Figuras de autoridad cuestionables
Hoy en día es muy lamentable la realidad de que existan “pastores” que abusan de su autoridad sobre las congregaciones. Generalmente este abuso de la autoridad —en mayor o menor grado— se da en:
- Movimientos pseudo-cristianos como el del “Evangelio de la Prosperidad” con la falsa teología del “no toquéis al ungido” a fin de justificar sus actitudes pecaminosas (no es extraño que no se hable sobre la disciplina eclesial).
- Sectas religiosas como en el caso de Jim Jones o David Koresh.
También lo vemos a diario mediante canales de paga y las redes sociales. La mayoría de ellos se presentan como ministros de éxito que ofrecen fama, dinero, superación personal y prosperidad, todo un combo de promesas “bíblicas” a reclamar a Dios para que la bendición sobreabunde sobre la vida de los congregantes. Algunos de estos líderes pueden ser impulsados por el orgullo espiritual, otros por la codicia y la fama, o quizás por la vanagloria de un ministerio “eficaz” a causa de su “carisma” (que no es otra cosa que manipulación disfrazada).
Estos líderes pueden abusar de su congregación de varias formas: Prohibir a los congregantes a cuestionar sus palabras, proferir amenazas e imprecaciones a todo aquel que le contradiga con las Escrituras, forzar a los miembros a realizar prácticas que el Señor no ha mandado realizar, manipular a que preparen ofrendas de último momento para “recibir bendición” o “para la obra” (que en realidad es enriquecimiento propio), convertirse en capataces para que sirvan al líder por amor “a la causa del Reino”, expulsar a todo aquél que no persiga su “visión” de las cosas, censurar a aquel que comience a discernir sus actos con la Palabra de Dios, solo su palabra es su autoridad, justificar sus actos pecaminosos sin pasar por el proceso de disciplina eclesial, se proyecta a sí mismo como “señor” de la iglesia, e incluso, ya se han dado casos, participan en actividades sexuales u otras ilícitas.
Todas estas señales demuestran que estos ministros no tienen el sello ni el respaldo de Dios como veremos más adelante. Sencillamente su autoridad no es bíblica.
Lo cierto es que una de las varias razones por la que existen tales líderes en estas congregaciones es debido a la ausencia de la Palabra de Dios en los discipulados y púlpitos, así como de la falta de discernimiento bíblico; sea que estas causas hayan sido a propósito o no.
Sacando Hebreos 13:17 de su contexto
Algo que caracteriza a estos “ministros” es que suelen argumentar que la sujeción absoluta a su persona y a todo cuanto enseñen tiene sustento bíblico; lo cual (según ellos) debe ser y hacerse sin cuestiones de ninguna clase. ¿Cuál es uno de sus argumentos preferidos? Uno de ellos (fuera de su contexto por supuesto) se halla en Hebreos 13:17:
Obedeced a vuestros pastores, y sujetaos a ellos; porque ellos velan por vuestras almas, como quienes han de dar cuenta; para que lo hagan con alegría, y no quejándose, porque esto no os es provechoso”.
Lo curioso es que no observan ni mencionan que en el mismo capítulo, versículos más arriba, también el autor de Hebreos instruye acerca de cómo discernir un pastorado bíblico:
Acordaos de vuestros pastores, que os hablaron la palabra de Dios; considerad cuál haya sido el resultado de su conducta, e imitad su fe”. (Hebreos 13:7)
Este texto presenta palabras claves: “Considerar”, “Resultado de su conducta” “Fe” (“Fe”, no solo en el sentido y significado de “creer”, sino también el de compartir el mismo sentir y pensar doctrinal acerca de las Escrituras). En otras palabras, como iglesia tenemos la obligación y la responsabilidad de discernir si el líder que pastorea la iglesia anda conforme a las Escrituras, y no según sus criterios personales.
Consideraciones bíblicas acerca de la fe y conducta pastoral
Por lo tanto, ¿Cómo podemos considerar la conducta y la fe de un pastor al cual hemos de sujetarnos en obediencia a ellos? La misma Palabra de Dios nos da las pautas a seguir (Léase 2 Timoteo 3:16-17).
El apóstol Pedro en su primera epístola, nos señala cómo el pastor debe ejercer el gobierno eclesial y cuál es el límite de su autoridad:
Ruego a los ancianos que están entre vosotros, yo anciano también con ellos, y testigo de los padecimientos de Cristo, que soy también participante de la gloria que será revelada: Apacentad la grey de Dios que está entre vosotros, cuidando de ella, no por fuerza, sino voluntariamente; no por ganancia deshonesta, sino con ánimo pronto; no como teniendo señoría sobre los que están a vuestro cuidado, sino siendo ejemplos de la grey”. (1 Pedro 5:1-3)
Las consideraciones sobre el ejercicio de la autoridad del pastor sobre la congregación son claras:
- Debe cuidar de ella voluntariamente.
