Transformarse y no conformarse

Cuando se enseña la palabra de Dios una y otra vez y se enfrenta a la misma vez el antagonismo y el rechazo de los oyentes; siempre se corre el riesgo de conformarse y dejar de transformarse.
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«Por tanto, así dijo Jehová: Si te convirtieres, yo te restauraré, y delante de mí estarás; y si entresacares lo precioso de lo vil, serás como mi boca. Conviértanse ellos a ti, y tú no te conviertas a ellos» – Jeremías 15:19

Haber ministrado con promesas y dirección de Dios en el pasado, no era ninguna garantía de inmunidad espiritual para el profeta Jeremías en el presente; de hecho, había comenzado a perder la visión del cielo y pensó que Dios le estaba debiendo algo, al menos le parecía que los resultados de su fidelidad no correspondían con la experiencia que estaba atravesando y le dijo en oración – «No me senté en compañía de burladores, ni me engreí a causa de tu profecía; me senté solo, porque me llenaste de indignación. ¿Por qué fue perpetuo mi dolor, y mi herida desahuciada no admitió curación? ¿Serás para mí como cosa ilusoria, como aguas que no son estables?» (15:17-18) En otras palabras, «¿acaso no tendrán razón los otros profetas que proclaman paz, paz? ¿No estaré siendo demasiado intransigente?» Pero Dios sorprende al profeta con palabras certeras y que no dejan lugar a dudas: Jeremías ha bajado sus valores, ha comenzado a mezclar la palabra de Dios con conceptos humanos y está corriendo el peligro de ser influenciado en vez de ser una influencia para otros. , lo vil se cuela entre lo precioso y genera una contaminación en nuestras convicciones que hace que peligre todo el mensaje que hemos proclamado hasta el momento. La promesa de Dios para Jeremías era santa y no podía admitir iniquidad; le dijo «serás como mi boca». Esto debe haberle recordado los días de su juventud, cuando fue llamado a ministrar y recibió el don expresado de esta manera – «Y extendió Jehová su mano y tocó mi boca, y me dijo Jehová: He aquí he puesto mis palabras en tu boca.» (1:9). Ahora debía sostener el mismo principio. ¡Que los pecadores cambien sus valores, pero que él jamás comprometa los suyos adaptándolos a los de ellos! (MacArthur). Todos somos llamados a perseverar en las sendas antiguas, a sostener las verdades fundamentales de nuestra fe; a continuar proclamando la verdad sin dilaciones, y a no comprometer la palabra de Dios bajo ninguna circunstancia. Cualquier desvío de este camino requerirá una conversión genuina que regrese a una fidelidad invariable y completa de nuestra parte para con Dios. ¡Dios te bendiga! Este devocional es parte de «Biblia, Mate y Oración», una serie de 365 devocionales escritos por el pastor Ricardo Daglio.

Ricardo Daglio

Ricardo es pastor en la iglesia de la Unión de Centros Bíblicos en la ciudad de Villa Regina, Río Negro – Patagonia Argentina. Casado con Silvina, tiene tres hijos, Carolina, Lucas y Micaela. Sirvió al Señor como pastor en Uruguay, en la ciudad de Salto durante dieciséis años. Desde el año 2008 pastorea la iglesia local en Villa Regina. La filosofía de enseñanza bíblica es «La Biblia, versículo por versículo», la predicación expositiva secuencial de la Palabra de Dios.

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