PRESENTADOR:
Tenemos muchas oyentes jóvenes que se dirigen al matrimonio sin muchos ejemplos en sus vidas de quienes aprender, y están haciendo buenas preguntas sobre los fundamentos del matrimonio. Una de ellas es Kasandra, quien pregunta: “¡Hola, pastor John! Estoy comprometida a casarme y necesito consejos prácticos: ¿qué significa someterme a mi esposo y cómo se mira esa sumisión de maneras prácticas?”.
JOHN PIPER:
Dios ama a Su pueblo. Dios ama a Kasandra. Él no nos da mandamientos que son malos para nosotros. Eso es algo fundamental en este tema. Dios es un buen Padre. Él conoce la masculinidad. Conoce la feminidad. Conoce estas cosas perfectamente y sabe qué tan hermosa puede ser la vida cuando ellas se viven de acuerdo a Sus buenos propósitos. Él nos ha dado, te ha dado a ti, Kasandra, dones asombrosos de sexualidad y dones asombrosos de diferencias entre la masculinidad y la feminidad que van más allá de los órganos sexuales. Somos hombre y mujer profundamente.
Y esto es tan grande, tan precioso, tan extenso, tan profundo y tan poderoso que creo que seríamos necios si hiciéramos experimentos con ello pensando que las cosas deben ser diferentes de una generación a otra, como lo hace el mundo. “Solo definamos qué es una mujer de manera diferente”. “Solo definamos qué es un hombre de manera diferente”. Seremos sabios si, considerando nuestra vida, escucháramos a nuestro Creador, nuestro Diseñador, nuestro Padre, nuestro Amigo y nuestro Redentor, y luego alineáramos nuestra masculinidad y feminidad con lo que Él ha revelado.
Solo tengo tiempo para hacer algunos comentarios sobre el tema. Pero he escrito, junto con Wayne Grudem, un libro que trata este asunto titulado: 50 Preguntas cruciales sobre la masculinidad y feminidad. Te recomiendo leerlo. Si la respuesta a tu pregunta te parece inadecuada, estás en lo correcto. Por tanto, nunca dejes de aprender y crecer.
Esta respuesta no es del todo adecuada porque, por ejemplo, no haré ninguna exégesis o interpretación de pasajes bíblicos relevantes sobre el tema. Solo aplicaré cosas que he estudiado, pero si quieres profundizar, casi todo lo estoy tomando de Génesis 1–3, Efesios 5:21-33, 1 Pedro 3:1-7, 1 Timoteo 2:8-15, 1 Corintios 11:1-16, y de la manera en que el Nuevo Testamento muestra la interacción entre Cristo y Su iglesia. Aquí hay tres cosas que deseo resaltar.
1. La sumisión bíblica florece del liderazgo bíblico
La primera es sobre el significado de la sumisión bíblica de la esposa. La sumisión es una respuesta feliz al liderazgo bíblico del esposo o, como lo llama Efesios 5:23, “cabeza”. Y el punto de partida aquí es que, cuando los hombres están haciendo lo que Dios los llama a hacer en una relación y lo están haciendo correctamente, bíblicamente, a la mayoría de las mujeres les encanta y están felices de responder con todo su apoyo. Mi principal esfuerzo en el ministerio es ayudar a tu prometido. Pero no preguntaste por él. Preguntaste por ti. Así que intentaré decirte algo directamente a ti.
Esto es muy importante. Asegúrate de casarte con un hombre que entienda su rol y tenga la madurez y la humildad para crecer el resto de su vida en ese rol, en ese liderazgo. Será muy difícil para ti vivir tu vida de sumisión piadosa si él no es un líder piadoso. No es imposible y la Biblia habla de eso, pero será más difícil y no querrás elegir eso al principio de tu relación.
2. La cabeza inicia, la sumisión apoya
Aquí está la segunda cosa que deseo notar. Yo diría que la sumisión significa un apoyo inteligente, gozoso y sabio al liderazgo de tu esposo y eso significa algunas cosas importantes de su parte. Esto significa sencillamente que te encanta que él lidere. Y —aquí viene la matización para que sepas a lo que apuntas— por liderar no quiero decir que él tome decisiones unilaterales sin hablar contigo y sin importarle lo que piensas. Eso sería una contradicción de tu papel como “heredera como [él] de la gracia de la vida” (1 Pedro 3:7). También contradiría su papel como seguidor falible de Jesús. Él no es Jesús. Él no es tu supremo Señor. Jesús sí lo es y tu esposo lo sabe, y quiere honrar a Jesús y animarte en tu sumisión personal y tu caminar en pos de Él. El esposo no se pone en el lugar de tu Señor que todo lo controla. Él sabe que solo Jesús ocupa ese lugar.
