En mi deseo de ser como Jesús, tengo que guardarme de la tentación de centrarme meramente en lo externo. Enfocarnos en la parte externa ede nuestras vidas es fácil pero no tiene nada que ver con la verdadera santificación. La piedad superficial no es piedad en absoluto. No es más que un pálido brillo en la vida de un hombre; una especie de (masculinidad religiosa que no habla ni cambia el corazón. Pero el otro peligro es no hacer nada, y simplemente esperar que Dios nos haga crecer sin ioque trabajemos en ello. Nuestro crecimiento en la piedad es por la gracia de Dios, derivada de nuestra unión con Jesús, y es una obra del Espíritu Santo, emientras que al mismo tiempo damos muerte al pecado y vivimos en la justicia de Dios. Entonces, todo el esfuerzo, la acción y el trabajo de nuestra parte en el proceso de santificación deben surgir de la fe en Jesús, apuntando a nuestros corazones y no solo a nuestro comportamiento.
Esto significa que necesitamos crecer en fe y comunión con Cristo mientras buscamos obedecerlo. Uno de mis libros favoritos sobre la piedad es el de Thomas Watson “Retrato del Hombre Piadoso”. Esta obra se centra en cómo luce la piedad por experiencia y cómo uno la persigue de manera práctica. Hacia el final del libro, el autor presentae 8 “reglas“ o ayudas para crecer en la piedad. Estas se resumen a continuación.
1. Usa los medios de gracia
Sé intencional y consistente en el uso de los medios de graccia. Busca conocer y hacerte más como Jesús a través de la oración, las Escrituras, la adoración congregacional, etc. Utiliza todos los medios que Dios te haya dado para conocerlo y crecer a Su semejanza.
2. Cuidado con el mundo
“El mundo devora el corazón de la piedad, como la hiedra devora el corazón del roble”. El mundo, como sistema y como reino, está en guerra con el reino de Dios y la vida de fe. Debes conocer sus peligros y protegerte de sus encantos y tentaciones.
3. Pon tu mente en las cosas de arriba
“Acostúmbrate a pensar cosas santas”. Crecer en la piedad está conectado con el lugar donde moran tu mente y corazón. Asegúrate de entregarte a la disciplina bíblica de la meditación divina de las verdades reveladas en las Escrituras.
4. Vigila tu corazón
Guarda tus pensamientos y afectos orando contra el pecado y vigilando contra la tentación. “El corazón tiene mil puertas por las que se puede escapar”, así que debemos observarlo cuidadosamente y conducirnos, una y otra vez, de regreso al Evangelio donde encontramos nuestra identidad, esperanza, confianza, fortaleza y salvación.
5. Cuida tu tiempo
“El tiempo malgastado no es tiempo vivido, sino tiempo perdido”. No es que el tiempo en sí sea precioso, sino que “ocupamos nuestra salvación” en él, convirtiéndolo en un bien preciado. Usa tu tiempo cuidadosamente para todas las cosas buenas: trabajo, recreación, descanso, disciplinas espirituales, etc.
6. Considera la brevedad de tu vida
“No hay más que un breve espacio de tiempo entre la cuna y la tumba”, y esto debería impulsarnos a aprovechar al máximo nuestros días. Dios no nos ha prometido el “mañana“, pero nos ha dado el “hoy”. Este hecho debe promover la prioridad de la piedad en nuestras vidas, preparándonos así para la vida venidera.
7. Haz de esto una prioridad máxima: que la piedad sea tu propósito.
“Dios nunca envió a un hombre al mundo para comer, beber y vestirse bien, sino para que le sirvan en santidad y justicia” (Lc. 1:74, 75). Sinclair Ferguson dijo: “Si la gloria de Dios es el objetivo final de todas las cosas, incluyendo nuestra santificación, entonces conformarnos a Cristo es el objetivo inmediato de esa santificación. Estamos llamados a ser como Él. Nuestra responsabilidad es llegar a ser como Él”. Me gusta decir que somos de Él para conocerlo y darlo a conocer. Del corazón de esto yacen el buscar y experimentare la piedad..
8. Rodéate de personas piadosas.
“Debes estar más a menudo entre personas piadosas. Ellos son la sal de la tierra, y te sazonarán”. Necesitas sus consejos, oraciones, amor y compañerismo para crecer y permanecer sano en la piedad. La comunión de los santos agudizará tu discernimiento y te fortalecerá.
Artículo original de Founders Ministries | Traducido por Ricardo Daglio