Criando niños en una cultura permeada por la pornografía

Un artículo reciente en The Telegraph destaca los síntomas trágicos de una crisis que está infectando nuestra cultura a nivel mundial. La crisis del auge de la pornografía. Ese escrito se centra principalmente en los adolescentes y en la disfuncionalidad que se ha convertido en lo normal en sus estilos de vida, como resultado de consumir pornografía. Siendo esto así, ¿cómo pueden los padres criar a sus hijos en una cultura permeada por la pornografía? He aquí ocho sugerencias para este problema que cada vez es mayor.

1. Procura dar a tus hijos una visión de un Dios enorme, que es gloriosamente precioso

No podemos solo decirle a nuestros hijos que dejen de comportarse de cierta manera; también debemos enseñarles a gozar de lo que Dios ha hecho. He estado tratando de hacer una disciplina de señalar todo lo bueno que Dios ha hecho en la creación. Hace unas semanas fue una bendición ver a mis dos hijos mayores pasar horas recogiendo las frambuesas silvestres que crecen en el patio de la casa de sus abuelos. Ellos necesitan que se les recuerde la bondad de Dios al darnos estas maravillosas bendiciones creadas, como las frambuesas. Si no tenemos cuidado, podemos llegar a ser gnósticos funcionales (la carne y la materia es mala, sólo lo que es «espiritual» tiene valor) en nuestra comunicación sobre la ética sexual con nuestros hijos. Un verso útil para memorizar es 1 Timoteo 4:4 («Porque todo lo creado por Dios es bueno y nada se debe rechazar si se recibe con acción de gracias»). En pocas palabras, quiero que mis hijos sepan que la perversión sexual es la cumbre de la idolatría (Ro. 1), pero también que la integridad sexual es la cumbre de la belleza. Esto exige que hablemos de ello, probablemente un poco más allá de donde nos sintamos cómodos o de lo que experimentamos cuando éramos niños. Pero es un mundo nuevo, y un mundo nuevo exige un nuevo tipo de comunicación para educar a nuestros hijos.

2. Enséñales el evangelio—nuestros niños son automáticamente legalistas

Ellos deben vernos modelar el evangelio a través del arrepentimiento y el perdón activo. Tienen que saber que su aceptación delante de Dios no se basa en su comportamiento, sino en Cristo. Tienen que saber que su posición como miembro de la familia no depende de su obediencia, pero sí conlleva un cierto tipo de vida. Por ejemplo, cuando estamos disciplinando a nuestros hijos, a menudo decimos: «Puesto que eres un miembro de esta familia, y como te quiero mucho, no vas a hacer esto». Considera la diferencia a decir, «Si quieres que te ame, y si deseas continuar viviendo en esta casa, es mejor que dejes de hacer esto». Los indicativos de nuestra fe deben preceder e informar a los imperativos. No invirtamos el orden.

3. Enséñales que los límites traen libertad y la obediencia es una bendición

Cuando yo era un niño, yo pensaba que si metía la pata, Dios me iba a golpear con un gran palo. Esto nadie me lo enseñó, pero es lo que sentía. Mi obediencia no era motivada por amor, sino por miedo al castigo. Esto no me llevó muy lejos. Cuando mis hijos estén en la edad adecuada planeo decirles que el pecado sexual nunca les dará la libertad que anhelan. Pueden optar por cosechar las consecuencias perjudiciales de la desobediencia, pero voy a alertarles con las Escrituras y la experiencia, de modo que ellos no quieran recorrer ese camino hacia la perdición. La obediencia conduce a la bendición.

4. Habla con ellos más pronto que tarde sobre el sexo y la pornografía en Internet

Cuando tenía 8 años, me acuerdo de ir a la casa de al lado, al garaje del vecino. Como cualquier niño curioso, disfrutaba husmear un poco. Pronto descubrí que él tenía cajas llenas de revistas pornográficas. A veces un amigo y yo nos colábamos por allí, tomábamos unas cuantas y nos sentábamos en los arbustos a mirar a las mujeres desnudas. En aquel entonces esa tarea era arriesgada, y sentía mariposas en el estómago debido al temor de ser atrapado por mis padres o el vecino. Pero hoy en día lo único que se necesita es una puerta cerrada y una conexión a Internet. La más vil perversión imaginable está a solo dos clicks de distancia. Debemos comunicar en términos generales lo que está disponible y el porqué es tan destructivo. Algunos sostienen que esa conversación solo les moverá a curiosidad, pero ¿cuál es la alternativa? Yo prefiero que sean alertados por mí, para tener la oportunidad de darles las razones por las que deben evitarla, y las herramientas para luchar, a que algún día ellos tropiecen de manera inocente con la pornografía en Internet.

