Kelly nos escribe preguntando sobre el liderazgo espiritual en el hogar. Ella escribe: “Hola Pastor John. Mi esposo y yo estamos en las etapas iniciales de nuestro matrimonio. Ambos crecimos en hogares cristianos, pero desafortunadamente ambos tuvimos padres que fallaron en guiar a su familia espiritualmente. Nuestras madres hicieron ese trabajo. Ahora, yo deseo que mi esposo guíe nuestro hogar espiritualmente, pero nosotros no sabemos cómo hacerlo. ¿Debe él liderar la oración diaria conmigo? ¿Debe él leer la palabra diariamente conmigo? ¿Qué hace usted con su familia? ¿Qué nos aconsejaría? Bien, mi primer pensamiento es este: me sorprende que me escriba Kelly en lugar de su esposo. Espero que sea debido a que ambos están de acuerdo en que desean preguntar y, asimismo, acordaron en que era más fácil para ella escribirnos. Eso estaría bien. Espero que no sea porque él está arrastrando los pies y ella tiene que empujarlo. Mi primera sugerencia es que vaya a buscar a su esposo ahora mismo. Kelly, detén este podcast. Ve a buscar a tu esposo y escuchen esto juntos. Así no te conviertes en la mediadora de este mensaje y conviertes a tu esposo en algo que no le guste.
Ejemplos para el esposo y la esposa
Veamos al menos un pasaje de la Escritura para no dar por sentado algunas suposiciones. Efesios 5: 21-25: “Someteos unos a otros en el temor de Dios. Las casadas estén sujetas a sus propios maridos, como al Señor; porque el marido es cabeza de la mujer, así como Cristo es cabeza de la iglesia, la cual es su cuerpo, y él es su Salvador. Así que, como la iglesia está sujeta a Cristo, así también las casadas lo estén a sus maridos en todo. Maridos, amad a vuestras mujeres, así como Cristo amó a la iglesia, y se entregó a sí mismo por ella”. La imagen que tenemos es la de amarnos y servirnos mutuamente y someternos a las necesidades y anhelos de cada uno en una especie de mutualidad amorosa y humilde. La esposa toma su ejemplo de la iglesia, ya que la iglesia está llamada a seguir a Cristo como su líder. El esposo toma su ejemplo de Cristo, como la cabeza de la iglesia que Se entregó por ella. Al mandar sumisión y liderazgo en el matrimonio, Dios tiene como propósito representar el pacto de amor entre Cristo y Su novia, la Iglesia. Esto es lo que tratamos de poner de manifiesto cuando consideramos este tema de liderazgo y sumisión. Hay diferencias y similitudes en la relación entre la esposa y el esposo y la relación entre Cristo y la Iglesia. Tanta las similitudes como las diferencias dan forma a la manera en que vivimos el drama de Cristo y la Iglesia.
Ella sigue libremente
Por ejemplo, una similitud es la siguiente: Cristo quiere que la sumisión de la iglesia sea libre y gozosa, con un entendimiento total de quién es Él, lo que Él significa y por qué hace lo que hace. Cristo no quiere una obediencia servil o una sumisión sin gozo o un sometimiento irracional de parte de la Iglesia. Él quiere que Su Iglesia esté llena de inteligencia y entendimiento y sabiduría y gozo y libertad al seguirlo. Sin esto, la sumisión de la Iglesia no glorificaría al Señor Jesús. Un sometimiento irracional no glorifica a un líder. De igual manera, un buen esposo no quiere una obediencia servil o una sumisión sin gozo o un sometimiento irracional. Él quiere que su esposa esté llena de inteligencia y entendimiento y sabiduría y gozo y libertad al seguirlo. Ese es un ejemplo de similitud que afecta cómo llevamos a cabo el liderazgo y la sumisión.
