Como creyentes del evangelio, estudiar la Palabra de Dios debe ser nuestra prioridad. Pero en Su bondad, Dios también nos ha provisto de libros y materiales que pueden ayudarnos a comprender verdades bíblicas. Filipenses 4:8 dice: “Por lo demás, hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo digno, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo honorable, si hay virtud o algo que merece elogio, en esto mediten”.
Hay muchos libros que nos ayudan a hacer precisamente eso: meditar en las verdades bíblicas. Así que aquí te dejo 10 recomendaciones para comenzar un club de lectura:
1. Elige un libro en oración
No está por demás decirte que incluso para esta decisión que parece tan fácil, es necesario orar. Solo Dios conoce las necesidades específicas de todas las mujeres que se unirán a tu club de lectura. Ora para que sea Él quien les dirija a escoger el mejor libro para comenzar.
2. Haz una evaluación de tu grupo de mujeres
Considera la etapa de la vida en la que se encuentran las mujeres que formarán parte de tu grupo. Tal vez no todas son madres, o no todas están casadas. Es posible que tu iglesia sea una nueva congregación donde muchas de ellas nunca han estudiado la Biblia. ¿Sería bueno comenzar leyendo una guía de estudio de algún libro de la Biblia específico?
Para elegir un libro, te recomiendo que escojas temas que se aplican a todas las mujeres. Temas como: “Confiar en la gracia de Dios”, “el temor al hombre” y “¿cómo conocer la verdad?”, son temas que parecen básicos, pero de los cuales debemos meditar constantemente centrándonos en el evangelio independientemente de cuánto tiempo llevamos siguiendo a Cristo.

3. Céntrate en el evangelio
Elige libros que apunten a la gracia salvadora de Dios. Supongamos que eliges un libro sobre productividad y disciplina en la vida cristiana, o un libro sobre la educación de los hijos. Muchos de ellos pueden traer buenos consejos, pero si estos no nos dirigen a rendir nuestras vidas a Cristo en arrepentimiento y a la esperanza que tenemos de Su gracia que nos salva y santifica, entonces estos libros no brindarán ayuda verdadera.
Si tu club de lectura es una iniciativa de tu iglesia local, toda conversación debe estar centrada en el evangelio.

4. Elige un libro que permita la discusión
Existen libros que cuentan con preguntas al final de cada capítulo y permiten la discusión del tema. Tal es el caso de El temor y nuestra sed de aprobación, de Karla de Fernandez. Tu equipo de liderazgo también puede diseñar las preguntas en caso que no sean parte del libro.
En mi experiencia, ha sido de mucha ayuda cuando la líder del grupo nos envía las preguntas con anticipación. De esta esta manera no solo leemos el capítulo asignado, sino que pensamos en cómo aplicar estas verdades a nuestra propia vida. Así, la discusión se hace mucho más enriquecedora y podemos aprender una de la otra al ver el trabajo que Dios está haciendo en nuestras vidas.

5. Crea un espacio para la honestidad
Al ser parte de un grupo de discusión, es posible que en ocasiones escucharás ideas con las que no estarás de acuerdo. Pero ese es precisamente el entorno de aprendizaje que quieres promover, uno donde las mujeres pueden decir lo que piensan y creen. De esta forma puedes sacarlas del error y apuntarlas hacia la verdad.
No tengas miedo de que las mujeres en tu grupo participen aunque no conozcan lo que dice la Biblia. Esas discusiones son una puerta abierta a sus mentes y corazones. ¡Qué bendición que ellas se sientan con la confianza de compartir lo que piensan y sienten!

6. Prepárate profundizando en las Escrituras
Es posible que algunas de las mujeres que formen parte de tu club de lectura no hayan leído nunca la Palabra de Dios. O, podría ser que alguna de ellas ni siquiera se congregue en tu iglesia y haya sido invitada por alguien más. ¡Qué gran oportunidad de presentarle al Dios de la Biblia a través de este grupo!
Aunque algunas de las ideas compartidas por las mujeres del grupo podrían ser erróneas, las demás mujeres del grupo no verán a estas voces como la autoridad. Prepárate, como líder, para conocer bien el tema. Siempre corrige con la Biblia y con gracia.

7. Determina la hora y fecha
Me he desanimado algunas veces al unirme a un club de amigas para leer cierto libro sin que hagamos algo al respecto. Comenzamos entusiasmadas por aprender, pero si nunca nos ponemos de acuerdo en cuanto a detalles eso solo queda en un libro más comenzado.
Te recomiendo que desde un inicio determines la frecuencia de las reuniones con detalles sobre qué capítulos se discutirán en cada fecha. Un plan no es un plan si no tiene fecha y hora.

8. Crea un equipo de liderazgo
No intentes hacerlo todo tú sola. Elige a otras mujeres que te puedan apoyar y a quienes les puedas delegar ciertas tareas. ¿Quién organizará el refrigerio? ¿Quién enviará los recordatorios de las reuniones? ¿Quién llevará registro de las peticiones de oración?
Determina una o dos mujeres más que te apoyarán en las discusiones durante las reuniones. Es posible que en algún momento debas ausentarte y será bueno que el club de lectura se reúna sin ti.

9. Crea un entorno de fraternidad
Mi amiga Maggie prepara su casa una vez al mes para que nos reunamos a discutir nuestro libro. Al entrar, percibes el aroma a fabuloso. Te diriges a la cocina a prepararte un té o un café. Tomas un plato y te sirves unos panecillos. Eso se siente como un hogar, un lugar donde quiero estar y donde me siento amada.
Crear un espacio cómodo, con café y un pequeño refrigerio no sería algo que me viene a la mente en primera instancia. Mi estilo es estudiar el capítulo, hablar de él e irme a mi casa. Pero después de muchos años de participar en un club como este, he aprendido la importancia de un entorno de fraternidad.
10. Termina con oración
Interésate en las necesidades de las mujeres. Tal vez vengan queriendo conocer más sobre el tema que se va a discutir. Pero todas vienen con cargas y anhelos en sus corazones. Da un tiempo para la oración. Nuestro grupo es bastante grande así que nos dividimos en 4 pequeños grupos a la hora de orar.
Recuerda que conocer más sobre cierto tema debe ser solo para traer mayor gloria a Dios. Qué al crecer en conocimiento seas maravillada por la obra del Señor y le sirvas con mayor gozo.
“Por esta razón también, obrando con toda diligencia, añadan a su fe, virtud, y a la virtud, conocimiento; al conocimiento, dominio propio, al dominio propio, perseverancia, y a la perseverancia, piedad, a la piedad, fraternidad y a la fraternidad, amor” (2P 1:5-6).