Reseña: Trabajo: su propósito, su dignidad y transformación

No es que nos falten libros que traten el tema de la comprensión cristiana del trabajo. De hecho, en los últimos años se ha producido una explosión de interés por el tema.

No es que nos falten libros que traten el tema de la comprensión cristiana del trabajo. De hecho, en los últimos años se ha producido una explosión de interés por el tema. Así que cuando apareció otro más en mi buzón de correo, estuve tentado a dejarlo de lado. Lo estuve, hasta que vi el comentario de D.A. Carson: «Los últimos años han sido testigos de una avalancha de libros que tratan sobre la visión cristiana del trabajo. Este es el mejor de ellos. Bien escrito, históricamente exhaustivo, teológicamente informado, exegéticamente sensible, este es ahora el volumen “obligatorio” sobre el tema». Estos no son pocos elogios de un distinguido teólogo y voraz lector, que una vez me dijo que leía varios cientos de libros al año y que ha mantenido ese ritmo durante décadas. Decidí que en lugar de dejar de lado el libro Trabajo de Daniel Doriani, le daría prioridad. Me alegro de haberlo hecho.  Daniel Doriani es conocido como predicador, profesor de seminario y autor de varios comentarios excelentes. Este libro puede entenderse mejor como un proyecto que le apasiona, un área de interés particular para el que ha estado dando forma a sus pensamientos durante un largo período de tiempo. «En este libro», dice, «espero involucrar a todos los que quieren practicar el amor y la justicia en su trabajo, ya sean profesionales o trabajadores, líderes empresariales o artesanos, estudiantes, jubilados o padres que se quedan en casa». Siendo esto así, él escribe especialmente para dos tipos de personas.  «Los primeros [los que] dudan del valor de su trabajo. Cuando se les pregunta por su trabajo, suelen empezar con dos palabras: “Yo solo”. Dicen: “Yo solo cuido a los niños”, “yo solo repongo las estanterías”, “yo solo comercializo ropa”, “yo solo transporto verduras”. Sí, pero quien transporta verduras de forma eficiente mejora la vida de numerosas personas, muchas de ellas pobres. Dicho esto, aclaro que no soy partidario de la expresión: “Tu trabajo importa”. De hecho, algunos trabajos son tan deplorables y triviales que apenas parecen importar».  Me agrada este concepto, porque aunque él celebra el valor de todas las formas legítimas de trabajo, no actúa como si todo el trabajo fuera exactamente igual, una posición que a veces intentamos sostener. Y luego está el segundo tipo de persona.  «También escribo para un segundo tipo de persona, la mujer que anhela fervientemente hacer un trabajo significativo, el hombre que se atreve a pensar que su trabajo puede cambiar su rincón del mundo. En esto, me uno a Juan Calvino, Abraham Kuyper y sus seguidores cuando afirman que Jesús es el Señor de todos los dominios, no sólo de la iglesia. Jesús declara que lo gobierna todo cuando dice que el reino de Dios ha llegado (Mt 12:28; Lc 11:20). Cuando los Evangelios muestran a Jesús trabajando, ya sea enseñando a las multitudes o curando a los enfermos, lo físico de Su actividad demuestra que la redención da forma a toda la vida: al cuerpo, no sólo el espíritu». Así que no escribe solo sobre los trabajos que hacemos, sino sobre los anhelos más profundos que tenemos de llevar a cabo una reforma en áreas de pasión o vocación.  Comienza exponiendo doce principios que constituyen el fundamento de una comprensión cristiana del trabajo: una especie de teología bíblica que examina el trabajo desde Génesis 1 hasta Apocalipsis 22, para ver lo que toda la Escritura tiene que decir sobre lo que hacemos. Los primeros capítulos refuerzan esta base al profundizar en varios de los temas, tales como la gloria y la miseria del trabajo en un mundo creado por Dios pero caído y la restauración de nuestro trabajo mediante el evangelio de Jesucristo. También examina cómo ha cambiado la visión del trabajo a lo largo del tiempo, tanto dentro como fuera de la Iglesia.  La segunda parte del libro, los capítulos 5-8, aborda los temas esenciales de la vocación: la fidelidad, el trabajo en lugares o circunstancias difíciles y el ritmo de trabajo y descanso ordenado por Dios. Dos capítulos finales constituyen la tercera parte del libro y exploran cómo los cristianos pueden (y a menudo deben) esforzarse por reformar el lugar de trabajo y la sociedad en general. Esos dos capítulos «ofrecen una teología o apologética para el proyecto de intentar la reforma a través del trabajo». Un útil apéndice muestra cómo los cristianos pueden aplicar los principios bíblicos a diez esferas laborales comunes, pero muy diferentes, desde los maestros hasta los soldados, pasando por los artistas.  El libro me ha resultado extremadamente útil. Doriani cubre un territorio común, como esa teología bíblica del trabajo y esa falsa dicotomía entre las vocaciones sagradas y las seculares. Pero también añade material que invita a la reflexión sobre las cosas que podemos dar por sentadas en una sociedad dominada por una visión muy utilitaria del trabajo y de los trabajadores. Muestra con acierto cómo las prácticas a veces despiadadas de los negocios en un contexto capitalista pueden no ser totalmente compatibles con una visión bíblica del amor y la justicia. Pide que se trabaje duro, pero también que se descanse intencionalmente de ese trabajo. Nos pide que estemos, en sentido general, satisfechos en los puestos a los que Dios nos ha llamado, pero también que estemos dispuestos, y quizás incluso deseosos, de aprovechar las oportunidades para llevar a cabo una reforma. Muestra que hay dignidad en todo trabajo legítimo, pero también muestra que algunas formas de trabajo son realmente más importantes que otras.  Después de haber leído este libro y de haberme beneficiado de Trabajo, me inclino a estar de acuerdo con Carson y a considerarlo la obra más importante sobre el tema. Lo recomiendo de buena gana a todo cristiano.  Este artículo se publicó originalmente en Challies.

Tim Challies

Tim Challies es uno de los blogueros cristianos más leídos en los Estados Unidos y cuyo BLOG ( challies.com ) ha publicado contenido de sana doctrina por más de 7000 días consecutivos. Tim es esposo de Aileen, padre de dos niñas adolescentes y un hijo que espera en el cielo. Adora y sirve como pastor en la Iglesia Grace Fellowship en Toronto, Ontario, donde principalmente trabaja con mentoría y discipulado.

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