Debemos hacer un fuerte trabajo para explicar el verdadero arrepentimiento bíblico cuando compartimos el evangelio con cualquier persona. Lamentarse y arrepentirse por los pecados son dos actos completamente diferentes que producen dos frutos muy diferentes a largo plazo en la vida. El pecado es grave para Dios, nos separa de él. El arrepentimiento es un apartarse de ese pecado. La dificultad pastoral al ministrar personas con vidas rotas y caóticas está en las diferentes evidencias del arrepentimiento. Toma el caso de Innocencia, una niña de 13 años de la calle del norte de Brasil. Había vivido en la calle durante la mayor parte de su corta vida. Sus padres la abandonaron a los 5 años de edad y a partir de los 6 años de edad ella había vendido su cuerpo por sexo para pagar la comida y mantener su hábito de inhalar pegamento. Cuando la encontramos, ella estaba completamente mal. Uno de sus brazos había sido mutilado en una paliza que un apostador le propinó en la calle, le faltaban todos sus dientes y había sido violada innumerables veces. Un día, cuando ella oyó la verdad transformadora de la vida acerca de Dios, su posición pecaminosa delante de él y la buena noticia de lo que Jesús había hecho, quiso arrepentirse en el acto. Oramos con ella y confiamos en que ella había hecho una verdadera profesión de fe. Varios días después encontramos a Innocencia apenas consciente en las calles, con una bolsa de pegamento industrial a sus pies (por cierto, un veneno mucho más mortífero que la heroína). Mi equipo brasileño estaba devastado y enojado; su arrepentimiento había parecido ¡tan genuino! La pusimos en pie, la limpiaron en nuestro centro y le hablamos del compromiso que había hecho con Cristo. «Oh, Pastor Mez», dijo, «Yo amo a Jesús. Me he apartado de mi pecado. Anoche rechacé a un cliente y ahora solo estoy consumiendo 6 bolsas al día en lugar de 10». Ella me sonrió con orgullo y me sentí escarmentado. ¿Estaba yo realmente esperando que ella fuera un producto terminado en el primer día después de su conversión? El arrepentimiento en los barrios de Escocia no es diferente, aunque no a menudo tan extremo. ¿Qué tal el hombre que viene a Cristo, tiene tres hijos de dos mujeres diferentes, y quiere alejarse de su pasado pecaminoso y abusivo, y ser un padre piadoso para sus hijos? ¿Qué evidencias tiene el arrepentimiento en él? Sea como sea, el asunto no será simple y limpio. Para las personas en situaciones desordenadas, el arrepentimiento implicará tomar decisiones difíciles y lidiar con las consecuencias de un estilo de vida egoísta y pecaminoso. Sharon era una mujer de unos treinta años que venía de un terrible pasado. Ella tenía cuatro hijos y las autoridades locales se los habían quitado todos. Había cumplido innumerables condenas de prisión por robos menores y delitos de drogas. Ella era ruidosa, temeraria y la líder de una pandilla de ladrones del centro de su ciudad local. Ella llegó a un centro donde yo estaba trabajando como voluntario y me escuchó explicar el evangelio mientras compartía lo que Cristo había hecho en mi vida. Ella vino a mí con lágrimas en los ojos y dijo: «Quiero a Jesús en mi vida. Quiero ser cambiada como lo has sido tú». Ella ganó mi corazón. La miré y le dije: «Tiene un gran costo y tienes que saber esto. Tuve que darle la espalda a todo lo que conocía, incluyendo mis amigos e incluso algunos miembros de la familia para poder crecer verdaderamente como cristiano. Desde ese día hasta hoy han pasado diez años de doloroso crecimiento. No sucede de la noche a la mañana. Jesús nos pide tener en cuenta el costo antes de que aceptemos seguirlo. No quiere que seamos engañados pensando que la vida se hará más fácil. De hecho, posiblemente será más difícil cuando los amigos nos rechacen y malinterpreten nuestros motivos por abrazar esta nueva vida. ¿Por qué no te vas y piensas en eso, y regresas mañana? Si crees que Dios realmente te está llamando a arrepentirte y convertirte de tus pecados, entonces ven conmigo aquí mañana por la mañana». Nunca más supe de ella. ¿Hice lo correcto? Creo que sí. Lo he hecho muchas veces desde entonces. Trabajando con personas vulnerables, la tentación es empujarlos a alguna forma de compromiso en sus estados emocionalmente frágiles. Es fácil de hacer y la gente de los fondos más pobres pueden ser fácilmente manipulados en seguir a Jesús por toda una serie de razones. Pero el arrepentimiento genuino es una obra del Espíritu de Dios, y le hacemos a la gente un enorme daño si no les presentamos el costo de seguir a Cristo. Una de mis preguntas favoritas que les hago a los adictos a las drogas que a menudo se sientan en mi oficina y me preguntan si pueden «ser salvos» es: «¿Qué estás dispuesto a dar para seguir a Jesucristo?» Si la respuesta no es, «todo» entonces no están listos y no han entendido el mensaje del evangelio. La respuesta habitual es, «Mez, haré cualquier cosa». Mi respuesta: «¿Lo que sea? ¿Estás seguro? De acuerdo, dame tu teléfono móvil para que pueda tomar tu tarjeta SIM y borrar los números de tu distribuidor». Noventa y nueve por ciento del tiempo se levantan y salen. Si no pueden pagar ese precio entonces no pagarán el de seguir a Cristo. Nota del editor: Este artículo fue adaptado de La Iglesia en lugares difíciles: cómo la Iglesia local trae vida a los pobres y necesitados por MezMcConnell y Mike McKinley. Artículo publicado originalmente en 20Schemes | Traducido con permiso por María Andreina