Hace unos días veía con mi familia la película “The Walk”, la cual se trata sobre la hazaña de Phillipe Petit de caminar en una cuerda floja atada a las antiguas Torres Gemelas en la ciudad de Nueva York en el 1974. Mientras veía las escenas donde Petit caminaba en el cable, no podía dejar de pensar que hay muchos temas en el caminar como creyentes que nos sentimos como si estuviésemos caminando sobre una cuerda floja, que para lograr seguir hacia delante con nuestras vidas como creyentes, tenemos que balancear algunos temas no dándole mayor énfasis a un “lado” que al otro “lado”.

Legalismo y libertinaje

Consideremos los temas del “lado” de legalismo y el “lado” de libertinaje por ejemplo. Estos temas están batallando porque uno está relacionado con separarnos de conductas del mundo y el otro con la realidad que Dios nos da cosas para poder disfrutarlas. Si vamos mas allá de lo que la Biblia nos llama como creyentes a restringirnos de hacer o por el contrario, a practicar, tenemos un problema de “balance”. Hay creyentes que con el énfasis de tener una apariencia de piedad, pueden hasta llegar al punto del ascetismo y no disfrutar de nada o no aceptar con amor a nadie que disfruta de la gracia común. Por otro lado, hay creyentes que, basados en que Dios nos da dones para disfrutarlos, se entregan al libertinaje y solamente alimentan los deseos propios. Si estudiamos la historia de la iglesia moderna, observamos que cuando han habido abuso de uno de los extremos, se ha tratado de arreglar ese abuso cayendo en el extremo opuesto. Vemos que creyentes se mueven del extremo del legalismo al extremo del libertinaje. Es importante no caer en practicas no bíblicas para corregir una practica no bíblica, sino permitir que la Palabra informe todas nuestras acciones.

Mi lucha con ambos extremos

En mi años de universidad yo luché con estos dos extremos. En realidad fue algo que me trajo mucha frustración y desilusión con la vida cristiana. Me parecía que era imposible vivir la vida del creyente. Por una parte, jugar el juego de la santidad me parecía muy hipócrita ya que eran muchas las prácticas que los “santos” se abstenían de disfrutar, que yo entendía que no eran restricciones bíblicas. Por otro lado, cuando practicaba cosas que sabía que no eran pecados, muchas veces terminaba abusando de ellas o en ocasiones sentía culpa de practicarlas.

Una verdad liberadora

En el año 2010 llegué a una iglesia de sana doctrina donde se predicaba la santidad motivada por la gracia. Durante un proceso de dos años fui transformado y entendí que no tenía que hacerme santo para que Dios me aceptara. Ya había sido aceptado por Dios y por su gracia él me transformaba. Esto fue libertador para mí. Además, aprendí el concepto de poder disfrutar de la gracia común sin sentir culpa. Este concepto bíblico recapturado durante la Reforma se trata de que Dios nos da regalos, dones en la naturaleza, tecnología, vida para nuestro disfrute y podemos realmente gozar de estos regalos de una forma que le da gloria al Creador. Desde ese momento aprendí a gozar de diferentes aspectos de la gracia que Dios dado a todas las personas, sin tener que sentirme culpable ni abusar de ellos. Aspectos como reírme, comer, correr, pasar tiempo con mi familia se convirtieron en regalos de la gracia de Dios.

Sabiduría para disfrutar la vida

Muchas veces podemos confundir el llamado a no ser vanidosos con no darle atención a cosas que pueden parecer mundanas. Sin embargo, parte del llamado de los creyentes a no ser vanidosos está atado con disfrutar los regalos cotidianos que Dios nos da. Con frecuencia no disfrutamos la vida porque nos tomamos demasiado en serio a nosotros mismos, lo cual es vanidad. El libro de Eclesiastés nos dice cómo vivir con sabiduría y este habla sobre el tema de disfrutar la vida en varias ocasiones. Salomón nos dice: «Tómalo con calma, disfruta las cosas que Dios te ha regalado».