Recuerda al Verdadero Rey
Aquí tenemos un ejemplo de una diferencia entre un esposo y una esposa, por un lado, y de Cristo y la Iglesia, por otro. Esta diferencia afecta cómo funciona el matrimonio. Los esposos humanos son falibles y pecadores, pero Cristo no. Por lo tanto, nunca podrás encontrar un paralelo entre la manera cómo Cristo lidera a Su Iglesia y la manera en cómo un esposo lidera a su esposa sin tomar esta distinción o diferencia en consideración. Sus limitaciones y pecado deben formar parte del escenario. Otra diferencia que moldea nuestro concepto de la relación entre esposo y esposa es esta: tanto el esposo como la esposa se someten a Jesucristo como su Señor supremo. Jesús es el Señor de la esposa directamente, no indirectamente que accede solamente por medio del esposo. La enseñanza del Nuevo Testamento (1 Pedro 2:13-17; Efesios 5:21-33; Colosenses 3:17-25) es que los cristianos —hombre y mujer— primero se relacionan al Señor Jesús como su Señor supremo. Luego, para la gloria del Señor, en obediencia al Señor, entramos —o somos enviados de regreso— a las instituciones en el mundo, tales como el matrimonio y otras relaciones que Dios nos asigna. Actuamos en esas relaciones de sumisión libremente porque nuestro primer y supremo Señor lo ha dicho. La sumisión, por lo tanto, que una mujer ofrece a su esposo es hecha libremente, por el mandado de su Señor Jesús. Falible pero imitando a Cristo Esas dos diferencias, entonces, entre nuestros matrimonios y el matrimonio de Cristo implican que el esposo no supondrá que su voluntad sea infalible y que su esposa sea menos sabia, inteligente o perspicaz que él. Jesús siempre es más sabio que la iglesia. Los esposos no siempre son más sabios que sus esposas. Esas diferencias también significan que un esposo cristiano maduro no expresará su liderazgo con intimidación infantil, orgullosa o toma de decisiones unilateral, sino que siempre buscará la sabiduría y los deseos de su esposa. Esto es lo que hace el liderazgo bueno, caído, falible pero imitador de Cristo. Otra forma de hablar sobre esta misma realidad es señalar que los roles de liderazgo y sumisión en el matrimonio no se basan en la capacidad. Dios nunca dijo que el hombre está designado para ser jefe porque es más competente o que la mujer está designada para someterse porque es menos competente. La capacidad no dicta que un hombre sea la cabeza y una mujer se sujete. La capacidad indica la forma en que se ejercen el liderazgo y la sumisión, pero no asigna esos roles. Responsabilidad sincera Así que, la manera en la que defino el liderazgo de un esposo según la voluntad de Dios es esta: un sentido de responsabilidad benevolente para liderar, proteger y proveer para su esposa. La frase clave es “un sentido de responsabilidad benevolente”. Él puede tener una discapacidad física, por ejemplo, que le impide ser quien trae el sustento a la casa, pero esa discapacidad no le impide de sentir una responsabilidad benevolente de satisfacer las necesidades de la familia. Ese sentido de responsabilidad lo moverá a tomar iniciativas con su esposa e hijos para asegurarse de que se cuide a la familia. Ese es el punto principal: un sentido de responsabilidad que mueve al hombre a tomar iniciativas en la familia para que la voluntad de Dios sea hecha por cada miembro tanto sea posible. Aquí hay algunos ejemplos. Ten en cuenta que cuando digo que el esposo siente una responsabilidad especial por las iniciativas en la familia, no descarto el hecho de que su esposa pueda tener iniciativas importantes a ser tomadas en cuenta. La esposa puede aportar estas iniciativas porque el esposo tiene puntos ciegos y es falible, y porque ella posee sabiduría y perspicacia. El punto es este: ella no debería tener que sentir que constantemente está iniciando, presionando, para que este hombre hable sobre cosas de las que hay que hablar, para planificar cosas que deben planificarse, para