Todos somos faraón: vivir con un corazón endurecido

El corazón endurecido no llora por el pecado, solo por sus consecuencias. Se rinde ante Dios, pero a su manera… y con el tiempo, se vuelve aún más piedra.
Foto: VaE

En la Biblia, el corazón humano es más que un órgano. Según la Palabra de Dios, las emociones, los pensamientos y la voluntad del hombre forman parte de él. Por lo tanto, el corazón es el centro de operaciones del ser humano.

Lamentablemente, debido al pecado, nuestra condición natural es tener un corazón endurecido. Pero ¿qué significa tener un corazón endurecido?, ¿cuáles son algunas señales de que mi corazón se está endureciendo? y, ¿cuál es la solución para un corazón endurecido? A lo largo de este artículo, responderemos estas preguntas.

El significado de un corazón endurecido

Creo que Martín Lutero, en su comentario a la epístola a los Romanos, captura con precisión la idea bíblica de lo que significa un corazón endurecido. Lutero dice:

Un corazón endurecido es aquel desprecia la benignidad, paciencia y longanimidad de Dios, un corazón endurecido es el que recibe muchos bienes y hace muchos males, y con todo, no tiene la intención de enmendarse.

Es por esta razón que, en la Biblia, una persona con un corazón endurecido se describe como alguien que rechaza deliberadamente escuchar y obedecer la Palabra de Dios. Esto se debe a que la raíz del endurecimiento del corazón es la incredulidad, de acuerdo con el escritor de la epístola a los Hebreos (3:12).

Esto significa que una persona con el corazón endurecido no cree de verdad todo lo que Dios ha dicho y, por lo tanto, se resiste a Su Palabra.

De acuerdo con la Biblia el corazón es el centro de operaciones del ser humano. / Foto: Lightstock

Las señales de un corazón endurecido

Creo que uno de los mayores ejemplos, si no el mayor, de un corazón endurecido es el Faraón. Por lo tanto, es importante observar lo que se dice de él, con el fin de extraer algunas enseñanzas que nos sirvan como ejemplo, para evitar caer en esta grave condición del corazón.

Por esa razón, veremos algunas señales que indican que nuestro corazón se está endureciendo. Para mostrarlo, nos basaremos en el libro de Éxodo, capítulos 7 al 11, donde se encuentra la famosa sección conocida como las plagas en Egipto.

1) Un corazón endurecido se duele por las consecuencias del pecado, pero no por el pecado mismo

Entonces Faraón llamó a Moisés y a Aarón, y dijo: “Rueguen al Señor para que quite las ranas de mí y de mi pueblo, y yo dejaré ir al pueblo para que ofrezca sacrificios al Señor” (Ex 8:8).

Entonces Faraón envió llamar a Moisés y Aarón y les dijo: “Esta vez he pecado. El Señor es el justo, y yo y mi pueblo somos los impíos. Rueguen al Señor, porque ha habido ya suficientes truenos y granizo de parte de Dios. Los dejaré ir y no se quedarán más aquí” (Ex 9:27-28).

Entonces Faraón llamó apresuradamente a Moisés y a Aarón, y dijo: “He pecado contra el Señor su Dios y contra ustedes. Ahora pues, les ruego que perdonen mi pecado solo esta vez, y que rueguen al Señor su Dios, para que quite de mí esta muerte” (Ex 10:16-17 ).

Un corazón endurecido se duele por las consecuencias del pecado, pero no por el pecado mismo / Foto: Unsplash

¿Lo notaste? El Faraón está más interesado en las consecuencias de su pecado que en el pecado mismo. Quiere que oren para que Dios quite las consecuencias, pero ni siquiera está reconociendo su pecado como una falta grave contra la santidad de Dios. ¿Te sientes identificado?

Sin duda, las consecuencias de nuestro pecado duelen, pero si todo nuestro dolor se centra en las consecuencias y no en haber fallado a Dios, es muy probable que nuestro corazón se esté endureciendo. Si tu pecado te ha alcanzado y has experimentado vergüenza y disciplina, y eso es lo que más te duele, entonces es posible que tu corazón se esté endureciendo.

