Siervos para Su gloria: Antes de hacer tienes que ser | Reseña

Todo pastor apreciará de manera especial lo que el pastor Miguel nos habla desde su conocimiento de las Escrituras, sus estudios y su experiencia pastoral.
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El Dr. Miguel Núñez nos trae otra vez ánimo, exhortación, edificación y claridad pastoral en su último libro Siervos para Su gloria: Antes de hacer tienes que ser. Todo pastor apreciará de manera especial lo que el pastor Miguel nos habla desde su conocimiento de las Escrituras, sus estudios y su experiencia pastoral. No sólo los pastores apreciarán este libro, sino que también esta obra es de gran utilidad a todo cristiano que anhela servir mejor, con el fundamento necesario y por las razones correctas, a su Señor. Encontrará en este libro una visión rayos x del corazón del asunto del servicio cristiano. El libro está dividido en catorce capítulos. Después de la introducción y el primer capítulo (Ser antes de hacer) todos tienen un encabezamiento idéntico en sus primeras palabras: Sé un siervo… y entonces hay una descripción de qué tipo de siervo hemos de ser: con un mundo organizado, de una mente bíblica, apartado, de su presencia, con una vida bien vivida, moldeado por el evangelio, para su gloria, espiritual, de influencia, de propósito, que vive su llamado, reflexivo, no seducido por el éxito. Desde la introducción el autor es muy claro al hablar de la intencionalidad que tiene toda obra literaria. Explica este mismo concepto para su propia obra e identifica cuál es la intención de ella. Desde el título y, particularmente, el subtítulo se ve lo que se quiere lograr con el libro: mostrar la importancia de ser antes que hacer. «Es lamentable y preocupante que el ser humano tenga una alta preocupación por las cosas que hace, mientras que no muestra una alta motivación por cultivar una vida interior que le permita manejar mucho mejor su vida exterior. Esto explica los grandes fracasos que de modo continuo vemos en la vida cotidiana, como cuando una persona no preparada interiormente se lanzó a hacer algo, aunque su carácter no tenía la madurez o la fortaleza necesaria para sostenerse en la carrera hasta alcanzar los objetivos… Cuando el carácter no ha sido formado antes de servir, es mucho el daño que podemos causar» (pp. 8-9). Cuan indispensable es este mensaje. Uno puede tener habilidades, reputación, ser conocido, tener mucho conocimiento bíblico, pero sin el carácter y la madurez para acompañar al individuo estos elementos pueden causar más daño que ayuda en el cuerpo de Cristo. El Dr. Núñez observa correctamente la gran necesidad de abarcar este tema para nuestro contexto y para nuestro tiempo. Es evidente en el libro no solo el conocimiento del tema, sino también la experiencia pastoral que lo acompaña. El libro comienza ampliando lo que es esencialmente el tema del libro: ser antes de hacer. «Tenemos que ser antes de hacer o sufriremos las consecuencias» (p. 12). El primer capítulo cubre varios ejemplos bíblicos de este principio como el criterio alto para una tarea aparentemente sencilla de servir las mesas para liberar a los apóstoles a enfocarse en su llamado principal (Hch. 6). «Si alguien no está listo para dirigir su propio mundo, mucho menos lo estará para dirigir el mundo de otros a su alrededor» (p. 14). Concuerdo totalmente con el autor. La realidad es que hay una necesidad de tener tiempo para que el carácter sea formado. Vivimos en una era donde todo es instantáneo. A un mensaje de Facebook o de WhatsApp se espera una respuesta rápida. En el internet una publicación puede rápidamente ser vista por muchos. Vivimos en tiempos acelerados. Pero no hay atajos para la madurez espiritual y no hay atajos para la formación de líderes maduros. La brevedad de esta reseña no permite un comentario detallado de cada capítulo, pero vale la pena mencionar algunos puntos sobresalientes del libro. Ser un siervo con un mundo interior organizado requiere priorizar nuestra relación con Dios por encima de todo lo demás. ¿Cuántos hemos caído en el problema de desequilibrarnos y en el proceso de servir negar, como Marta, lo más importante: estar quietos a los pies de Cristo? «Los problemas que cosechamos en la vida son los intereses que pagamos por las cosas que dejamos de hacer de manera prioritaria. Esa desorganización se produce en el interior del individuo antes que el exterior» (p. 42). El capítulo que nos habla sobre ser un siervo apartado enfatiza algo que necesitamos enfatizar en nuestro tiempo en que hemos