«¡Dios te ama!» Ya lo has oído antes, especialmente si estuviste expuesto a la clase de enseñanza cristiana que yo recibí durante toda mi infancia. Estas tres palabras formaron en conjunto el mensaje que aprendí acerca de Dios cuando era niño. Parecía que, para cada lección de la escuela dominical, cada clase de religión en la academia cristiana que asistía, y cada vez que alguien me hablaba de Dios, la declaración en resumen era «Dios realmente te ama». No me malinterpreten, debemos estar profundamente agradecidos por la generación que nos precedió, que construyó ministerios sobre esta asombrosa verdad bíblica. Es maravillosamente insondable. Pero, cuando somos golpeados en la cara por la vida real, no podemos simplemente decir «Dios te ama». Debemos dar el siguiente paso y preguntarnos, ¿Cómo me ama Dios? Si no hacemos esta pregunta, inevitablemente interpretaremos el amor de Dios a través de nuestras propias definiciones personales de amor. Entonces, cuando los detalles de nuestras vidas no coinciden con esas definiciones, tropezamos. En el mejor de los casos, nos alejamos confundidos. En el peor de los casos, como hacen tantos jóvenes, nos alejamos completamente de Dios asumiendo que Él no es amoroso como se nos ha dicho – o tal vez no sea real en absoluto.
Golpeado con la realidad
Tenía diez años de edad el día en que mi mundo cambió. «Hay algo que tengo que decirte», dijo mi madre cuando las lágrimas empezaron a brotar, y su voz comenzó a temblar. Tu padre está en el hospital. Tuvo un derrame cerebral masivo. Eso fue todo lo que pudo decir antes de estallar en lágrimas. Mi padre se suponía que moriría ese día. Por la gracia de Dios sorprendentemente sobrevivió. Pero el daño había sido hecho –tenía daño cerebral severo, y ninguna de nuestras vidas sería la misma. Durante los siguientes años, luché reconciliando la verdad de que Dios me ama con la realidad del dolor de mi familia. Me tomó más de una década encontrar las respuestas que buscaba, pero cuando leí a través de Juan 11:3-6, finalmente comencé a interpretar correctamente mi dolor a través del lente del amor de Dios. Las respuestas en este pasaje no son fáciles, pero cuando le damos el verdadero valor a esos versículos, son extremadamente hermosos y sanadores. Estos cuatro versos contienen las respuestas que nuestros corazones buscan mientras buscamos abrazar el amor de Dios, y al mismo tiempo ser honestos con el dolor que experimentamos.
¿Un amor que deja morir?
Juan 11:3-6 nos enseña que Dios realmente nos ama, pero su amor a menudo parece muy diferente de lo que esperamos: Y las hermanas le enviaron diciendo: «Señor, mira, el que tú amas está enfermo». Pero cuando Jesús lo oyó, dijo: «Esta enfermedad no es para muerte, sino para la gloria de Dios, para que el Hijo de Dios sea glorificado por medio de ella». Jesús amaba a Marta, a su hermana y a Lázaro. Entonces, cuando oyó que Lázaro estaba enfermo, se quedó dos días más en el lugar donde estaba. Las dos últimas frases son quizá las dos frases más impactantes unidas entre sí en toda la Escritura. La mayoría de nosotros simplemente no sabemos qué hacer con estos versículos, especialmente con la palabra «entonces» en el versículo 6. Jesús amaba a Lázaro y a su familia, ¿entonces dejó morir a Lázaro? ¿Qué se supone que hagas con eso?
No es un problema de traducción
Bueno, en la traducción de la Biblia de la NVI de 1984 con la que crecí leyendo, ellos solo cambiaron de «entonces» a «a pesar de eso». Se lee: «Jesús amaba a Marta, a su hermana y a Lázaro. A pesar de eso, cuando oyó que Lázaro estaba enfermo, se quedó dos días más. En la NTV, los traductores añadieron un «aunque»: «Aunque Jesús amaba a Marta, a María y a Lázaro, se quedó donde estaba dos días más». Pero como John Piper explica en su serie de enseñanza «Look at the Book» (Mirar el Libro) que cubre a Juan 11:1-6, la palabra griega al comienzo de Juan 11:6 introduce una inferencia, que hace necesaria la traducción «entonces» a «por lo tanto». Creo que presentamos estas formas alternativas de traducir este versículo porque nuestra comprensión de la manera en que Dios nos ama es muy diferente de lo que Juan escribe aquí. Es fácil asumir que hay un problema de traducción, ya que parece no tener sentido en nuestras mentes humanas que Jesús permita que Lázaro muera porque Él lo ama. El problema es que estamos tratando de forzar nuestra comprensión del amor de Dios en este versículo, y no es apropiado. La palabra claramente es «entonces», y debemos lidiar con eso. Jesús amaba a esta familia, entonces se mantuvo alejado. Tenemos que dejar que ese entendimiento se profundice. Al parecer, el amor de Dios no se expresa en su máxima y mejor expresión salvándonos de las pruebas, sino más bien glorificándose a sí mismo a través de ellas.
El amor en su máximo punto
El amor de Dios por ti, se expresa siempre en su forma más elevada cuando Jesucristo es glorificado en tu vida. Esto es lo que nos enseña Juan 11: 3-6. Dios amó a Lázaro, así que Dios se glorificó exaltando a Jesucristo a través de él. La mayor necesidad de Lázaro no era ser sanado, sino ver la gloria del Hijo de Dios. Y porque Dios nos ama a ti y a mí tanto como a Lázaro, el plan de Dios para nosotros es el mismo. Los casos serán únicos para cada uno de nosotros, pero la definición de amor de Dios no cambia. Dios siempre está dispuesto a permitir que el dolor a corto plazo produzca gloria eterna y placer a través de Jesucristo en aquellos a quienes ama. Los detalles externos de tu vida podrían ser similares para el resto de tus días. Podrías tener el mismo trabajo aburrido por los próximos treinta años. Tal vez nunca te cases. Tu matrimonio nunca podría ser mucho mejor. El daño cerebral podría permanecer. Pero si aprendes a amar la gloria de Dios en tu vida, tanto en el juicio como en el triunfo, tanto en el cansancio como en la emoción, tanto en el dolor como en el placer, experimentarás la libertad que Jesús vino a dar. Cuando tu alegría ya no esté ligada a tus acontecimientos en la vida, sino a la vida de Cristo, serás libre en el más puro sentido. Si puedes comprender esta verdad expresada a través de esa única palabra, que vincula estos dos versículos tremendamente esclarecedores, todo será diferente para ti. Si el punto central de tu vida se convierte en la gloria de Dios en todos los altos y bajos, nada será nunca lo mismo. Dios te ama. Así que Él va a hacer lo que le exalte más a lo largo de tu vida. Artículo publicado en Desiring God | Traducido por María Andreina