2) Un corazón endurecido se arrepiente falsamente

En dos ocasiones, el Faraón dice: “He pecado” (Ex 9:27; 10:16), pero en realidad no está arrepentido, pues persiste en su rebeldía contra el Señor. Aunque sus labios pronuncian “he pecado”, su vida demuestra todo lo contrario. Creo que es un buen momento para recordar las palabras del libro de Proverbios: “El que encubre sus pecados no prosperará, pero el que los confiesa y los abandona hallará misericordia” (28:13).

Entonces, ¿cómo podemos darnos cuenta de que en verdad estamos arrepentidos? Por la manera en que vivimos. Querido lector, si reconoces tu pecado pero no hay un cambio, tu corazón se está endureciendo. Si tu vida se caracteriza por el pecado y frases como “después pido perdón”, lo más seguro es que tu corazón se esté endureciendo.

Un corazón endurecido se arrepiente falsamente. / Foto: Envato Elements

 3) Un corazón endurecido trata de “someterse al Señor a su manera”

Dios ha dado una orden: “Deja ir a mi pueblo”. Sin embargo, el Faraón intentó negociar con el Señor:

  • Éxodo 8:25 – “Ofrezcan sacrificio a su Dios dentro del país”.

  • Éxodo 8:28 – “Ofrezcan sacrificio al Señor […] solo que no vayan muy lejos”. 

  • Éxodo 10:11 – “Vayan ahora solo ustedes los hombres”.

  • Éxodo 10:24 – “Vayan […] que sus ovejas y sus vacas queden aquí. Aun sus pequeños pueden ir con ustedes”.

Mis hermanos, los mandatos de Dios no están sujetos a cambios. A la Palabra de Dios no se le añade ni se le quita. Lamentablemente, en nuestros días, muchas personas que profesan estar en Cristo han intentado someterse al Señor a su manera, lo cual, al final, no es someterse al Señor. Prácticamente, un corazón que se endurece le dice al Señor: “Aquí estoy, pero no toques esta área de mi vida”.

Así que, si te sometes al Señor a tu manera, si buscas modificar los mandatos del Señor o si tratas de ponerle condiciones al Señor, tu corazón se está endureciendo.

Los mandatos de Dios no están sujetos a cambios. / Foto: Pexels

4) Un corazón endurecido es insensible a la Palabra de Dios

En el texto, no vemos al Faraón escuchar la Palabra de Dios solo una vez, sino muchas veces (Éxodo 7 – 11). Además, ha sido testigo de las maravillas de Dios y de Su soberanía sobre el agua, la tierra y el cielo.

Sin embargo, ¿cómo lo vemos? Totalmente insensible a la Palabra de Dios, sin la más mínima respuesta al Señor soberano de toda la tierra.

Esto debe llevarnos a examinarnos con profundidad. Si poseemos mucho conocimiento teológico, pero no lo practicamos en nuestro día a día, nuestro corazón se está endureciendo.

5) Un corazón endurecido se endurece más

Creo que un buen ejemplo de esta verdad es el mismo Faraón. Una y otra vez, plaga tras plaga, su corazón se endurece más. Muy probablemente, más de uno pensó que con la primera señal, el Faraón caería rendido al Señor. Sin embargo, el Faraón se endurece más.

Así que, una persona con un corazón endurecido se vuelve insensible al pecado. Querido lector, si has perdido la sensibilidad al pecado o si minimizas tu pecado, es porque tu corazón se ha endurecido.

Un corazón endurecido es insensible a la Palabra de Dios. / Foto: Envato Elements

El endurecimiento del corazón tiene consecuencias terribles, pero la más grave de todas es que te expone al juicio de Dios. Esto es precisamente lo que el apóstol Pablo enseña en Romanos 1. Según el versículo 18, los pecadores ocultan o restringen la verdad acerca de Dios, no lo honran ni le dan gracias. En contraste, cambian la verdad por la mentira (Ro 1:21-23) y adoran las cosas creadas en lugar del Creador. En otras palabras, se convierten en idólatras. Pero ¿qué hace Dios contra estas personas? “La ira de Dios [contra ellos] se revela desde el cielo” (Ro 1:18).

