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PRESENTADOR:

¿Cómo glorificamos a Dios en las pequeñas cosas del día a día? Esa es la pregunta de este episodio del podcast. “¡Hola, pastor John! Me llamo Trent. Estoy leyendo su libro Desea a Dios, y ahora entiendo lo que quiere decir con “hedonismo cristiano”. ¡Qué maravilloso es saber que Dios ordena nuestra felicidad y gozo supremos en Él! Pablo dice en 1 Corintios 10:31: “ya sea que coman, que beban, o que hagan cualquier otra cosa, háganlo todo para la gloria de Dios”. ¿Cómo puedo dar gloria al Señor disfrutando de Él a través de la comida? ¿Sabiendo que la comida de ese día me la ha provisto Él y que está bien disfrutarla? Otro ejemplo sería la felicidad cuando a nuestros hijos les va bien en la escuela. Solo me pregunto cómo ser feliz en el Señor de la manera correcta para darle la mayor gloria. ¿Cómo hago todas las cosas para glorificar a Dios?”.

JOHN PIPER:

Trent mencionó el hedonismo cristiano. Diré unas palabras al respecto y lo pondré todo en contexto. El hedonismo cristiano enseña que cada persona —todos nosotros— debemos buscar con todas nuestras fuerzas maximizar la intensidad y la duración de nuestro disfrute de Dios sobre todas las cosas, porque Dios es más glorificado en nosotros cuando estamos más satisfechos en Él.

Si estamos más satisfechos con la familia, el trabajo, la fama, el éxito, el dinero, la comida la música, la salud o el seguir vivos —si estamos más satisfechos con cualquiera de esas cosas que con Dios— entonces disminuimos la gloria de Dios, y magnificamos la gloria de aquello con lo que estamos más satisfechos. Y la Biblia deja claro que debemos vivir para mostrar el valor supremo, la belleza y la gloria de Dios. Esa es nuestra principal razón de existir.

Dolor o placer

Ahora, hay dos desafíos principales que Satanás usa para disminuir la glorificación de Dios en nuestras vidas causando que valoremos algo más de lo que valoramos a Dios: uno de ellos es el dolor, y el otro es el placer. Esas son las dos estrategias de Satanás para arruinar la manera en que glorificamos a Dios.

El dolor puede hacer que valoremos algo más que a Dios haciendo que nos enojemos con Él por tener ese dolor, y haciendo que queramos olvidarlo más de lo que queremos abrazarlo. Lo que significa que el dolor es una oportunidad de oro para que glorifiquemos a Dios, mostrando cuánto más lo valoramos a Él que a la comodidad o estar libres de ese dolor. El placer también puede hacer que apreciemos algo más que a Dios, pero no enojándonos con Dios, sino haciéndonos olvidar a Dios, porque estamos tan satisfechos en los placeres que Sus dones nos dan. Podemos ver esto en Ezequiel 16:14-15, donde Dios le dice a Israel:

Entonces tu fama se divulgó entre las naciones por tu hermosura, que era perfecta, gracias al esplendor que Yo puse en ti… Pero tú confiaste en tu hermosura, te prostituiste a causa de tu fama y derramaste tus prostituciones a todo el que pasaba, fuera quien fuera.

En otras palabras, Dios le dio a Israel el gran regalo de la belleza, y en lugar de llevarlos a glorificar a Dios por el regalo, se enamoraron del regalo. Prefirieron el don antes que al Dador del don. Deshonraron a Dios al no estar satisfechos en Dios, sino que se enamoraron del buen don de Dios.

El dolor y el placer son estrategias de Satanás que pueden arruinar nuestra glorificación de Dios. No tener cosas buenas puede arruinarnos. Recibir cosas buenas puede arruinarnos. Ambas cosas pueden ser una ocasión para deshonrar a Dios y no glorificarlo —o, de hecho, glorificarlo—. Y la pregunta de Trent tiene que ver con este último punto; es decir: ¿cómo glorificar a Dios en las cosas buenas que nos da? Él menciona específicamente la comida y los hijos.

Dios en las cosas buenas

Solo mencionaré un par de pasajes bíblicos que, creo, darán parte de la respuesta a su pregunta. En Filipenses 4:11-13, Pablo dice:

… he aprendido a contentarme cualquiera que sea mi situación. Sé vivir en pobreza, y sé vivir en prosperidad. En todo y por todo he aprendido el secreto tanto de estar saciado como de tener hambre, de tener abundancia como de sufrir necesidad. Todo lo puedo en Cristo que me fortalece.

Pablo deja claro que hay un secreto espiritual, algo profundo y maravilloso que hay que aprender en la vida cristiana, que permite a una persona no solo vivir en la pobreza, sino también en la prosperidad; no solo tener hambre, sino también estar saciado; no solo sufrir necesidad, sino también tener abundancia. En otras palabras, Pablo está dejando claro que vivir en la prosperidad y tener abundancia es tanto un desafío para la gloria de Dios en nuestras vidas, como lo es el sufrimiento. Por tanto, Pablo tuvo que aprender algo peculiar, especial y profundo para saber cómo vivir en la prosperidad. Y esa es precisamente la pregunta de Trent.

