5 Mitos sobre la Biblia

Nota editorial: Esta artículo pertenece a una serie de 21 artículos relacionados con los mitos acerca de los temas más relevantes de la teología y la vida cristiana. Puedes leerla en este enlace. Esta serie fue publicada originalmente en inglés por Crossway. A continuación 5 Mitos sobre la Biblia:


Mito #1: El texto y la traducción de la Biblia son completamente poco fiables 

En un artículo de Newsweek de hace unos años, el autor afirmaba: «Ningún predicador de televisión ha leído nunca la Biblia. Tampoco lo ha hecho ningún político evangélico. Ni tampoco lo ha hecho el Papa. Ni tú ni yo tampoco. En el mejor de los casos, todos hemos leído una mala traducción —una traducción de traducciones de copias hechas a mano, de copias de copias de copias, y cientos de copias, y cientos de veces sin parar—».  Espero que sea una exageración, porque no entiendo cómo un periodista puede publicar esto. Dice que lo mejor que podemos conseguir es una traducción de una traducción de una traducción. Creo que quiere decir que nuestras traducciones modernas del Nuevo Testamento son traducciones de una traducción latina que era a su vez una traducción del griego original. No puedo hablar por los predicadores de la televisión, los políticos evangélicos, o el Papa, pero sé que tengo muchos estudiantes y colegas que leen el Nuevo Testamento Griego muy a menudo y muy bien. Y lo que hemos encontrado es que nuestras traducciones al español1 —la NVI, la LBLA y muchas más— son muy fiables.  Pero algunos podrían decir que incluso si pudiéramos traducir la Biblia, nunca podríamos saber cuál era la redacción original. Después de todo, el texto de la Biblia fue copiado a mano durante miles de años por miles de personas que cometieron decenas o incluso cientos de miles de errores intencionales e involuntarios.  Es cierto que hasta el siglo XV, el texto de la Biblia se copiaba a mano y a veces los escribas cometían errores. Pero esto no significa que el texto que tenemos no se parezca en nada a los escritos originales y que sea completamente poco confiable. De hecho, es justo lo contrario, especialmente cuando lo comparamos con otros textos antiguos. Tenemos más de 6000 manuscritos del Nuevo Testamento en griego (sin mencionar cerca de 20 000 traducciones antiguas).  De los 6000 manuscritos griegos, la evidencia de sus contradicciones ha sido muy exagerada. Aunque hay muchas variaciones en el texto, la mayoría de ellas son diferencias de ortografía o del orden de las palabras. Hay varias otras diferencias que no cambian el significado del texto en absoluto, especialmente el uso de sinónimos. Menos del 1% de las variantes equivalen a un cambio significativo, y ninguna de ellas afecta a ninguna doctrina cristiana esencial. Nada de esto ni siquiera considera las decenas de miles de pergaminos y códices del Antiguo Testamento hebreos que muestran un nivel similar de confiabilidad. La evidencia es clara: nuestras traducciones modernas son traducciones fiables de un texto fidedigno.


La Biblia cuenta una historia del único Dios que redime a un pueblo en su única creación a través del único Salvador Jesucristo.


Mito #2: Los libros de la Biblia fueron escogidos arbitrariamente 

Llamaré a este segundo mito “el mito de El Código Da Vinci” (aunque el primer mito también apareció en ese libro). La historia es más o menos así: durante los dos primeros siglos d.C., había cientos de documentos cristianos que se utilizaban en las iglesias. Libros como el Evangelio de Tomás, los Hechos de Pedro, e incluso el Evangelio de Judas eran leídos junto con Mateo, Romanos, Apocalipsis y el resto de los libros del Nuevo Testamento. No fue hasta que el emperador Constantino legalizó el cristianismo a principios del siglo IV que redujimos la lista a nuestros 27 libros del Nuevo Testamento. En El Código Da Vinci, Dan Brown hace que uno de sus personajes describa lo que sucedió después. «Más de 80 Evangelios fueron considerados para el Nuevo Testamento, y sin embargo sólo unos pocos fueron escogidos para su inclusión: Mateo, Marcos, Lucas y Juan entre ellos». Cuando se le preguntó quién decidió qué Evangelios incluir, respondió: «La Biblia, tal como la conocemos hoy en día, fue compilada por el emperador romano pagano Constantino el Grande». Aunque estas afirmaciones son un poco ostentosas en el libro de Brown, mucha gente cree alguna versión de esto hoy en día.  Es cierto que los primeros cristianos escribieron docenas, tal vez cientos de documentos en los primeros dos o tres siglos d.C. También es cierto que el canon del N.T. fue debatido hasta alrededor de la época del emperador Constantino. Pero eso es casi tanto como lo que El Código Da Vinci tiene de cierto. Pero los cristianos nunca consideraron 80 Evangelios; de hecho, los 4 Evangelios que tenemos en el N.T. eran los únicos que los cristianos seriamente consideraron incluir en el canon del N.T. Estos son por mucho los primeros Evangelios, tienen la mayor cantidad de vínculos con los apóstoles, y fueron aceptados universalmente por la Iglesia desde el principio. El Evangelio de Tomás es probablemente el más antiguo de estos otros «Evangelios», pero probablemente fue escrito aproximadamente entre los años 150-180 d.C. Los evangelios del N.T. fueron escritos alrededor del 60-100 d.C., en la época de los apóstoles.  Lo mismo podría decirse de los otros libros del Nuevo Testamento. Aunque tomó algún tiempo para que los 27 libros del Nuevo Testamento fueran reconocidos universalmente por la Iglesia cristiana primitiva, no hay evidencia en ninguna parte que sugiera que Constantino tuviera alguna influencia sobre qué libros fueron escogidos. 