¿Cómo se manifiesta el justo juicio de Dios contra estas personas que restringen la verdad?

  • Romanos 1:24 – “Dios los entregó a la impureza en la lujuria de sus corazones”.
  • Romanos 1:26 – “Dios los entregó a pasiones degradantes”.
  • Romanos 1:28 – “Dios los entregó a una mente depravada”.

Debido a su corazón endurecido, una persona bajo el juicio de Dios es alguien a quien Dios ha dejado a disposición de sus propios pecados. Pero esto se pone cada vez peor, porque tener un corazón endurecido te expone al juicio final de Dios. Quiero que me acompañes al libro de Hebreos 3 para verlo claramente.

El endurecimiento del corazón tiene consecuencias terribles, pero la más grave de todas es que te expone al juicio de Dios. / Foto: Mstudio

Tengan cuidado, hermanos, no sea que en alguno de ustedes haya un corazón malo de incredulidad, para apartarse del Dios vivo. Antes, exhórtense los unos a los otros cada día, mientras todavía se dice: “Hoy”; no sea que alguno de ustedes sea endurecido por el engaño del pecado. Porque somos hechos partícipes de Cristo, si es que retenemos firme hasta el fin el principio de nuestra seguridad. Por lo cual se dice: “Si ustedes oyen hoy Su voz, no endurezcan sus corazones, como en la provocación” (Heb 3:12-15).

Ahora, observa el capítulo 4:1 en la versión NVI: “Por tanto, aunque la promesa de entrar en su reposo sigue vigente, cuidémonos, no sea que alguno de ustedes vaya a quedarse fuera”. ¿Y por qué fuera? Por el corazón endurecido. El corazón duro te excluye del reposo eterno con Cristo. Eso es triste. ¿Y saben por qué es triste? Porque todos somos Faraón.

Lamentablemente, la mala noticia que tengo para ti es que, por naturaleza, todos somos Faraón. Te guste o no, lo creas o no, todos somos como el Faraón, porque a causa del pecado, nuestro corazón no quiere escuchar ni obedecer la Palabra de Dios. Sin embargo, gracias a Dios, también tenemos buenas noticias para toda persona de corazón duro.

Antes de conocer a Cristo, todos somos como el Faraón, porque a causa del pecado, nuestro corazón no quiere escuchar ni obedecer la Palabra de Dios. / Foto: Unsplash

La solución para un corazón endurecido

Gracias al evangelio de Jesucristo, todos aquellos que vienen con fe y arrepentimiento reciben un nuevo corazón. Escucha lo que se dijo sobre el nuevo pacto que fue ratificado por Jesucristo:

Además, les daré un corazón nuevo y pondré un espíritu nuevo dentro de ustedes; quitaré de su carne el corazón de piedra y les daré un corazón de carne. Pondré dentro de ustedes Mi espíritu y haré que anden en Mis estatutos, y que cumplan cuidadosamente Mis ordenanzas (Ez 36:26-27).

Las buenas noticias son que Jesús nos hace partícipes del Nuevo Pacto, en el cual nuestro corazón es transformado, dejando de ser rebelde a la voz de Dios para volverse obediente a Él.

Querido lector,

Si te encuentras sin Cristo, no endurezcas más tu corazón y ven a Él para que tu corazón sea transformado.

Pero si ya estás en Cristo, debes recordar que, aunque tu corazón no será endurecido eternamente, la realidad es que sí puede endurecerse temporalmente. Es más, probablemente esa sea tu condición en este momento. Pero no tiene por qué ser así. Escucha la dulce voz del buen Pastor y sométete a Su voluntad, que obra para Su gloria y para tu bien.

Abraham Magallanes

Abraham Magallanes

Abraham Magallanes, siervo de Jesucristo.

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