Lo que quiero decir al hablar de su liderazgo es que él toma la iniciativa. Él dice: “Vamos” la mayoría de las veces. A veces digo eso a una pareja. Les pregunto: “¿Quién dice ‘vamos’ más a menudo en esta relación?”. Y si ella es la que tiene que decir constantemente: “Hagamos esto, hagamos aquello y hagamos esto otro”, y él es muy perezoso, entonces eso es un problema. Él debería tomar la iniciativa en los devocionales familiares, en la disciplina de los niños, en la responsabilidad financiera, en establecer las normas morales del hogar, en los patrones de generosidad, en la vida de la iglesia, y así sucesivamente. Cuando digo que toma la iniciativa, no quiero decir que se haga cargo de manera detallada, como si tuviera que dirigirlo todo. No debería ocuparse todo.
A continuación, doy un ejemplo. Intentaré ser concreto. Si digo: “Hombre, toma la iniciativa en las finanzas. No arrastres los pies para definir cómo se gana el dinero, cómo se ahorra, cómo se invierte, cómo se gasta, ni cómo se da. No arrastres los pies al respecto. No esperes que tu esposa resuelva todos esos problemas. Eres tú quien debe tomar la iniciativa”. Y lo que quiero decir con iniciativa es que él diga cosas como: “¿Podemos hablar sobre nuestras finanzas para asegurarnos de que estamos viviendo dentro de nuestras posibilidades y honrando al Señor con nuestro dinero?”. Y luego puede decir: “No soy muy bueno con estos números y tú estudiaste finanzas. Entonces, ¿qué te parece si tú llevas las cuentas y haces los pagos de los servicios, etc.?”.
Liderazgo no significa hacerlo todo. Liderazgo significa sentarse a la mesa y tomar la iniciativa para poner en marcha acciones que resuelvan problemas. A las mujeres les encanta que sus esposos tomen la iniciativa de poner las cosas en marcha para resolver problemas. Por supuesto, quieren ser parte de la solución y deben ser parte de la solución. Pero, oh, qué triste es cuando tienen que arrastrar a sus maridos a la mesa para poner las cosas en marcha.
En otras palabras, una buena esposa, una esposa sumisa, puede tener más capacidad que su esposo en muchas áreas. Eso es posible. Ambos lo reconocen y establecen la gestión del hogar de diversas maneras que lo demuestran. Ser líder no significa tener mayores capacidades que los demás. De ninguna manera. Sabes, soy pastor. He estado rodeado de personas con mejores capacidades en comparación con las mías. Pero yo soy el líder. Es mi trabajo maximizar esas capacidades, encontrar una manera de resolver los problemas aquí, establecer el tono de la enseñanza allá y lanzar la visión para el futuro en este otro lugar. Mi rol ha sido maximizar las capacidades de todos. Así que, una esposa sumisa desea que su esposo lidere, que haga que las cosas sucedan, que las ponga en marcha, que tome la iniciativa.
3. Cristo es la cabeza suprema
Por último, yo diría que, además de ser un apoyo inteligente, gozoso y sabio al liderazgo del esposo, la sumisión significa que, en principio, en los raros casos en que los dos, después de conversar durante días sobre lo que se debe hacer, han llegado a un empate —tú no lo has persuadido y él no te ha persuadido—, la esposa sumisa le dice al esposo: “Confiaré en que harás lo correcto”. Y es posible que ella no esté de acuerdo con el camino que él está tomando. Y creo que las situación en las que eso sucederá son muy raras, suceden con poca frecuencia. Pero ella cederá en principio a lo que él diga.
Y la razón por la que digo “en principio” es porque un buen esposo en ese momento podría usar ese privilegio para seguir el camino que ella propone. Quizás porque la ama. Quizás porque quiere mostrar gracia. Quizás porque no quiere tomar su autoridad e imponerla en una dirección que ella no quiere porque la ama, y entonces puede decir: “Haremos lo que tú propones”. Pero ella le ha enviado un mensaje alto y claro: “No exigiré que se haga lo que yo quiero. No te diré que debes hacer las cosas a mi manera. Hagámoslo a tu manera, y confiaré en que harás lo correcto”.
Y termino matizando esto de dos maneras. La primera es que un buen esposo a veces cede aunque ella le haya dado el privilegio, y eso lleva a que ella ceda. Y la segunda es que una esposa nunca sigue a su esposo en el pecado. El liderazgo del esposo no es el liderazgo supremo. Cristo es la cabeza suprema, lo cual significa que la esposa siempre buscará hacer lo correcto y no pecar si su esposo la llama a seguirlo en el pecado.
Este es mi resumen para Kasandra:
- Dios sabe lo que es mejor para nosotros y Su camino de sumisión y liderazgo es el camino del gozo.
- Asegúrate de casarte con un hombre lo suficientemente maduro y humilde para liderar bíblicamente.
- La sumisión es principalmente un apoyo inteligente, gozoso y sabio para ese liderazgo.
- Eso significa que la sumisión es una receptividad a que él tome la iniciativa, lo cual no es un control exhaustivo, sino que te implica en la planificación de la vida familiar.
- La sumisión significa que cuando no se ponen de acuerdo en algo, tú le dices: “Confío en que tomarás la mejor decisión”.
- La sumisión significa, en última instancia, sumisión a Jesús para que nunca sigas a tu esposo en el pecado.
Episodio original en inglés: https://www.desiringgod.org/interviews/what-will-submission-to-my-husband-look-like