 Mito #3: La Biblia es científicamente ignorante y poco confiable 

Incluso muchos cristianos creen alguna versión de este mito. Ellos dirán que la Biblia tiene la intención de enseñar teorías científicas de la Edad de Bronce Tardía o del Antiguo Cercano Oriente. No podemos confiar en un libro tan mal informado sobre la ciencia, ¿verdad?  El problema aquí es cuando la gente asume que la Biblia pretende ser un libro de texto científico que no utiliza un lenguaje normal. Recientemente leí a alguien que acusaba a la Biblia de un error científico porque describe el mar circular de bronce en el templo con una circunferencia de 30 codos y un diámetro de 10 codos (1 Rey. 7:23-24). Esto haría que el valor de pi fuera 3,0 en lugar de 3,14. Otros dicen que la Biblia enseña un universo geocéntrico porque Eclesiastés 1:5 dice que el sol nace y se oculta. Esto exige un nivel de precisión en el lenguaje que no utilizamos en una conversación normal.  Si te dijera que el sol se está ocultando a las 6:45 p.m., ¿me acusarías de ser heliocéntrico y científicamente ignorante? Es cierto que el sol no se está ocultando a las 6:45 pm. La tierra está girando sobre su eje hacia el este, así que nos moveremos fuera del alcance de la luz del sol. Pero si yo dijera que la tierra está rotando fuera del alcance de la luz del sol a las 6:45 p.m. en lugar de decir simplemente que el sol se está ocultando, pensarías que estoy un poco fuera de lugar. Así la Biblia usa un lenguaje humano normal para describir fenómenos científicos, tal como tú y yo lo hacemos. Aplicar un estándar diferente a la Biblia es injusto y no se ajusta a la forma en que funciona el lenguaje actualmente.  Aunque las preguntas sobre la edad de la Tierra y los detalles de la creación son un poco diferentes, y los cristianos no están de acuerdo sobre la mejor manera de interpretar estos capítulos, ni siquiera Génesis 1-2 tiene la intención de enseñarnos un relato científico detallado de cómo comenzó el universo. En cambio, usa un lenguaje humano normal para enseñarnos acerca del poder de Dios sobre su creación desde el principio. Cuando se lee de esta manera, ninguno de los llamados errores científicos en la Biblia equivale a un serio desafío a su absoluta veracidad y autoridad. 