5. Comienza a entrenar a tus hijos en cómo interactuar con el sexo opuesto

Ya hemos comenzado a «tener citas» con nuestros hijos. Creemos que es crucial para ellos, a una edad temprana, saber y experimentar lo que se siente ser tratado correctamente por un miembro del sexo opuesto. Sobre todo para las niñas, la falta de una atención masculina sana por parte de su padre las llevará a buscar esta atención, de manera no sana, en hombres jóvenes que estarán más que felices de proporcionársela. Mis hijos tienen que aprender que las mujeres no son objetos a ser consumidos, sino portadoras de la imagen de Dios a ser amadas.

6. Cuida con quién pasan el tiempo tus hijos

Dado que la exposición sexual es mucho más accesible hoy en día que hace 25 años, debemos estar más conscientes de con quién nuestros hijos se relacionan. Pero llegará una época (más temprano de lo que me gustaría pensar) cuando no vamos a ser capaces de protegerlos como quisiéramos, pero esperamos que los criterios antes mencionados se hayan arraigado en sus vidas, y que estén en condiciones de tomar decisiones sabias. Sin embargo, tenga cuidado; no lleve esto a los extremos y comience a comunicar un temor enfermizo por los incrédulos. Mientras más adultos se van haciendo nuestros hijos, más tenemos que dejarlos ir y orar porque nuestra formación haya echado raíces. Realmente no hay otra opción. Debemos formar a nuestros niños para que estén suficientemente protegidos y lleguen seguros a una edad apropiada, pero al mismo tiempo que estén lo suficientemente informados para tomar decisiones acertadas por su propia cuenta. No guarde a sus hijos detrás de la fortaleza de su supervisión hasta que tengan 18 años. Esto requiere gran sabiduría. No hay manual. Tenemos que ser padres de oración.

7. Protege el ordenador y apaga el televisor

Tenemos Covenant Eyes en todos nuestros ordenadores y, a través del AppleOS, nuestros hijos sólo pueden acceder a los sitios web que hemos aprobado. Sin duda esto va a cambiar a medida que se hagan mayores, pero espero que cuando llegue ese tiempo hayan interiorizado el evangelio y probado las bendiciones de la obediencia. La victoria sobre la pornografía es en última instancia un asunto del corazón, pero esto no significa que debamos abandonar las estructuras preventivas. Nunca diría: «Quiero saber si mi obediencia está motivada por algo más que seguir las reglas correctas, así que ¡voy a sumergirme en situaciones imprudentes a ver si soy lo suficientemente fuerte como para resistir el pecado!». Eso es un absurdo (1 Co. 10:12-13). Necesitamos corazones adecuados para no ser legalistas, pero también los límites adecuados pueden ayudarnos a disfrutar de la bendición de la obediencia. El televisor les mostrará a tus hijos en todo momento una pornografía sutil y funcional. Hay un sinnúmero de cosas mejores que hacer con los niños que ver televisión. Lee con ellos, haz deporte con ellos, disfruta de la creación con ellos, cuéntales una historia, o simplemente comparte en una actividad que ellos elijan. La frase clave aquí es con ellos. Si pasan más tiempo con la televisión que contigo, ustedes están en problemas.

8. Trata de cultivar una relación con tus hijos de tal manera que se sientan que pueden ser abiertos contigo sobre cualquier cosa

Como padre joven, no estoy totalmente seguro de cómo hacer que esto suceda, pero sé que va a venir a través de modelar la apertura. Trato de extraer las cosas de su corazón y mostrarles que si son honestos conmigo, voy a ser justo, amoroso y compasivo. Si me ven como cerrado y reservado, ¿por qué voy a esperar que sean diferentes? Por último, ¿alguna vez te arrepientes delante de tus hijos? Si ellos nunca ven que te arrepientes, ¿qué te hace pensar que van a venir en busca de ayuda después de ver pornografía en Internet por primera vez? Modelar el arrepentimiento a nuestros hijos es probablemente la manera más rápida de demostrar que creemos en el evangelio y somos un refugio seguro en medio de su pecado. Escrito por Zach Nielsen, es uno de los pastores en The Vine Church en Madison, Wisconsin, Estados Unidos, donde sirve en el área de predicación, desarrollo de liderazgo y música. Es un graduado de la Universidad de Northern Iowa y el Seminario Covenant Theological, y bloguea en Take Your Vitamin Z.


Publicado también en la Revista 9Marcas #9 | El Cristiano, La Iglesia Local y la Pornografía | Puedes descargarla gratis aquí

 

  Este artículo fue publicado en español originalmente en Coalición por el Evangelio. Usado con permiso.

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