Proverbios 14:1 dice: “La mujer sabia edifice su casa, mas la necia con sus manos la derriba”. Si fuéramos mujeres que estamos por construir una casa, vamos a necesitar herramientas. Dios nos ha dado una gran cantidad de instrucciones o herramientas, de modo que podamos hacer una buena construcción. Quiero mencionar 8 de ellas. Uno: busca la sabiduría. Si quieres ser una esposa sabia, primero deberás ser una mujer sabia. Proverbios dice que el principio de la sabiduría es el temor del Señor, y el conocimiento del Santo es la inteligencia (Proverbios 9:10). Por lo tanto, no tendrás sabiduría si no reconoces a Dios. Tampoco obtendrás sabiduría si no se la pides a Él. Santiago nos asegura que si se la pedimos con fe y sin dudar, Dios nos dará sabiduría (Santiago 1:5-6). Además de la base del temor de Dios y de pedirle sabiduría, diría que hay dos claves a tener en cuenta. Primero, toma la resolución de obedecer a Jesús en todo. Él dice: “Por tanto, cualquiera que oye estas palabras mías y las pone en práctica, será semejante a un hombre sabio que edificó su casa sobre la roca” (Mateo 7:24). Segundo, busca el consejo de otros. Proverbios 12:15 dice: “el que escucha consejos es sabio”. En la iglesia hay muchas mujeres piadosas que cuentan con una riqueza de consejos. Además, un esposo piadoso es un regalo del Señor. Escucharlo a él te dará sabiduría. Dos: sé fuerte y trabaja arduamente. La mujer de Proverbios 31 usa sus manos, y luego de trabajar diligentemente, produce frutos. Lo de “Fuerza y dignidad son su vestidura” suena encantador, pero recuerda que hizo falta mucho trabajo para ganar esa fuerza. He aquí una lista de verbos que identifican su trabajo arduo. Ella administra, busca, se levanta cuando es aun de noche, le hace bien a su marido, provee alimentos, considera, se viste, percibe, sus manos toman el huso, no tiene temor y hace. Pese a que no somos salvas por nuestras obras, somos salvas para buenas obras. Tres: sujétate a tu esposo. Efesios 5:24 es un versículo familiar y nos dice: “Pero así como la iglesia está sujeta a Cristo, también las mujeres deben estarlo a sus maridos en todo”. Es verdaderamente notable que al sujetarse a su marido, una esposa está representando a la iglesia. Ella provee una imagen, aunque pequeña, de lo que la iglesia hace con respecto a Jesús. El mandamiento es amplio, pues dice que tienes que sujetarte a tu marido en todo. Desde luego, significa que debes estar sujeta en todo lo que no sea pecaminoso. Pero por otro lado, no quiere decir que cuando creemos que él está tomando una muy mala decisión, nos tenemos que quedar sentadas en silencio, sin compartir nuestras ideas. Pero sí quiere decir que la vida de la mujer casada debe estar marcada por la sumisión a su esposo. Los mandamientos de Jesús no son gravosos. Cuatro: la cuarta herramienta es buscar la gloria, no el glamour. Ser mujer es algo glorioso. De hecho, la Escritura dice que somos la Gloria del varón. Por lo tanto, puedes ser la corona de tu marido, o bien, la podredumbre de sus huesos. Esto dice en Proverbios 12:4: “La mujer virtuosa es corona de su marido, mas la que lo avergüenza es como podredumbre en sus huesos”. Muchas damas en la actualidad persiguen el glamour. Ellas prefieren ser vistas. Pero como bien lo dice un escritor: “La esposa debe ser la gloria de su marido, no su trofeo”. Este principio no solo se refiere a nuestra apariencia externa, sino aquello que en realidad perseguimos. Buscar la Gloria de Dios y vivir para ponerla de manifiesto al mundo es el sustento cotidiano para vivir como una esposa piadosa. Cinco: respeta y honra a tu esposo. Pablo habla de esto brevemente después de su exhortación a sujetarte a tu esposo. Dice: “que la mujer respete a su marido” (Efesios 5:33). Esto significa que la esposa debe estimar a su esposo y hablar bien de él. Ella debe asegurarse de que su hogar sea un refugio. Con seguridad, hay trabajos que él hace en la casa, pero en la mayoría de los casos, el ritmo de la vida debe ser aquel en que serás de ayuda para él en las tareas que debe realizar. Esto sucede en la práctica por medio de las comidas calientes, las palabras con gracia, los consejos sabios cuando tiene que considerar los desafíos y las oportunidades que tiene ante él. La esposa debe considerar lo que él hace y ver la manera en que puede ser de ayuda para él. Ella debe saber lo que es el éxito y debe ayudarle a conseguirlo. El respeto, desde luego, no significa que jamás le diremos cosas que son difíciles. De hecho, la esposa debe hablarle con la verdad a su esposo como una forma de honrarle. Se dice que Catalina, la esposa de Martín Lutero, se dio cuenta de que su esposo estaba sumido en la desolación. Entonces, como esposa fiel que era, se vistió toda de negro. Al verla y preguntarle por qué se había vestido así, ella le respondió: “Bueno, debido a tu actitud reciente, ¡pensé que Dios estaba muerto!” Seis: la sexta herramienta es mortificar tu pecado. Si no matas tu pecado, él te matará a ti y a tu matrimonio. Los estantes de autoayuda están repletos de libros, los que a su vez, están repletos de consejos rápidos y sencillos. Pero no hay manera de construir un hogar cristiano con pasos rápidos. El trabajo constante y continuo de identificar el pecado, confesarlo y mortificarlo es necesario. Por esa razón, el matrimonio es un maravilloso regalo de Dios. El esposo está allí para lavarnos con la Palabra, lo cual significa que habrá manchas que debemos reconocer. Esto funciona en ambos sentidos, así que la esposa deberá tener el valor, la humildad y la sabiduría bíblica para ayudar a su marido a ver su pecado y tratar con él. Siete: confiar en Cristo. Simplemente, la mujer no puede hacer lo que es debido aparte de confiar en Jesucristo. Los problemas borbotean en todas las direcciones en un matrimonio cuando una mujer no confía en el Señor. La mujer es ayuda y lo vemos en Génesis 2 cuando la primera mujer fue creada. Pero ella debe ser ayuda para los demás confiando en Jesús; pero si ella hace caso omiso a eso, su ayuda se convierte en una manipulación ansiosa. Mas, si te encuentras allí, la Buena noticia es que aún puedes confiar en Cristo y Él ordenará esa situación. Ocho: la herramienta final es vivir por gracia. En realidad, no existe otra manera de vivir. Incluso aquellos que no reconocen a Dios, viven solamente por la gracia de Él. Pero con esto, quiero decir que la esposa debe reconocer que vive de esa manera. Dios derrama gracia sobre gracia en nosotras. Él no permitirá que las cosas se derrumben. Recordar esto es de suma importancia porque cualquier mujer que desea construir su casa, ayudar a su marido y criar a sus hijos puede sentir diariamente que todo se viene abajo. Pero es justamente allí … cuando Él nos da mayor gracia.
