Compartiré contigo algunas lecciones de la vida de Susannah Spurgeon, la esposa de Charles Spurgeon. Una mujer que fue su ayuda en todo, pero sorprendentemente lo fue mientras ella sufría una dolorosa enfermedad la cual le impedía hacer muchos de los que haceres del hogar, acompañar a su marido a sus compromisos, e incluso asistir a la iglesia. Estas lecciones de su vida me animaron y me exhortaron para que aun en medio de las debilidades (cansancio, sufrimiento, enfermedad entre otras), yo pueda ser la ayuda idónea para mi marido.
Encontraba gozo en ser la ayuda su marido
Ser ayuda idónea es la idea de nuestro bondadoso y sabio Creador. Antes de buscar la forma de serlo es necesario que nuestro corazón esté dispuesto a hacerlo. Aunque cada esposa es ayuda en diferentes maneras dependiendo de las necesidades específicas del esposo, todas estamos llamadas a deleitarnos en este rol asignado por Dios.
Susannah se deleitaba en ser ayuda de su esposo, no solo porque lo amaba, sino porque amaba al Señor y se deleitaba en sus mandamientos (Sal 119:16). Ayudar a Charles era un deleite porque su creador se lo había ordenado. Así lo expresó su biógrafo Ray Rhodes:
“Susie había abrazado los objetivos, planes y trabajo de Charles, y encontró su alegría en ayudarlo. Aunque las mujeres de la época disfrutaban de poca independencia y se esperaba que vivieran bajo la sombra de su esposo, la perspectiva relacional de Susie no se basaba en normas culturales; ella simplemente se deleitaba en someter su vida a un hombre como Charles.”
¿Te deleitas en ser la ayuda idónea de tu esposo? ¿Es algo que buscas y anhelas abrazar? ¿Te resistes a y quieres ser “más” que eso? Lo primero que debes hacer antes de buscar las maneras de cumplir con tu rol es tener un corazón dispuesto a obedecer, uno que se deleite en ese llamado porque es un mandato del Señor.
Amaba a su marido bíblicamente
Susannah es un ejemplo de amar al esposo bíblicamente, según 1 Cor 13:4-7. Una de las enseñanzas que más puedo destacar, es su decisión de nunca pensar mal de su marido. Charles era un hombre piadoso que amaba al Señor, sin embargo, tenía algunos descuidos para con ella que cualquiera podría considerarlos como motivos para discutir. Sin embargo, ella creía plenamente que aquellos descuidos no eran a causa de algo malo en él, sino al contario, buscaba los buenos motivos.
Muchas de las grandes discusiones en el matrimonio se deben a que las esposas piensan mal acerca de sus esposos. Algunas mujeres creen ser omniscientes y conocer las intenciones del corazón de sus esposos y en lugar de pensar en ellos favorablemente, piensan siempre mal.
Susannah consideraba a su esposo como el mejor hombre de Dios en la tierra y buscaba siempre el bien para él. Lo estimó más que a sí misma (Mt 22:39) y se sentía privilegiada de ser su esposa. Reía y lloraba con él, entendía el concepto bíblico de ser una sola carne (Mr 10:8) y se puede decir con toda seguridad que “ella también sufría y sentía los mismos dolores que Charles”
Si hemos entendido el concepto de que somos una sola carne con nuestro marido, no haremos nada que afecte a nuestro propio cuerpo (Ef 5:29), por el contrario, siempre buscaremos hacer el bien para nosotros. Cuando entendemos esto, somos ayuda de nuestro esposo de la manera correcta, no solo lloramos con él sino que buscamos la manera de que en medio del dolor se goce, nos gozamos con sus triunfos y nos interesamos por su bien constantemente.
Alentaba a su esposo en medio de la prueba y lo apuntaba hacia Cristo
Debemos ser ayuda para que nuestro esposo vea a Cristo en medio de cualquier situación y que su esperanza esté plenamente en Él. En lugar de ser una fuente de inseguridad, es necesario recordarles que estamos sostenidos en la roca bajo la soberanía del Señor, y que, aunque todas las circunstancias cambien, nuestro Dios es inmutable.