Mito #4: La Biblia es misógina 

Mucha gente asume que en el mundo grecoromano, las mujeres eran tratadas con honor, respeto y dignidad hasta que el cristianismo llegó y lo estropeó todo porque la Biblia nos enseña a maltratar a las mujeres. Pero esto no comprende lo que la Biblia realmente enseña sobre las mujeres. Es verdad que Dios también diseñó a hombres y mujeres para cumplir diferentes roles y responsabilidades en algunas áreas, como el hogar y la iglesia. Pero diferente no significa desigual.  Mucha gente ha tergiversado las Escrituras para oprimir a las mujeres, pero esto no logra entender lo que la Biblia enseña acerca de las mujeres y cómo Dios ha diseñado a hombres y mujeres para que se relacionen entre sí. Desde el principio, la Escritura es clara. Tanto hombres como mujeres son creados juntos a imagen de Dios (Gén. 1:26-27). Aunque las mujeres fueron constantemente maltratadas y abusadas en el Antiguo Cercano Oriente, el A.T. está lleno de historias de mujeres de fe, como Ana (1 Sam. 1-2), sabias y valientes, como Débora (Jue. 4) y Abigail (1 Sam. 25), y que salvaron al pueblo de Dios de la destrucción (Ester). En un mundo donde las mujeres difícilmente eran vistas como algo más que una propiedad para servir a los hombres, el concepto de la Biblia de que las mujeres son hechas a la imagen de Dios y usadas por Él para lograr sus propósitos es notable.  El Nuevo Testamento sólo hace que esta imagen sea más clara. Jesús trató a las mujeres con dignidad, amor y respeto, aun cuando eran humilladas por la cultura en la que vivían (Jn. 4; Lc. 7:36-50). Aunque ciertamente llamó a las mujeres a arrepentirse de sus pecados, no las dejó en su pecado, sino que las vio como portadoras de la imagen de Dios que deben ser amadas y honradas. A lo largo del resto del Nuevo Testamento, vemos a mujeres que desempeñan un papel clave en la evangelización y la enseñanza, como Priscila (Hch. 18:24-26), la plantación de iglesias, como Lidia (Hch. 16), y la oración, como María, la madre de Juan (Hch. 12:12). Las mujeres eran importantes colaboradoras de Pablo y de los otros apóstoles (Rom. 16:17). 

Mito #5: La Biblia es una colección aleatoria de historias desconectadas e ideas inconsistentes 

Imagínate si tomáramos un documento legal escrito en 1718, una colección de poemas de 1818, una biografía escrita en 1918, y finalmente una narrativa histórica escrita en 2018, y tratáramos de hacer que contara un relato coherente. Sería difícil, ¿verdad? Así es como mucha gente concibe la Biblia. Fue escrito a lo largo de miles de años por docenas de personas en varias culturas e idiomas diferentes. ¿Cómo podría este libro contar una historia coherente?  Pero considera cómo se desarrolla la “descendencia” a través de la Biblia. Génesis 3:15 habla de la “descendencia” de Eva que un día aplastaría la cabeza de la serpiente, el diablo. Dios le promete a Abraham, el descendiente de Eva, que Él daría ciertas promesas a su descendencia (Gn. 12:1-3; 17:7) y el bisnieto de Abraham, Judá, recibió la promesa de que su descendencia gobernaría sobre las naciones. Siglos después, Dios le dijo al rey David que su descendencia gobernaría sobre un reino que nunca terminaría (2 Sam.7:13). Aún siglos después, el profeta Isaías habló de la descendencia de la virgen, que se levantaría para gobernar sobre las naciones (Isa. 7:14; 9:6). Cuando llegamos al Nuevo Testamento, descubrimos que la descendencia de Eva, que es la descendencia de Abraham (Gál. 3:16) es también el hijo real de Judá y David (Rom. 1:3-4). Finalmente, en una ilustración simbólica del cumplimiento de Génesis 3:15, un dragón, la serpiente antigua trata de destruir la descendencia de la mujer, pero Él derrota al dragón y a sus aliados de una vez por todas (Apoc. 12).  Este es sólo uno de los muchos temas que podemos trazar a través de la historia de la Biblia. Hay series de temas que encajan en esta gran historia de una manera notable. Algunas partes pueden tener diferentes énfasis, y autores diferentes tienen estilos diferentes, y la historia se desarrolla entre los antiguos y los nuevos pactos. Pero la historia y los detalles de la Biblia están unificados de maneras asombrosas. La Biblia cuenta una historia del único Dios que redime a un pueblo en su única creación a través del único Salvador Jesucristo. La unidad de la Biblia es impresionantemente gozosa.  Si se tratara de cualquier otro libro, me sería difícil explicar su consistencia y profundidad. ¿Cómo puede un libro escrito de una manera tan diversa tener una unidad tan notable? La única respuesta que podemos dar es la inspiración de la Sagrada Escritura. Los cristianos a lo largo de los siglos han confesado que éste no es un libro ordinario. Es la palabra misma del Dios viviente. Pero Él se ha revelado en este libro, y seríamos sabios si lo leyéramos, lo entendiéramos, nos sometiéramos a él, y así ser transformados por el mensaje del evangelio que proclama. 

Chris Bruno

Chris Bruno (PhD, Wheaton College) es profesor asistente de Nuevo Testamento y Griego en el Bethlehem College & Seminary en Minneapolis, Minnesota. Anteriormente enseñó Biblia y Teología en la Cedarville University y en la Northland International University y sirvió como pastor en la Harbor Church en Honolulu, Hawaii. Chris y su esposa, Katie, tienen cuatro hijos. 

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