanta la ambición que veo, pero  quiero animarte a perseguir las cualidades que encausarán  esa ambición hacia los mejores y más altos propósitos.  

La ambición es el rasgo de los misioneros, de los líderes, de las personas que cambian el mundo y mejoran vidas. / Lightstock

Ambición + Carácter 

Tu generación ha sido animada a perseguir y desarrollar la ambición. Pero, lamentablemente, se ha hecho menos énfasis en el carácter. De hecho, ese rasgo parece haber desaparecido tanto entre los mayores como entre los jóvenes. Solíamos exigir a nuestros políticos que fueran hombres y mujeres de carácter, y no votábamos en función de su aspecto o su comportamiento, sino en función de su carácter. Independientemente de lo que quisiéramos de un político, queríamos saber que era digno de confianza, que haría las cosas que había dicho que haría. El carácter nos daba la confianza porque creíamos que nuestros políticos, nuestros pastores, nuestros funcionarios públicos, actuarían de forma coherente con él.

En las páginas de la Biblia se hace especial énfasis en la importancia del carácter. / Foto: Lightstock

El carácter es una especie de coherencia y rectitud moral. Es la cualidad de una persona que tiene integridad, que sabe lo que cree y que está dispuesta a tomar decisiones difíciles para proteger y promover esas creencias. En las páginas de la Biblia se hace especial énfasis en este aspecto. Los hombres a los que llamamos a ser nuestros pastores o ancianos deben ser hombres que tienen una sola habilidad ―la habilidad de enseñar― pero por lo menos catorce rasgos de carácter. Las personas de la Biblia que más admiramos son también personas de carácter: José, que se negó a transigir con la esposa de Potifar; David que mantuvo la confianza en Dios incluso cuando era perseguido por Saúl; Pablo, que sufrió voluntariamente por el evangelio; y, por supuesto, Jesús mismo, que ejemplificó la madurez de carácter en todos los sentidos. Es el carácter lo que obliga a una persona a desarrollar convicciones fuertes y luego a perseguir esas convicciones con tenacidad, sin desviarse. El hombre de carácter no se dejará influir por las encuestas de opinión, la mujer de carácter no se dejará influir por la presión de grupo o incluso por la persecución.

Las personas de la Biblia que más admiramos son también personas de carácter. / Foto: Lightstock

La ambición sin el carácter puede ser francamente peligrosa. Pronto se convierte en el rasgo de aquellos que utilizan a los demás, de los que persiguen lo que es totalmente erróneo o quizá solo trivial e inconsecuente. Pero el carácter refuerza la ambición, la fortalece y protege. Garantiza que la ambición se dirija únicamente a los objetivos más nobles. Es bueno ser ambicioso, pero es mejor ser primero un hombre o una mujer con carácter.

Ambición + Autodisciplina

Y luego está la cuestión de la autodisciplina. A tu generación le encanta soñar, hacer, cumplir, pero puede que le falte la autodisciplina para seguir actuando cuando se encuentra con obstáculos, resistencia o incluso persecución. La autodisciplina es una forma de autocontrol, ese fruto del Espíritu que nos restringe de lo que es inútil  o improductivo para que podamos centrarnos en esas pocas cosas que más importan. La autodisciplina es el compromiso con una misión y el mismo compromiso con todo lo que pueda obstaculizarla o interferir en ella. Da prioridad a lo que más importa descuidando o evitando lo que importa menos.

La autodisciplina es el compromiso con una misión y el mismo compromiso con todo lo que pueda obstaculizarla o interferir en ella. / Foto: Unsplash

Las personas que más han logrado en este mundo son las autodisciplinadas. La disciplina les ha mantenido alejados de las millones y una distracciones de la vida cotidiana. Les ha dado la tenacidad para resistir ante las dificultades y los desalientos. Les ha permitido triunfar a los ojos de Dios y de los hombres. William Carey confesó una vez: “No tengo miedo de fracasar. Tengo miedo de tener éxito en cosas que no importan”. No fracasó. Tuvo éxito en lo que más importaba: ¡Inspiró un movimiento misionero mundial! ¿Cómo? Tenía ambición y protegió esa ambición con autodisciplina. La ambición es lo mejor, lo más fuerte, cuando está protegida por la autodisciplina.

Conclusión

El mundo necesita ambición, tu ambición, la ambición de una generación que ha crecido con privilegios extraordinarios, una educación de primera clase, habilidades únicas, una determinación inusual y una tecnología alucinante. La iglesia necesita tu ambición: ambición dirigida a mejorar el hogar, la congregación, el aula y el lugar de trabajo. Dios ama tu ambición: la ambición cautivada por Su Palabra para cumplir Su voluntad. Tu ambición es un don. Úsalo. Úsalo bajo la protección del carácter y la autodisciplina. Úsalo para la gloria de Dios.


Publicado originalmente en Challies.

Tim Challies

Tim Challies es uno de los blogueros cristianos más leídos en los Estados Unidos y cuyo BLOG ( challies.com ) ha publicado contenido de sana doctrina por más de 7000 días consecutivos. Tim es esposo de Aileen, padre de dos niñas adolescentes y un hijo que espera en el cielo. Adora y sirve como pastor en la Iglesia Grace Fellowship en Toronto, Ontario, donde principalmente trabaja con mentoría y discipulado.

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