5 tipos de escépticos que quieren avergonzar a tus hijos por ser cristianos 

Después de haber escrito blogs durante más de seis años, he recibido cientos (y cientos) de comentarios y correos electrónicos de escépticos del cristianismo. De vez en cuando, recibo comentarios de un no creyente que realmente está interesado en debatir sobre evidencias, hacer preguntas razonables y participar en una discusión reflexiva.  Pero son la excepción.  Quienes me contactan suelen utilizar la herramienta de la vergüenza para expresar su opinión, algo muy irónico, dado que los escépticos hablan sobre la importancia de la evidencia.  Para ser clara, ninguno de los no creyentes que conozco personalmente usaría tácticas para avergonzar en persona. Pero cuando las personas están tras una pantalla, se derriba la «barrera» de cordialidad, y las conversaciones sobre la fe a menudo se ven muy distintas. Puedes verlo en nuestras redes sociales (incluso con amigos que no dirían tales cosas en persona), comentarios en noticias de diarios, publicaciones de blogs, en todos lados.  Los niños necesitan comprender esos intentos de avergonzarlos cargados de emociones con los que se encontrarán. Como muchas otras cosas, esto es algo en lo que los padres pueden y deben prepararlos. Estos son los cinco escépticos más comunes que quieren avergonzar a tus hijos por ser cristianos. 

El golpeador científico

Táctica para avergonzar: hacer que el niño crea que no tiene conocimiento científico suficiente para comprender que creer en Dios es innecesario y tonto.  El golpeador científico aplica nociones sobre ciencia a todas y cada una de las conversaciones sobre el cristianismo, haciendo de esto la palabra final en cada tema e insinuando que la ciencia y el cristianismo son irreconciliables.  Por ejemplo, en respuesta a una de mis publicaciones de blog sobre el significado de la vida de acuerdo con una cosmovisión teísta, un escéptico comentó:  Necesitas estudiar los mecanismos de la reproducción, mutación, selección natural si quieres entender por qué la vida existe y es de la manera que es. Si la vida y la existencia son demasiado asombrosas, sorprendentes e increíbles para existir naturalmente… Entonces ¿cuánto más complejo es dios [sic] por haberlas creado? … ¿Inventas a Superman como una respuesta panacea para todo lo que no entiendes?  Las cuestiones sobre la fe y la ciencia son muy importantes, pero enmarcar la fe y la ciencia como una opción (una opción para los no sofisticados y otra para los que saben) es una dicotomía barata y falsa.  Solución para padres: abordar minuciosamente temas sobre la fe y la ciencia para que los niños comprendan cuán superficiales y poco intensas son las afirmaciones del golpeador científico. Vea esta publicación para obtener más información sobre cómo hacerlo (en inglés). 

El informador de adoctrinamiento

Táctica para avergonzar: Informarle al niño que la ÚNICA razón por la que creen en Jesús es porque sus padres lo «adoctrinaron».  Adoctrinamiento es una palabra que tanto cristianos como escépticos usan mal. Los escépticos creen que un niño es adoctrinado siempre que se le enseña que una religión dada es verdad. Los cristianos a menudo creen que el adoctrinamiento es enseñarle a los niños la doctrina cristiana. Esos malentendidos llevan a conversaciones que desafortunadamente se ven así:  Escéptico a un padre cristiano: «Estás adoctrinando a tus hijos [¡al criarlos en un hogar cristiano!] Deja que piensen por sí mismos».  Padre cristiano a un escéptico: «¡Tienes razón! ¡Les estoy enseñando doctrina cristiana a mis hijos y estoy orgulloso de ello!»  Tanto los escépticos como los cristianos deben entender que el adoctrinamiento significa enseñarle a alguien a aceptar por completo ideas, opiniones y creencias de un grupo en particular y a no considerar otras ideas, opiniones y creencias. En otras palabras, el adoctrinamiento es un problema con cómo le enseñas algo a alguien. No está inherentemente relacionado con ningún sistema de creencias en particular, aunque la religión es un tipo de sistema de creencias donde el adoctrinamiento es posible.  Solución para padres: presente intencionalmente a sus hijos los desafíos de los escépticos para que nunca sientan la necesidad de cuestionarse si trató de protegerlo de otras creencias. Para más información sobre la importancia de esto, vea el post «Si sus hijos se sorprenden alguna vez por las afirmaciones de los escépticos, no hiciste bien tu trabajo» (en inglés). 