- Sin ganancias deshonestas.
- Sin ejercer señorío sobre ella.
- Ser testimonio de piedad en ella.
Mientras que el apóstol Pablo realiza una serie de requerimientos en las llamadas “Epístolas pastorales” (1 y 2 Timoteo y Tito) para aquel que es llamado a ser pastor o anciano de la iglesia, y cubren tres áreas específicas:
Como testimonio personal:
- Irreprensible (Léase 1 Timoteo 3:2; Tito 1:7).
- Buen testimonio (Léase 1 Timoteo 3:7).
- Decoroso (Léase 1 Timoteo 3:3).
- Sobrio (Léase 1 Timoteo 3:3; Tito 1:8).
- Dueño de sí mismo (Léase Tito 1:8).
- Prudente (Léase 1 Timoteo 3:2).
- Justo (Léase Tito 1:8).
- Santo (Léase Tito 1:8).
- Amante de lo bueno (Léase Tito 1:8).
- Hospedador (Léase 1 Timoteo 3:2; Tito 1:8).
- Amable (Léase 1 Timoteo 3:3).
- Apacible (Léase 1 Timoteo 3:3).
- No iracundo (Léase Tito 1:8).
- No pendenciero (Léase 1 Timoteo 3:3; Tito 1:7).
- No codicioso de ganancias deshonestas (Léase 1 Timoteo 3:3; Tito 1:7).
- No avaro (Léase 1 Timoteo 3:3).
- No soberbio (Léase Tito 1:7).
- No dado al vino (Léase 1 Timoteo 3:3; Tito 1:7).
Como padre de familia:
- Que gobierne bien su casa (Léase 1 Timoteo 3:4).
- Marido de una sola mujer (Léase 1 Timoteo 3:2).
- Que sujete a sus hijos con toda honestidad (Léase 1 Timoteo 3:4).
- Que sus hijos perseveren en la fe (Léase 1 Timoteo 3:4).
- Que sus hijos no sean acusados de disolución (Léase 1 Timoteo 3:4).
- Que enseñe a sus hijos a caminar en obediencia (Léase 1 Timoteo 3:4).
Como maestro:
- Retenedor de la palabra fiel tal y como ha sido enseñada (Léase Tito 1:9).
- Aptos para enseñar (Léase 1 Timoteo 3:2).
- Enseñe de acuerdo a la sana doctrina (Léase Tito 2:1).
- Predique la Palabra con toda paciencia y doctrina (Léase 2 Timoteo 4:2).
- Hace obra de evangelista (Léase 2 Timoteo 4:5).
- Presentarse como aprobado que usa (interpreta) bien la Palabra de verdad (Léase 2 Timoteo 2:15).
- Capaz de exhortar y convencer (Léase Tito 1:9).
- No un neófito (Léase 1 Timoteo 3:6).
- Su base doctrinal y práctica está en las Escrituras (Léase 2 Timoteo 3:14-17).
- Sabio para la salvación que es por la fe en Cristo Jesús (2 Timoteo 3:14).
(Nota: Esta lista NO ES exhaustiva)
Por razones obvias, no se espera que el pastor sea sumamente perfecto en todas estas áreas; pero sí que posea el respaldo de Dios, la madurez necesaria y el fruto evidente en su vida para que sea capaz de ejercer la autoridad bíblica; y los miembros de la congregación sujetarse a él debidamente.
Conclusión
Qué importante sería para los pastores o para los que aspiran a este ministerio que tuvieran el tiempo para reflexionar si cumplen con estos requerimientos o si han sido llamado a la obra conforme a los propósitos del SEÑOR (Léase Efesios 4:11-13). Y también qué importante es para las congregaciones si los aspirantes cumplen con estos requisitos a fin de que la obra del Evangelio progrese y el nombre de Dios sea glorificado debidamente. Al final y como centro de todo, la conducta y la fe correctas de un anciano o pastor siempre va enfocada a imitar y seguir las pisadas del mejor Maestro en cuanto a cómo pastorear y ejercer autoridad en una congregación:
Entonces Jesús, llamándolos, dijo: Sabéis que los gobernantes de las naciones se enseñorean de ellas, y los que son grandes ejercen sobre ellas potestad. Mas entre vosotros no será así, sino que el que quiera hacerse grande entre vosotros será vuestro servidor, y el que quiera ser el primero entre vosotros será vuestro siervo; como el Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para servir, y para dar su vida en rescate por muchos. (Mateo 20:25-28)
¡Dichosos aquéllos que sean hallados fieles en la obra para la cual han sido llamados y den sus vidas por las ovejas que el Buen Pastor ama!
Y cuando aparezca el Príncipe de los pastores, vosotros recibiréis la corona incorruptible de gloria.(1 Pedro 5:4)