Las siguientes líneas son, en mi opinión, de lo mejor que jamás se haya escrito: Si fuera tinta todo el mar, y todo el cielo un gran papel, Y cada hombre un escritor, y cada hoja un pincel. Nunca podrían describir el gran amor de Dios; Que al hombre pudo redimir de su pecado atroz. Estas palabras forman la segunda estrofa del himno “Oh amor de Dios” compuesto por el escritor alemán Frederick M. Lehman. Lehman estaría de acuerdo el Dr. R. C. Sproul quien comentó: “No puedo pensar en muchas tareas más difíciles que tratar de desarrollar una exposición del amor de Dios”.[1] Tomaría todas las mentes del mundo, toda la tinta y las hojas para intentar describir la obra salvadora y amorosa de Dios quien miró a pecadores rebeldes y los salvó por Su gracia. Esa obra de redención fue planificada, llevada a cabo y completada por el Dios Trino y pasaremos la eternidad considerando las implicaciones y ramificaciones de lo que Dios hizo por nosotros en Cristo. ¿Dónde está el amor de Dios en la adversidad? Un puritano que nació en el año 1600 llamado Samuel Rutherford, capturó perfectamente la verdad sobre Cristo cuando escribió: Une la belleza de diez mil mundos llenos de paraísos, como el Jardín del Edén; une todos los árboles, todas las flores, todos los aromas, todos los colores, todos los sabores, todos los gozos, todo lo bello, toda la dulzura. Oh, ¿no sería algo excelente? Sin embargo, en comparación con el amado Cristo, sería menos que una gota de lluvia a todos los mares, ríos, lagos y fuentes de aguas de mil planetas.[2] Con cuánta razón necesitamos más hombres y mujeres de habla hispana cuyos corazones hayan sido conquistados por Cristo Jesús, que mediten profundamente en Su gran obra de salvación y escriban acerca de ella. Sí, existen muchos temas importantes que debemos considerar, pero nunca serán más importantes que considerar la persona y obra de Cristo, y las implicaciones de las verdades que destilan de Su vida. Este blog lleva el nombre “Un escritor más” por la segunda estrofa del himno “Oh amor de Dios”. Soy un escritor más tratando de describir el gran amor de Dios que al hombre pudo redimir de su pecado atroz. Mi oración es que Dios reciba gloria, y de alguna manera Su pueblo sea edificado. [1] R. C. Sproul, God’s Love: How the Infinite God Cares for His Children [El amor de Dios: cómo el Dios infinito cuida de Sus hijos] (Colorado Springs, CO: David Cook, 2012), 9. [2] Citado por Joel Beeke en “Learn from the Puritans (Part 2)” [“Aprende de los puritanos (parte 2)”] en el libro ed. Tom Ascol, Dear Timothy: Letters on Pastoral Ministry [Querido Timoteo: cartas sobre el ministerio pastoral], (Cape Coral, FL: Founders Press, 2016), 250.