El burlador de milagros

Táctica para avergonzar: Hacer que el niño se sienta ingenuo por creer algo que no sucede según las leyes de la naturaleza.  Este es un comentario reciente que un escéptico dejó en mi blog:  Solo porque algunos llamados libros sagrados digan que algo es verdad no lo hace verdadero. ¿Por qué crees en afirmaciones extrañas sobre un dios [sic] que llama las cosas a la existencia, o sobre un hombre que fue tragado por un pez por unos cuantos días y que sobrevivió, sobre un diluvio universal [y un arca] en la que entraron todos los animales y ocho personas, o la historia de una virgen embarazada? Nada de eso tiene sentido, no tienes ninguna prueba de que eso sucedió, pero aún crees que es verdad. ¿Por qué prefieres creer afirmaciones extrañas porque son religiosas?  La lógica aquí es qué es «extraño» (nadie cree todas las afirmaciones milagrosas solo porque sean religiosas), pero mi punto no es criticar los detalles de este comentario en particular. Mi punto es demostrar cómo los escépticos presentan los milagros de una forma que los exhibe como «obviamente» absurdos porque (¡y por definición) no siguen el curso de la naturaleza.  Solución para padres: Enseñarles a los niños la lógica básica de que si Dios existe, los milagros son posibles y que si Dios no existe, los milagros no son posibles (para más información sobre esto, vea el capítulo 24 del libro «Mantenga sus niños del lado de Dios» (en inglés). Este lleva el tema de los milagros al tema subyacente de la evidencia de la existencia de Dios para que los niños puedan entender que la persona que afirma que los milagros son tontos sencillamente presupone que Dios no existe. 

El escarnecedor autosuficiente

Táctica para avergonzar: alardear que el escéptico no «necesita» a Dios e insinuar que cualquiera que lo necesita tiene una necesidad inferior de una muleta emocional para sobrevivir.  A menudo, cuando ex cristianos cuentan su historia de desconversión, concluyen con un comentario simplista sobre cómo siguieron adelante porque ya no «necesitaban» a Dios. La implicación sutilmente condescendiente, por supuesto, es que quienes creen en Dios lo hacen porque no tienen los recursos emocionales para avanzar en la vida admitiendo que vivimos en un universo de indiferencia despiadada.  Esa es una conclusión extraña que revela la falta de una visión más profunda.  Si Dios existe, lo necesitamos. Todas las cosas fueron creadas por medio de Él y para Él; Él es la fuente y el sustentador de todas las cosas por definición. Por lo tanto, si Dios existe, no es una opción necesitarlo… Es sencillamente un hecho.  Si Dios no existe, no lo necesitamos. No podemos necesitarlo. No podemos necesitar algo que no existe.  En otras palabras, decir que no necesitas más a Dios es una conclusión sin sentido. Desde luego que no necesitas a Dios si no existe. Y si sí existe, no puedes elegir no necesitarlo.  Lo que este tipo de declaraciones revela, por consiguiente, es que el escéptico creía originalmente en Dios basado en necesidades (deseos) sentidas más que en la convicción de que Él verdaderamente existe. Al darse cuenta que no necesitaba creer en Dios para satisfacer esas necesidades sentidas, simplemente lo eliminó del cuadro y satisfizo esas necesidades de otras maneras.  Solución para padres: ser consciente de ayudar a los niños a construir una fe basada en la convicción de la existencia de Dios y de la verdad del cristianismo, no sobre necesidades sentidas en cosas como ser feliz, ser una buena persona, o encontrarle el sentido a la vida. En otras palabras, si alguien alguna vez le pregunta a tu hijo por qué es cristiano, quisieras que su respuesta sea: «¡Porque el cristianismo es la verdad!» Para más información sobre escapar al patrón de necesidades sentidas, mira esta publicación «¿Saben tus hijos por qué necesitan a Dios?» (en inglés). 

El defensor de la tolerancia

Táctica para avergonzar: Hacer que el niño sienta que no es amoroso y que es odioso por adoptar una postura bíblica que no aprueba todas las elecciones como moralmente aceptables.  En una muestra de ironía espectacular, el defensor de la tolerancia avergüenza a los niños haciéndoles creer que deben ser personas horribles por estar en desacuerdo con no creyentes por la moralidad de varios temas. Al etiquetar a los niños como no amorosos y odiosos en lugar de debatir cuidadosamente sobre la evidencia de la verdad de las cosmovisiones que generan conclusiones morales divergentes, se basan en ataques meramente emocionales. A los niños sin una base intelectual de la cosmovisión cristiana se les hace sentir que deben estar equivocados sobre la verdad de su fe.  Solución para padres: ayudar a los niños a entender la ironía de una persona que defiende la tolerancia, pero que no tolera las creencias cristianas sin etiquetar el desacuerdo como odioso. Luego, demostrar cómo cristianos y no cristianos necesariamente estarán en desacuerdo en cuestiones morales porque tenemos una fuente de autoridad diferente: la Biblia. Este es un ejemplo.  En todos los casos, recuerda que la vergüenza, por definición, es «una emoción dolorosa causada por un fuerte sentimiento de culpa, bochorno, indignidad o desgracia». En otras palabras, la raíz de la vergüenza es sentirse inadecuado.  Para que nuestros niños se sientan (más que) adecuados cuando se encuentren con intentos de avergonzarlos, necesitan tener la convicción profunda de que lo que creen es realmente verdad. Solo entonces serán capaces de ver esas tácticas de la vergüenza por lo que son, ataques emocionales superficiales y sin fundamento, y puedan decir con confianza como el apóstol Pablo: «Porque no me avergüenzo del evangelio, pues es el poder de Dios para la salvación de todo el que cree» (Romanos 1:16). 

Natasha Crain

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