“Nada hay mejor para el hombre que comer y beber y decirse que su trabajo es bueno. Esto también yo he visto que es de la mano de Dios”. (2:24) “Por tanto yo alabé el placer, porque no hay nada bueno para el hombre bajo el sol sino comer, beber y divertirse, y esto le acompañará en sus afanes en los días de su vida que Dios le haya dado bajo el sol.” (8:15) “Goza de la vida con la mujer que amas” (9:9a)

Notemos en estos pasajes la gracia común que hay en tener alimentos y bebidas, en medio de vidas ocupadas, y poder disfrutar de ellos. Además, Eclesiastés alude al regalo que es una esposa, y la sabiduría de contentarse con ella el poco tiempo que tenemos en la vida. Asimismo, hay innumerables formas de gracia común para cada creyente que el Señor quiere que disfrutemos. Por otro lado, este libro del Antiguo Testamento nos enseña que vivir afanados con las responsabilidades de la vida es vanidad. En otras palabras, es vano vivir de forma que no podamos disfrutar las cosas que Dios nos da.

El buen humor como regalo de Dios

Una forma en la que aplicamos estos principios en mi casa es con el tema del humor. En mi hogar, todos somos intensos en lo que hacemos: Mi esposa en dar “homeschooling” a los niños, yo en el ministerio, ambos en la crianza de los hijos y los niños con sus juegos. No obstante, en nuestra casa tenemos una regla y es que tenemos que reírnos mucho, especialmente de nosotros mismos. Nos tenemos que reír frecuentemente, en tiempos de vacaciones, en tiempos juntos como familia, en la casa, en el carro o viendo televisión. Para nosotros, la risa ha sido un verdadero regalo de Dios en medio de vidas saturadas de quehaceres. Queremos aprovechar la gracia común que Dios nos ha dado en la risa.

Disfrutemos los regalos de Dios

Muchas veces he observado que personas que no entienden el concepto de glorificar a Dios en todo, se olvidan de glorificarlo al disfrutan la gracia común y los regalos de Dios. Si eres tan intenso en la búsqueda de santidad o anhelo de servir a Dios que no puedes disfrutar tu familia y tu familia no puede divertirse contigo, entonces hay un problema de no entender la gracia salvadora. Mi persona histórica favorita no bíblica, es Martín Lutero. Una de las razones para eso, es que luego de ser liberado del legalismo, él fue intenso en servir a Dios, pero también disfrutó la vida y la vivía con un gran sentido del humor. El Nuevo Testamento también presenta este concepto. En 1 Timoteo capítulo 6:17b: «sino en Dios, el cual nos da abundantemente todas las cosas para que las disfrutemos.” Allí Pablo nos llama a que no pongamos nuestra esperanza en acumular riquezas de forma indebida. Pero a su vez, nos dice que disfrutemos de los regalos que Dios nos da.

Conclusión: Meditemos en el evangelio

Para finalizar, lo más importante es que recordemos que solo podemos disfrutar de la gracia común verdaderamente por medio del Evangelio. Aquellos que hemos sido perdonados de nuestros pecados, podemos contentarnos de la gracia común porque no tenemos que estar ansiosos por el futuro de nuestra alma. En esos momentos en que me estoy riendo con mi esposa o jugando con mis hijos, puedo decir “este momento es un regalo de Dios y lo puedo disfrutar porque no tengo que preocuparme por pagar una deuda, Cristo la pagó completamente.” En lugar de tambalear en la cuerda floja cayendo hacia del ascetismo o el libertinaje, entremos en balance mediante la meditación del evangelio y mantengámonos firmes para no caer en los abusos.

Joselo Mercado

José Mercado (Joselo) es oriundo de Puerto Rico. Renuncia a su carrera de consultora en el año 2006 para ingresar al colegio de pastores de Sovereign Grace Ministries. Es el pastor principal de la Iglesia Gracia Soberana en Gaithersburg, Maryland. Está casado con Kathy Mercado y es padre de Joey y Janelle.

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