Las tentaciones particulares de los hombres jóvenes

Los hombres jóvenes tienen muchas dificultades. De muchas maneras, este mundo parece estar diseñado para aprovechar sus debilidades, defectos e inmadureces. Salomón lamentó esto en su día y comentó sobre las mujeres seductoras y prostitutas que esperaban a los jóvenes. También habló de la inmadurez y la impiedad de los jóvenes que los hacían especialmente propensos a la tristeza de tropezar o que saltaban con gozo a las trampas y los lazos que se les ponían. Hoy Salomón podría escribir sobre las diversiones siempre presentes, la proliferación de la pornografía, el surgimiento de los mensajes sexuales (sexting), el pensamiento sin sentido que tan a menudo impregna las mentes y los espíritus de los jóvenes. Me gusta compartir tiempo con los jóvenes, aconsejarlos y asegurarles que esta etapa en sus vidas tiene gran significado. Mientras hablamos, encuentro una serie de tentaciones comunes que enfrentan mientras atraviesan por su adolescencia y sus años después de los 20. A continuación, describo las tentaciones particulares que veo hoy:

Falta de propósito 

La falta de propósito puede ser la principal lucha para los jóvenes, pues es lo que alimenta otros vicios. No creo que nosotros, como cristianos mayores, hemos hecho un buen trabajo en comunicar el propósito de estos años. No creo que hayamos ayudado a los jóvenes a ver su importancia para establecer una base sólida o una inestable para los años venideros. En los años de la juventud puede ser difícil para los jóvenes conocer su propósito, saber cómo utilizar mejor su tiempo. El entusiasmo a menudo supera las oportunidades y la capacidad. Todavía no se han demostrado dignos y capaces de aceptar una responsabilidad significativa, por lo que les damos poco que hacer, les confiamos sólo las tareas más simples y menos significativas. No les enseñamos que hoy están construyendo la casa en la que tendrán que vivir el resto de sus vidas. Con poco sentido de propósito, se alejan de las responsabilidades en lugar de abrazarlas, desperdician los años en lugar de aprovecharlos.

Ociosidad

Una de las grandes tentaciones de los jóvenes es la ociosidad, el desperdicio de días, fines de semana, meses, estaciones o incluso años. La ociosidad puede tomar muchas formas, pero hoy se exhibe más a menudo en el entretenimiento: interminables horas de televisión, películas o videojuegos. El entretenimiento es un buen regalo de Dios que puede ayudarnos a descansar del estrés y cansancio de la vida, pero el entretenimiento rápidamente se convierte en ociosidad si se toma más tiempo de lo necesario para descansar del trabajo duro que Dios nos da, el cual está destinado a tomar la mejor parte de nuestro tiempo y energía. Fuimos creados para trabajar, no para descansar; no trabajamos para ganar descanso, sino que descansamos para trabajar aún más. Charles Spurgeon una vez advirtió, “el hombre más probable de ir al infierno es el hombre que no tiene nada que hacer en la tierra. La gente ociosa tienta al diablo a tentarlos”. Cuando los jóvenes pasan su tiempo en la ociosidad, se abren a un mundo de tentación. Si direccionamos el propósito, también direccionaremos (a un camino contrario) la ociosidad, porque aquellos que abracen su propósito serán motivados a redimir su tiempo. Cuando el pecado se ve delicioso

Orgullo

Los hombres jóvenes tienden a tener en alta estima sus propias habilidades y su propia sabiduría, pero lo hacen en menosprecio de las habilidades y la sabiduría de los que son mayores. La gran vergüenza de los jóvenes es que dicen demasiado y escuchan muy poco; actúan demasiado y observan muy poco. De esta manera y de tantas otras, exhiben orgullo, el viejo enemigo de toda la humanidad. Los hombres jóvenes necesitan crecer en la conciencia de sí mismos para que, a su vez, puedan crecer en humildad. Necesitan entender su propia estupidez y buscar el consejo y mentoría de aquellos que son más viejos y más sabios. Necesitan aprender a escuchar mucho y hablar menos; necesitan observar bien y actuar con prudencia. En resumen, tienen que matar el pecado del orgullo y dar vida a la virtud de la humildad.

Falta de autocontrol

Los hombres jóvenes prácticamente en su totalidad exhiben falta de autocontrol, especialmente en el área de su sexualidad. La mayoría experimenta un despertar sexual mucho antes de que estén listos para tener novia y posteriormente casarse. En lugar de permitir que el deseo sexual les motive y aumente su autocontrol, permiten a sus ojos vagar y a sus mentes fantasear. Comienzan a masturbarse y quedan rápidamente cautivados por el placer sexual, permitiendo que su comportamiento progrese de ocasional a repetido hasta ser compulsivo. Experimentan la culpa y la vergüenza, incluso se deshacen de toda restricción para perseguir la pornografía u otras formas de pecado sexual. Eventualmente entran en el matrimonio y la vida adulta habiéndose entrenado en la permisión sexual y disfunciones, y pronto se dan cuenta que a su esposa no le interesa ser parte de su falta de autocontrol, esos patrones son tan fáciles de establecer y tan difíciles de romper. Aquellos que son decididos, trabajadores y humildes, son quienes tienden a experimentar el mayor crecimiento en el autocontrol, que aplastan los patrones del pecado sexual y que experimentan las bendiciones de la obediencia. Lo que Dios quiere hacer en los hombres jóvenes raramente son grandes acciones que sean visibles para todo el mundo, sino una construcción invisible de un fundamento de carácter piadoso que les servirá para el resto de sus vidas. Es por la gracia de Dios que pocos hombres tienen logros notables en su adolescencia o a los veinte años, porque la mayoría son demasiado inmaduros para manejar el éxito y la alabanza. Incluso Jesús no tuvo logros —al menos ninguno que la historia haya registrado— hasta que cumplió los treinta años. Sus actos no fueron registrados hasta su cuarta década. Sin embargo, estos años no fueron desperdiciados, porque en ellos “crecía en sabiduría, en estatura y en gracia para con Dios y con los hombres” (Lucas 2:52). Sólo hasta entonces Él estuvo preparado para aparecer en público, sólo hasta entonces Él estuvo preparado para asumir su ministerio. Este artículo fue publicado originalmente en inglés en Challies.com.

Tim Challies

Tim Challies es uno de los blogueros cristianos más leídos en los Estados Unidos y cuyo BLOG ( challies.com ) ha publicado contenido de sana doctrina por más de 7000 días consecutivos. Tim es esposo de Aileen, padre de dos niñas adolescentes y un hijo que espera en el cielo. Adora y sirve como pastor en la Iglesia Grace Fellowship en Toronto, Ontario, donde principalmente trabaja con mentoría y discipulado.

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