llevar a cabo aquello que debe hacerse. Estas son algunas de las cosas en las que creo que un esposo debería tomar una iniciativa activamente. Decisiones familiares ¿Cuál es, en general, la visión moral de la familia? Él debería tomar la iniciativa, hacer esa pregunta y buscar una respuesta con su esposa a su lado. ¿Qué creemos acerca de Dios y el mundo, la familia y la cultura? Todas las familias tienen convicciones. Todas las familias son conocidas por algo. Todas las familias están llamadas a glorificar a Dios según sus dones. ¿Cómo se expresa eso en una familia? Esa es la responsabilidad del hombre. Debe perseguir eso. Debe determinarlo. Un hombre siente la responsabilidad de tomar iniciativas para formar y llevar a cabo esa visión moral de la familia. Por supuesto, lo hace a través de una interacción constante con su esposa. Ella no estaría encantada si quedara fuera de esa formulación, pero creo que la mayoría de las mujeres cristianas están encantadas de que el esposo tome la iniciativa y la incluya para asegurarse de que tengan una visión moral para la familia. Eso incluiría iniciativas como estas: · “Aclaremos las expectativas que tenemos para nuestros hijos y cómo serán disciplinados”. · “Aclaremos cómo mi liderazgo como padre y tu liderazgo como madre se relacionarán con la disciplina”. · “Aclaremos cómo los niños van a pasar su tiempo libre”. Y así sucesivamente. Esto incluye cosas como tomar la iniciativa de decidir a qué iglesia asistirá la familia y cómo participarán en la iglesia. Incluye cosas como los ministerios: lo que la familia está haciendo en el ministerio y cómo se involucran juntos en el vecindario y las misiones. Incluye cosas como tomar iniciativas con asuntos del estilo de vida para la familia, hacer preguntas como esta: “¿Qué vamos a hacer con las redes sociales y la televisión y el entretenimiento y el ocio y los deportes y las vacaciones?”. Pregunte, luego tome la iniciativa Cada familia tiene que tomar cientos y cientos de decisiones sobre estas cosas. Algo que desalienta a una esposa es cuando un esposo desidioso nunca piensa en lo que hay que hacer y tiene que ser constantemente estimulado para resolver las cosas. Ella quiere, por supuesto, aportar. Probablemente tiene más información sobre muchas de estas cosas que él. Pero ella quiere que él tome la iniciativa. Él necesita decir: “Sentémonos. Hablemos. Oremos”. ¡Ella quiere que él haga eso! Estas conversaciones incluyen temas como las finanzas: cómo la familia gasta su dinero, para qué van a ahorrar, qué tipo de seguros van a tener, planes de jubilación y pensiones, y toda la visión financiera de la familia, incluyendo cuánto dan a la iglesia. El esposo debe sentir una responsabilidad especial de tomar iniciativas para responder estas preguntas, acompañado y apoyado constantemente por su esposa.La esposa tendrá más sabiduría para tratar muchos de estos temas, pero ella anhela que su esposo tome la iniciativa para poner en marcha procesos mediante los cuales se puedan tratar estos asuntos, se puedan resolver los problemas y se puedan hacer planes. Lidera en seguir a Cristo Finalmente, quizás lo más importante, el esposo debería sentir una responsabilidad especial de guiar a su familia en el hábito de la oración, la lectura de las Escrituras y adoración. Aquí nuevamente, el problema no es la capacidad. Él puede tener una educación de octavo grado, y su esposa puede tener un título universitario.Aún en esa situación, él puede tomar iniciativas para asegurarse de que la familia sea una familia saturada de oración y de la Biblia, trabajando con su esposa para que ella use sus dones (que pueden exceder los suyos) en la lectura y explicación de la Biblia.Espero que esos pocos ejemplos den una idea de lo que significa para un esposo y una esposa modelar a Cristo y a la Iglesia ante un mundo que realmente necesita ver cómo es esa relación entre el Salvador y Sus redimidos.