enfatizado mucho la doctrina de la justificación pero quizás no suficiente la doctrina de la santificación. Hemos sido llamados a ser santos como Dios es Santo. «Nuestra mente, nuestro corazón, nuestra voluntad y aún los miembros de nuestro cuerpo tienen que ser santificados para ser usados por nuestro Dios… Necesitamos mantener vidas santas si queremos que Dios nos use» (pp. 75, 79). En el capítulo que habla de un siervo de su presencia, se hace referencia al siervo que está más interesado en la fama del nombre de Dios y no en la propia. El capítulo 6 nos ayuda a entender lo que es una vida bien vivida. Hay que definir esto correctamente. Es una vida alineada a la voluntad de Dios. El capítulo tiene muy buenos ejemplos bíblicos e históricos de hombres que terminaron bien sus carreras y otros que las terminaron mal. «Podemos alcanzar las metas y estar fuera de la voluntad de Dios. Podemos alcanzar las metas y destruir a otros a nuestro alrededor. Podemos alcanzar las metas aun en la iglesia y no haber glorificado a Dios» (p. 102). En el capítulo 8, que tiene el mismo título del libro, el autor nos habla de la importancia de la verdadera humildad de aquellos que buscamos servir a Dios. «Un líder común y corriente, como hemos visto en el mundo secular y aun en la Iglesia de Cristo, usará sus privilegios para promoverse a sí mismo; pero el siervo usará sus privilegios para avanzar la causa del reino» (p. 137). En el capítulo titulado «Sé un siervo espiritual», el pastor Núñez nos comenta: «No debiéramos exigirles a los demás lo que no podemos modelar en nuestras vidas primero porque el otro inmediatamente observará la dicotomía que existe entre lo que enseñamos y lo que vivimos. Los líderes vivimos en casas de vidrio, de forma constante bajo el escrutinio de los demás» (p. 156). De ahí la importancia que el líder sea realmente una persona espiritual, madura. En este capítulo hay una excelente cita de Napoleón observando la tremenda influencia que Jesucristo tuvo sin usar fuerza en su liderazgo: «Por eso Bonaparte decía que Jesús es el ejemplo de liderazgo más grande que jamás haya existido» (p. 159). Hay muchas perlas de sabiduría en el capítulo sobre ser un líder de influencia. El autor hace un lindo contraste entre el líder orgulloso y el líder humilde. Noten esta descripción del líder orgulloso: «El líder orgulloso no tolera que otros lideren con él porque percibe a los demás como competencia y eso lo hace sentir amenazado, una y otra vez. Por eso, los líderes orgullosos tienden a liderar solos; no toleran el más mínimo cuestionamiento de parte de los demás o temen que estos pudieran irse de su lado en cualquier momento y levantar tienda aparte» (p. 176). El capítulo titulado «Sé un siervo que vive su llamado» nos ayuda a entender la correcta definición (o más amplia) del llamado. Todo cristiano ha sido llamado. Todo cristiano ha sido llamado a servir y vivir según el propósito por el cual Dios lo dejó en la tierra. Ahí encuentra su verdadera satisfacción. El libro es de gran valor por su análisis acertado de la gran necesidad de que miembros y pastores sirvan para la gloria de Dios con el fundamento correcto. Una de las fortalezas del libro es la cantidad de buenos ejemplos, citas y defensas bíblicas del tema, como también el análisis pastoral. Es evidente cuando un libro ha sido escrito por alguien que ha vivido las experiencias pastorales descritas en ella. La única crítica constructiva que considero necesario mencionar desde el punto de vista de un lector es el uso del «nosotros». Esta observación es mi opinión subjetiva no como autor experimentado (ya que no lo soy) sino como lector. Entiendo que es una cuestión de estilo utilizar «nosotros» para referirse a uno mismo, pero considero que esto tiende a distraer en su uso repetido del mensaje directo que el pastor quiere lograr con su audiencia. Más allá de este detalle, este es un libro altamente recomendado para pastores, pero también para dar a personas en la iglesia que anhelan servir más y mejor a su Dios.


Puedes adquirir el libro «Siervos para su gloria» en copia física en Amazon y su versión en Kindle.

Greg Travis

Greg Travis es miembro del consejo pastoral de Soldados de Jesucristo y del concilio de Coalición por el Evangelio. Se crió en México y Argentina como hijo de misioneros. Actualmente es misionero y pastor de la Iglesia Bíblica de City Bell, Argentina, y sirve en la capacitación de líderes y pastores. Está casado con Caro, y juntos tienen tres hijos.

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