Meditando en las bendiciones del año que termina

Un año más se nos va: el 2021 llega a su fin. Increíble, pero cierto. Parece que todo pasó muy rápido. Con seguridad tendremos buenos y malos recuerdos de este año.
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Un año más se nos va: el 2021 llega a su fin. Increíble, pero cierto. Parece que todo pasó muy rápido. Con seguridad tendremos buenos y malos recuerdos de este año. No obstante, este último día del año es una excelente oportunidad para recordar las bendiciones que disfrutamos durante el mismo. Mucho más importante aún, recordemos al Señor de las bendiciones. Si no fuera por Su gracia, por Su amor, por Su misericordia, no estaríamos acá, terminando el año que comenzamos. No olvides El ser humano tiene dificultad con recordar las cosas buenas. Piénsalo un poco, si alguien nos lastima, difícilmente lo olvidaremos, pero muchos actos de bondad los pasamos por alto fácilmente. Lo mismo es en una relación: casi no recordamos todos los puntos a favor, pero tenemos muy presente los puntos en contra. Debido a la facilidad con la que olvidamos, Dios, a través de Moisés, advirtió a Israel que no olvidaran al Señor y Su fidelidad. En múltiples ocasiones el Señor advirtió a Su pueblo de no olvidarlo: «Cuídate de no olvidar al Señor tu Dios» (Dt. 8:11). Él sabía que tan pronto entraran a la tierra prometida y gozaran de lo que les daría, se olvidarían de Él. Esa era la razón por la que vino la advertencia de parte del Señor. En Deuteronomio 6, Dios los había exhortado a vivir para Él, escuchando con la intención de poner en práctica lo que escuchaban: «Escucha, oh, Israel» (Deut. 6:4). Fueron motivados a amar a Dios con todo y a guardar Su Palabra. Dios quería que no olvidaran quién era Él y lo que había hecho, a fin de que supieran que Él haría lo que había prometido. Por eso, una vez entraran en la tierra prometida, Dios sabía que había peligro: «entonces ten cuidado, no sea que te olvides del Señor que te sacó de la tierra de Egipto, de la casa de servidumbre» (Deut. 6:12). Recuerda El salmista, en el Salmo 103, también se hablaba a sí mismo, motivándose a no olvidar lo que el Señor había hecho: «Bendice, alma mía, al Señor, y no olvides ninguno de Sus beneficios» (Sal. 103:2). A continuación, procede a nombrar cada uno de esos beneficios. Recordar es la manera activa de no olvidar. Cuán importante es recordar las bendiciones que el Señor nos ha dado. Cuán vital es traer a la memoria lo que Dios hizo este año. Ya sea anotándolo, relatándolo a alguien más o simplemente trayéndolo a la memoria. El Salmo 105 comienza también motivando a dar a conocer las obras del Señor. Todo lo que el Señor nos dio este año, proviene de Él. Todo lo bueno que nos sucedió, es bendición del Señor. Por eso, recordar con la perspectiva correcta, hará que obedezcamos el mandato de Efesios 5:20: «Den siempre gracias por todo». No dejes pasar un minuto más sin recordar la fidelidad el Señor. Recuérdale a tu alma este día lo que Dios ha hecho. Únete al salmista recordando, únete a Moisés trayendo a la memoria quién es Dios y lo que ha hecho. El simple hecho de darnos vida, techo, alimento, amistades, etc., deben ser motivos suficientes para que Él sea exaltado. Aunque este año haya sido duro, Sus misericordias son nuevas cada mañana y Él ha sido fiel. Adora Dice un dicho popular: «recordar es volver a vivir». Sin embargo, la idea de recordar en la Escritura no es tanto volver a vivir, sino adorar a Dios. Recordar las bondades del Señor nos hace poner nuestra mirada en Él, nos hace recordar que no fue nuestro esfuerzo, ni nuestro talento. Recordar que Dios es el dador de la vida, quién nos sostiene y nos bendice, hará que le demos gloria a Él. Dios, antes de decirle a Israel que no lo olvidaran a Él en Deuteronomio 6, les dice quién es Él (Deut. 6:4). Él es quién les daría la tierra prometida. Él es quién haría todo, por eso no debían olvidarse de Él cuando recibieran todas las bendiciones. El ser humano siempre tiene la tentación de enfocarse en las bendiciones y olvidarse del Señor, quien por gracia brinda esas bendiciones. También el salmista, en el Salmo 103, termina motivando a todos —incluso a él mismo— a adorar a Dios: «Bendigan al Señor, ustedes Sus ángeles… Bendigan al Señor, ustedes todos Sus ejércitos… Bendigan al Señor, ustedes todas Sus obras… Bendice, alma mía, al Señor» (Sal. 103:20-22). Esa es la razón por la que tenemos que recordar las bendiciones del año que termina: adorar a nuestro Dios. Recuerda Su bondad, Su misericordia, Su gracia, Su amor, Su paciencia, y adórale.  Conclusión No dejes pasar esta oportunidad para adorar a Dios. Que este último día del año no te olvides de tu Señor, de lo que ha hecho y lo que te ha dado. Busca activamente recordar Sus bondades y dar testimonio de Él. Que todos a tu alrededor y tu alma misma, sean motivados a adorar a Dios. No recuerdes por recordar, recuerda para adorar. Si estás vivo un año más y puedes contarlo, es solo porque Dios así lo ha querido. Adórale y vive este nuevo año que se avecina para Él. Reflexiona en familia

  1. ¿Por qué a menudo olvidas las bendiciones del año que termina?
  2. ¿En qué ocasiones viste a Dios obrar en tu vida de manera providencial?
  3. ¿Cuándo has fallado en adorar a Dios por las bendiciones recibidas?
Josué Pineda

Josué Pineda

Josué Pineda Dale (M.Div., Th.M. Candidate) es coordinador administrativo de educación en español e instructor de sección en The Master´s Seminary, así como administrador de la Sociedad Teológica Cristiana. También es editor del blog de TMS en español, del ministerio «A tiempo y fuera de tiempo» y de la Sociedad Teológica Cristiana. Es el editor y uno de los contribuidores de Confiaré en ti y ha contribuido además en los siguientes libros: Declaring His Glory among the Nations y Siervo fiel. Además, Josué sirve en la enseñanza y como coordinador del «Hombres de la Palabra» en el ministerio hispano de Grace Community Church en Los Angeles, California. Actualmente está cursando una maestría en teología sistemática con énfasis en escatología (Th.M.-Ph.D. track) en The Master’s Seminary, tiene un B.A. en economía y negocios con énfasis en finanzas de la Escuela Superior de Economía y Negocios, y un M.Div. de The Master´s Seminary. Josué está casado con Mabe y juntos tienen dos hijos: Daniel y Valentina. Escribe regularmente en su blog «De regreso a la cruz» y colabora también como autor en «Estudios bíblicos para la vida» de LifeWay.

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