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PRESENTADOR:

Pastor John, dada su clara opinión sobre el divorcio y el nuevo matrimonio, recibimos muchas preguntas al respecto. A continuación, leo una de Lisa, una oyente del podcast: “Estimado pastor John, leí su extenso artículo sobre el divorcio y el nuevo matrimonio, y estuve de acuerdo con usted en la mayoría de lo que escribió. Cerca del final del artículo, usted reafirmó que solo Dios puede poner fin a un matrimonio. Sí. Luego continuó diciendo que permanecer en un nuevo matrimonio después de un divorcio es correcto. Me di cuenta de que no citó ningún versículo de las Escrituras para respaldar eso. Ahí es donde ya no estuve de acuerdo. Todas las otras Escrituras parecen demostrar que es imposible terminar con el matrimonio. ¿Hay algún pasaje que sugiera que un cónyuge divorciado debe permanecer en su nuevo matrimonio?”.

JOHN PIPER:

¿Debería permanecer en este matrimonio?

Es importante señalar que esta pregunta que se está haciendo es una pregunta que todos deben enfrentar, no solo yo con mi punto de vista conservador sobre el divorcio y el nuevo matrimonio. Es una pregunta que todos deben enfrentar, excepto aquellos que piensan que todo divorcio y nuevo matrimonio es bíblico. Si tienes algún límite en tu punto de vista sobre el divorcio y el nuevo matrimonio, tarde o temprano te encontrarás con una pareja que ha transgredido incluso tus límites y están en un matrimonio en el que no deberían haber entrado —en el que tú crees que no deberían haber entrado—. Esta pregunta no es solo para personas con mi punto de vista.

Entonces, este es un asunto relevante para casi todos los cristianos. Si el matrimonio en el que estás fue contraído injustamente, no debiste contraerlo. Pero, ¿debes permanecer en él? Esa es la pregunta. Y mi respuesta es: sí. Arrepiéntanse honestamente el uno ante el otro, y ambos ante Dios. Admitan que ese matrimonio no debería haber sucedido. Pídanse perdón el uno al otro, y pidan perdón a Dios, e incluso quizás a sus ex-cónyuges. Y luego cumplan las promesas que se hicieron el uno al otro cuando hicieron sus votos, en lugar de quebrantar su no cumplir su palabra por segunda vez.

La pregunta de Lisa es esta: ¿existen textos bíblicos que respalden esa opinión? En otras palabras: “Eso es lo que tú dices, Piper. Pero ¿qué dice la Biblia?”. Y quiero decir aquí lo siguiente: podría estar equivocado en esto. Podría estar haciendo inferencias ilegítimas en los versículos que citaré. Pero me parece que hay tres, cuatro o más indicadores en esta dirección en la Biblia, y mencionaré algunos a continuación.

1. Los gabaonitas

En Josué 9 se cuenta la historia de los gabaonitas que, como recordarán, oyeron que Josué y los israelitas estaban destruyendo muchas ciudades, y ellos no querían ser destruidos. Ellos sabían que eran los siguientes en la lista de destrucción, así que fingieron ser de un país lejano. Mintieron a Josué y le hicieron prometer que no los mataría porque no estaban en su territorio.

Josué hizo un voto y les juró ante Dios que no los mataría. Luego descubrió que le habían mentido. Josué 9:19 dice: “todos los jefes dijeron a la congregación: ‘Nosotros les hemos jurado por el Señor, Dios de Israel, y ahora no podemos tocarlos’”.

Hay dos razones por las que no debieron haber hecho este voto: (1) los gabaonitas les estaban mintiendo, y (2) porque dice explícitamente que no consultaron a Dios —quien tenía la intención explícita de que los gabaonitas fueran destruidos (por lo que leemos en Josué 9:14 y 24)—.

Ahora, ellos cumplieron su promesa, la cual nunca debían haber hecho en esas circunstancias, elevando así la importancia de cumplir las promesas o los votos incluso cuando se han hecho injustamente. Creo que este pasaje bíblico sugiere que un voto que haces a una persona de ser su esposo o su esposa hasta que la muerte los separe no es algo que deba tomarse a la ligera.

2. La mujer del pozo

Jesús se dirigió a la mujer del pozo en palabras que sugieren claramente que Él creía que ella había tenido cinco maridos verdaderos y uno que no lo era. Lo dijo así:

Jesús le dijo: “Ve, llama a tu marido y ven acá”. “No tengo marido”, respondió la mujer. Jesús le dijo: “Bien has dicho: ‘No tengo marido’, porque cinco maridos has tenido, y el que ahora tienes no es tu marido; en eso has dicho la verdad” (Juan 4:16-18).

Piensa en eso. ¿Qué implica?