«Susie era una amiga leal y ayudante de Charles. Un ministerio como el de su esposo que atraía a multitudes masivas estaba listo para la calumnia y la incomprensión. Las grandes iglesias y los predicadores populares no eran raros en Londres, pero el apasionado evangelismo, la teología puritana y la metodología práctica de Charles contrastaban con los ministros más refinados de Londres. Según Conwell, Susannah fue un consolador alentador cuando Spurgeon se enfrentó a los ataques de los oponentes: Ella se puso de pie como un escudo entre él y las flechas de la maldad, apagando los dardos ardientes más fácilmente con el escudo del amor». Ella no solo buscaba consolarle con su amor, sino que le recordaba constantemente “mira a Cristo”
Oraba por su esposo
Jesús mostró con su vida la necesidad de la oración, Él oraba todo el tiempo al Padre, enseñó a sus discípulos a orar, los animó a hacerlo, y los exhortó cuando en lugar de orar dormían. Es tan maravilloso ver cómo el Dios todopoderoso que no necesita de nosotros, usa nuestras oraciones para cumplir Su voluntad.
Susannah se vió limitada para acompañar a su esposo en sus diferentes viajes y a la iglesia, sin embargo, aunque parecía ausente, su esposo sabía que estaba presente por medio de sus oraciones. Él tenía la confianza en que, aunque ella no estaba sentada a su lado, estaba intercediendo por él, y esto lo animaba y le fortalecía en la fe.
Nosotras tenemos a nuestro alcance esta herramienta maravillosa, la oración. Esta una de las formas que podemos ayudar a nuestros esposos, orar por ellos, por sabiduría, porque amen al Señor sobre todas las cosas, por fuerza en su trabajo, por su crecimiento espiritual. Cuando creas y sientas que no hay manera de ayudarle a tu esposo y te sientas frustrada por ello, recuerda que hay algo que puedes hacer y es orar por él.
Animaba a que su esposo estimara mas a Cristo que a ella
Cristo es la perla de gran valor, nada ni nadie puede reemplazarle y no podemos buscar que nosotras seamos más estimadas que Cristo en la vida de nuestros maridos. Susannah tomó una decisión antes de casarse: “Yo nunca, nunca seré un obstáculo [entre Cristo y Charles], tratando de ponerme primero en su corazón”
Ella animaba a su esposo a ver a Cristo en medio de la debilidad, del sufrimiento, e incluso en medio de la prosperidad, ella se gozaba en ver a su esposo más cercano a Cristo que a ella. ¿Que tanto nos importa a nosotros la relación de nuestros esposos con Cristo? Como esposas debemos ayudar para que ellos estimen más y más al Salvador, recordarles que cualquiera que sea la circunstancia deben ver a Cristo, propiciar que ellos puedan tener su tiempo con El Señor, y cuidar que ese tiempo sea precioso, sin interrupciones mientras esté a tu alcance.
Como conclusión podemos entender que nuestro llamado es hacer la vida de nuestros esposos lo más fácil posible siendo ayudas idóneas. Que ellos consideren nuestro hogar un sitio de refugio y apoyo porque hemos trabajado para que así sea. Podremos llegar a lograr todo esto si estamos creciendo en nuestra relación con Dios, esto también traerá descanso a nuestros maridos. Vale la pena recordar lo que un día dijo el pastor John MacArthur acerca de su esposa haciendo mención de que él podía hacer mucho en su ministerio, porque ella estaba atenta a todo lo que sucedía en el hogar y que ella misma tenía cuidado de su alma y de crecer día a día en santidad y comunión con Dios.
¿Estás siendo la ayuda idónea que tu marido necesita?
Bibliografía:
Las citas biográficas de Susannah Spurgeon han sido tomadas del libro escrito por Ray Rhodes, Susie: the Life and Legacy of Susannah Spurgeon, Wife of Charles H. Spurgeon (Chicago: Moody Publishers, 2018).