Y creo que la respuesta de Pablo sobre cuál es el secreto para vivir en la prosperidad está en Filipenses 3:7-8. El secreto no está en despreciar o disminuir la bondad de los regalos de Dios, sino en conocer a Cristo tan bien, amarlo tan profundamente y encontrarlo tan satisfactorio que las cosas buenas pueden ser recibidas de Su mano como regalos que exaltan a Cristo, y las cosas buenas pueden ser arrancadas de nuestras manos como disciplina que exalta a Cristo. Esto es lo que Pablo dice en Filipenses 3:7-8:

… todo lo que para mí era ganancia, lo he estimado como pérdida por amor de Cristo [en otras palabras, Cristo es mucho mejor]. Y aún más, yo estimo como pérdida todas las cosas en vista del incomparable valor [ese es el punto] de conocer a Cristo Jesús, mi Señor. Por Él lo he perdido todo, y lo considero como basura a fin de ganar a Cristo.

El hecho de que las cosas buenas se consideren pérdida o basura no significa que no puedan disfrutarse, sino que, en el momento en que compiten con la belleza, el valor, la gloria y la satisfacción superiores de Cristo, se convierten en un enemigo; se convierten en pérdida. Pero Pablo ha aprendido el secreto: si Cristo es más precioso que nada, entonces tanto la pérdida como la presencia —la ganancia de cosas buenas— es una ocasión para atesorar a Cristo.

El otro pasaje que creo que apunta a la respuesta es 1 Timoteo 4:3-5, donde Pablo dice que algunos

prohibirán casarse y mandarán abstenerse de algunos alimentos, que Dios los ha creado para que con acción de gracias participen de ellos los que creen y que han conocido la verdad. Porque todo lo creado por Dios es bueno y nada se debe rechazar si se recibe con acción de gracias; porque es santificado mediante la palabra de Dios y la oración.

Esto es asombroso. Cada palabra en estos versículos casi pide un sermón, un ensayo o algo así. Y luego añade en 1 Timoteo 6:17 una advertencia para que “los ricos en este mundo” no “pongan su esperanza en la incertidumbre de las riquezas, sino en Dios, el cual nos da abundantemente todas las cosas para que las disfrutemos”.

Beber jugo de naranja para la gloria de Dios

Hace tiempo escribí un artículo titulado “Cómo beber jugo de naranja para la gloria de Dios”. Y eso es lo que me preguntan. Así que, como conclusión, hagamos del jugo de naranja nuestro caso de estudio y consideremos algunas ilustraciones de cómo beber jugo de naranja para la gloria de Dios.

1. Afirmaré, con alegría, por la Palabra de Dios, que el color amarillo es un regalo de Dios. El sabor dulce es un regalo de Dios. El alimento y la forma en que mi cuerpo lo utiliza es un regalo de Dios. El sol y la lluvia que hicieron crecer las naranjas son un regalo de Dios. Los camiones y la cadena de transporte y ventas que las hicieron llegar hasta mí son un regalo de Dios. Y la lista podría seguir y seguir. Con gusto, con gozo, lo diré en voz alta. Lo sentiré.

2. Levantaré mi corazón y mi voz en oración, dando gracias a Dios. Y lo haré a menudo para que otros puedan saber de dónde viene todo esto, y lo sabio, fuerte y bueno que es Dios.

3. Me recordaré a mí mismo que no merezco este jugo. Merezco estar hoy en el infierno. Así que daré gracias porque mis pecados han sido perdonados y porque este placer ha sido comprado para mí. Este placer del jugo de naranja es un regalo comprado con sangre para este hijo de Dios que va camino al cielo.

4. Me recordaré a mí mismo que este placer particular, este sabor, este líquido fresco en mi lengua, este alimento, revela algo de Dios a mis sentidos y a mi alma que no podría ser conocido de ninguna otra manera. Por eso fue creado el mundo, porque todo en él es como un prisma que nos ofrece una nueva visión de la gloria de Dios.

5. Entonces, compartiré este jugo, con amor, con los demás en la mesa; no lo acapararé todo.

6. Y, por último, utilizaré la fuerza que me da para vivir para la gloria de Dios.


Episodio original en inglés: https://www.desiringgod.org/interviews/how-do-i-glorify-god-in-my-daily-life

John Piper

John Piper

John Piper (@JohnPiper) es fundador y maestro de desiringGod.org y ministro del Colegio y Seminario Belén. Durante 33 años, trabajó como pastor de la Iglesia Bautista Belén en Minneapolis, Minnesota. Es autor de más de 50 libros.

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