PRESENTADOR:
La pregunta de hoy la hace una oyente llamada Lindsey: “Pastor John, usted ha hablado antes acerca de cómo ha caminado a través de algunas temporadas difíciles en su matrimonio a lo largo de los años. Si pudiera retroceder en el tiempo unas décadas para hablar con John Piper más joven y darle consejos sabios basados en lo que ha aprendido sobre el matrimonio, ¿qué le diría? ¿A qué expectativas le diría que renunciara y qué le diría que practicara?”.
JOHN PIPER:
Yo le diría: “John, contempla el misterio de esta unión. Contempla el misterio de esta asombrosa unión forjada por Dios. De todos los millones de matrimonios que hay en la tierra, ninguno es simplemente humano, incluido el tuyo. Ninguno, incluido el tuyo, es simplemente natural. Todos son mucho más. Todos son asombrosos. Levanta tus ojos, John Piper —joven, recién casado John Piper—. Levanta tus ojos para ver en lo que te has metido: un asombroso misterio forjado por Dios”.
Así es como Marcos 10:9 lo dice: “Por tanto, lo que Dios ha unido, ningún hombre lo separe”. Este es un misterio hecho por Dios. Cuando el pastor dice: “Los declaro marido y mujer”, no está creando el matrimonio. Él no lo hace. Dios lo hace: “lo que Dios ha unido…”. El matrimonio no está hecho por el hombre; ni siquiera para los incrédulos. Dios une a las personas a través de promesas y pactos en una sola carne. Ahora existe algo nuevo.
“Así que, John Piper, levanta tus ojos para ver esta realidad, y date cuenta de las interminables implicaciones de esto para tu vida. Y una de ellas es que es irrompible durante la vida de ambos cónyuges. Solo la muerte la rompe”. Noël y yo dijimos (y yo me diría de nuevo): “El divorcio no es la solución a ninguna de nuestras miserias cuando las tengamos”. Y las hemos tenido. Así que ni siquiera lo consideres. Ni siquiera lo contemples. La muerte pone fin a esta unión que Dios ha creado. Nada más.
Mira el misterio
Me diría: “Mira el misterio del matrimonio, que fue concebido por Dios en la historia como modelo para la iglesia y Cristo”.
A veces pensamos al revés. Pensamos: “Bueno, mira, ahí está la iglesia. ¿Cómo puedes describir el matrimonio considerando a la iglesia? Describamos el matrimonio de la manera en que Cristo se relaciona con la iglesia”. No, no, no. El matrimonio vino primero. El matrimonio vino a la historia primero, y llegó primero para que la iglesia sea considerada a la luz de ese matrimonio y para que el matrimonio sea relacionado con la iglesia y con Cristo.
Así que le diría a mi yo más joven, basado en Efesios 5:31-32: “Por esto el hombre dejará a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y los dos serán una sola carne. Grande es este misterio, pero hablo con referencia a Cristo y a la iglesia”. Yo me diría: “John, mira el misterio de lo que esto significa para tu amor por esta mujer. Este es un océano sin fondo de sabiduría para ti. Ámala como Cristo ama a la iglesia”.
Esta mañana canté el himno de Samuel Crossman titulado “Mi canción es sobre un amor extraordinario”, que tiene estas dos líneas:
Mi canción es sobre un amor extraordinario, el amor del Salvador por mí.
Amor a los enemigos, para que puedan ser amigos.
Incluso antes de que me hicieras esta pregunta pensé: “Ese es el misterio del matrimonio”. Amas a tu esposa para hacerla hermosa. No la amas simplemente porque es encantadora. Cuando tenga 70 años no será encantadora como cuando tenía 20. Es mejor que la ames para que sea hermosa, que es exactamente lo que Cristo hace por nosotros.
Yo insistiría al joven John Piper, y le diría: “Sí, te casaste con una joven muy bonita, y estás muy entusiasmado respecto a muchas cosas en ella. Será mejor que no dejes que esa sea la forma principal de relacionarte con ella. De lo contrario, te resultará contraproducente, porque estarás sacando constantemente tu fuerza para amarla de su hermosura en lugar de hacerlo del amor de Cristo por ti y del evangelio. Debes amarla basado en el amor de Cristo por ti para que ella sea encantadora en tu amor”. Yo insistiría mucho en eso.
Luego diría: “Que esto, John Piper, quebrante tu corazón, porque no la amas así. Deja que esto te lleve a Cristo en busca de perdón, justificación y renovación. Deja que se rompa tu concepto de ser un excelente líder que dirige tu matrimonio como Cristo. Deja que tu corazón sea quebrantado porque no eres un líder como Cristo, para que así seas transformado y comiences a liderar con paciencia y humildad”.
Acaba con la autocompasión
Entonces le diría —y esto es personal, porque me han pedido que responda basado en mi experiencia—: “John Piper, eres joven y tienes que darte cuenta de que la autocompasión será un problema para ti toda la vida. Acaba con la necesidad de recibir compasión como si fueras un niño pequeño. Acaba con la necesidad de que mamá te bese el golpecito y te cuide hasta que te mejores. Termina con eso.
Deja de lamentarte y de enojarte cuando no consigas lo que quieres, lo cual es tan inmaduro y está tan integrado en tu forma de ser. Serás decepcionado continuamente, porque eres un intenso perfeccionista que tiene muchos deseos y, por tanto, tus deseos no serán satisfechos tan a menudo como te gustaría.
En lugar de lamentarte y compadecerte de ti mismo, saca fuerzas, John Piper. Saca fuerzas de Cristo para dejar de reaccionar y, en lugar de eso, toma iniciativas con esperanza para esta familia. Trae fuerza a esta familia. No utilices a esta familia. No te vayas a lamentar a un rincón cuando no satisfagan tus necesidades. Sal del rincón buscando en Cristo fuerza y esperanza. Necesitan que seas un líder, no que devuelvas mal por mal”.
Ten un corazón tierno
Esto es lo último que diría: “Sé tierno de corazón, John. Sé tierno con tus palabras, John. Sé tierno con tus manos, John. Incluso en los momentos más difíciles con esta mujer. No devuelvas dureza por dureza. No devuelvas herida por herida. No seas cortante cuando ella sea cortante contigo. Una respuesta suave puede restaurar su alma.
Recuerda, John Piper, que este matrimonio es temporal. Es una sombra, no una realidad. No habrá ningún matrimonio ni se darán en matrimonio en el cielo, y por tanto esta relación es una parábola, John, que apunta a algo mucho más grande.
Acude a Jesús y considera Su relación contigo. Obtén de Él toda la fuerza que necesitas y luego regresa y, sí, saborea este regalo ahora. No menosprecies este regalo. Es un verdadero regalo. Es un regalo hermoso. Disfruta el sexo, la amistad y el gozo del compañerismo con la mujer de tu vida. Pero debes saber que tu matrimonio siempre apunta a algo más grande, algo real con Cristo”.
Yo diría algo así.
Episodio original en inglés: https://www.desiringgod.org/interviews/what-advice-would-you-give-newly-married-john-piper