El idioma griego en el que se escribió este pasaje no tiene una palabra diferente para “esposo” y otra para “hombre”, una palabra para “marido” y otra para “varón”. Así que podría traducirse “Has tenido cinco hombres y el hombre que tienes ahora no es tu hombre”.

Pero aunque lo traduzcas así, no tiene sentido a menos que distingas a este sexto hombre de los otros cinco de alguna manera, porque Jesús entonces diría: “El que ahora tienes no es tu hombre. Los otros cinco eran tus hombres. Pero este no es tu hombre”. Así que ambas traducciones tienen el mismo desafío: cinco sí se consideran en una relación con la mujer, el que tiene en el presente no. ¿Cuál era la diferencia entre los cinco anteriores y el que ahora tiene? Bueno, lo único que puedo sugerir es que de alguna manera habían formalizado la relación en una ceremonia en la que hicieron algunas promesas para crear la relación que se conocía como matrimonio —ser marido y mujer—.

Así que, parece que Jesús le dio cierta importancia a llamar a esos cinco hombres verdaderos esposos —lo cual es diferente a considerarlos cinco novios con los que ella vivió en algún momento de su vida, pero con quienes nunca se casó—.

3. Casarse con alguien divorciado

Curiosamente, estuve hablando este tema con amigos pastores, y uno de ellos señaló esto de forma muy provocativa: Jesús sí utiliza el verbo “casarse” para referirse a lo que no debemos hacer y lo que sí debemos hacer cuando nos está prohibiendo que lo hagamos. Permíteme mostrarte lo que quiero decir. En Mateo 5:32 Jesús dice: “cualquiera que se casa con una mujer divorciada, comete adulterio”.

Él no dice “cualquiera que supuestamente se casa” o “cualquiera que intenta casarse”. Dice: “se casa”. No dice que esa persona cree que se está casando o intenta casarse. Es como si dijera: “Sí, ahí se está creando un matrimonio real. No debería crearse, y es como cometer adulterio cuando se entra en él”.

Jesús dice algo parecido en Marcos 10:11-12: “Cualquiera que se divorcie de su mujer y se case con otra, comete adulterio contra ella; y si ella se divorcia de su marido y se casa con otro, comete adulterio”.

Así que, si Jesús está dispuesto a llamar “matrimonios” a las relaciones contraídas erróneamente, entonces me parece que deberíamos mantener a las personas con las expectativas de santidad y permanencia que implica la palabra “matrimonio”, hasta que la muerte nos separe. Considero que la advertencia de que casarse de nuevo implica adulterio —“Cualquiera que se divorcie de su mujer y se case con otra, comete adulterio contra ella”—, no significa que las relaciones sexuales en una relación iniciada erróneamente nunca puedan santificarse mediante el arrepentimiento y el perdón, sino más bien que una relación no santa implica sexo que no es santo hasta que esa relación se consagre de nuevo a Dios mediante el arrepentimiento y el perdón. Esa relación permanece contaminada a todos los niveles.

4. Manténgase firmes

Una última reflexión. Si te parece extraño que una relación prohibida pueda convertirse en una relación consagrada y santa, considera el ejemplo —y hay varios en la Biblia— de los reyes de Israel.

El pueblo acudió a Samuel en 1 Samuel 8:5-7 y le dijo: “‘danos un rey para que nos juzgue, como todas las naciones’. Pero fue desagradable a los ojos de Samuel que dijeran: ‘Danos un rey que nos juzgue’. Y Samuel oró al Señor. Y el Señor dijo a Samuel: ‘Escucha la voz del pueblo en cuanto a todo lo que te digan, pues no te han desechado a ti, sino que me han desechado a Mí para que Yo no sea rey sobre ellos’”.

Sin embargo, a pesar de este origen malvado de esta nueva relación entre el rey, el pueblo y Dios, Dios hizo de la realeza una parte integral de Su plan para que Jesús viniera como Rey de reyes y Señor de señores, y como Hijo de David.

Así que, esas son cuatro razones, ejemplos o diferentes tipos de textos en las Escrituras. Yo apelaría a los que están en un matrimonio en el que no deberían haber entrado a que permanezcan en él y se consagren mediante la confesión, el arrepentimiento y la santificación para que de ahora en adelante cumplan sus sagradas promesas.


Episodio original en inglés: https://www.desiringgod.org/interviews/divorce-remarriage-and-honoring-god

John Piper

John Piper

John Piper (@JohnPiper) es fundador y maestro de desiringGod.org y ministro del Colegio y Seminario Belén. Durante 33 años, trabajó como pastor de la Iglesia Bautista Belén en Minneapolis, Minnesota. Es autor de más de 50 libros.

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