Una vez más, Tim Keller se une a nosotros a través del teléfono desde la ciudad de Nueva York para hablar sobre la vocación y el trabajo y su libro que es realmente útil Every Good Endeavor: Connecting Your Work to God´s Work (Todo buen esfuerzo: conectando tu trabajo con el trabajo de Dios). El miércoles. Hablamos del uso indebido vocacional, cuando pensamos en el trabajo solamente en términos de satisfacción y realización propia. Hablamos acerca de cómo lentamente aplasta a una persona. Esto es un gran tema para los padres que desean entrenar a sus hijos pequeños para toda labor diligente. En el libro tú escribiste esto: “El trabajo no vino [a la creación] después de una era dorada de ocio” (36). Buen punto. La labor humana es deliberadamente incrustada en la creación desde el principio. Entonces habla a los padres. Tim, ¿Cómo yo, como papá, puedo enseñar y entrenar a mis hijos pequeños acerca del valor divino del trabajo? Hechos para trabajar Bueno, por supuesto, tienes que dar las doctrinas básicas de la creación y la caída y la redención. Tienes que darlas a los niños de todas las edades, pero tienes que darlas en tal forma que ellos entiendan a cualquier edad. Pienso que tienes que decir que el trabajo fue puesto en el jardín del Edén cuando Dios tenía todo absolutamente perfecto. Ahí había trabajo. Lo cual debe significar que aunque en esta vida el trabajo es difícil, fuimos hechos para trabajar. Nuestros cuerpos colapsan, así que el trabajo realmente nos desgasta. Nuestras mentes y nuestros corazones no son lo que deberían por el pecado. Muy seguido tenemos problemas en prestar atención a las cosas. Pero al final, fuimos hechos para trabajar, y solo somos felices si trabajamos. Puedes decir incluso que las personas que no tienen trabajo o que no trabajan en un largo periodo se deprimen. La razón del porque hacemos eso es que fuimos hechos para trabajar. Fuimos hechos para encontrar la plenitud en trabajar y ser útiles a otros en dicho trabajo. Creo que hay una manera de lograr que los niños de 11 años y los de 7 años de edad lleguen a ese entendimiento. Yo críe niños. Dices cosas que no estás seguro de que entiendan. Te encuentras con preguntas y respuestas en cuanto a que fue lo que ellos entendieron y que no. Luego tratas de hacerlo más simple hasta que sientes que has golpeado la casa. Trabajando por un estatus Muy cierto. Listo, entonces el niño crece. Rápidamente en un hombre o mujer joven que ahora contemplan seriamente una trayectoria profesional. Una de las cosas que dices en tus libros es que encuentras en la ciudad de Nueva York que el número de los graduados jóvenes de la universidad seleccionan las carreras como una forma de identidad. Una carrera se convierte en algo como un carro—un marcador de estatus. Explica esto. Hay muchos libros buenos recientemente con esta idea que vivimos en una era consumidora en la cual la identidad es vista en los productos que consumes. Soy el tipo de persona que viste este tipo de ropa, tengo estos electrónicos—estos accesorios. Entonces, realmente estas obteniendo tu identidad de las marcas que usas. Estoy asustado de que eso ha pasado aquí con los trabajos también. No hay duda de ello. Veo mucho que las personas tienen trabajos en los cuales no encajan. No encajan bien sus talentos, y muy seguido los trabajos no los hace plenos necesariamente porque los trabajos no están ayudando realmente a las personas. Sino que los trabajos son un estatus alto, y las personas se sienten como “necesito estar en ese trabajo así podre sentirme bien conmigo mismo”. Es un marcador de identidad. Las personas son no muy seguido escogen trabajos con base a la vocación. Ellos no están diciendo, “¿Qué dones tengo, y como puedo ser útil a otros a través de mi trabajo?” Sino que dicen, “¿Cómo puedo conseguir un trabajo que me dé la misma de sensación de auto-valoración que tengo cuando estoy manejando cierto tipo de carro?” Trabajo corrupto Si, una palabra importante. Permítanme insistir en la vocación desde la perspectiva del consumidor, y poner un pequeño escenario hipotético. Digamos que en la antigua Babilonia hay un hombre que cultiva paja. Es bueno en eso, trabajo duro, sirve a sus compradores bien, siempre entrega a tiempo, y nunca cobra de más. Su paja es comprada e inmediatamente es usada para crear ladrillos reforzados horneados que son apilados por otros trabajadores en la Torre de Babel. Dije todo eso para preguntar: ¿hasta qué punto se hace virtuosa o corrupta la vocación del cultivador de paja por el producto final en la cadena? Bueno, pienso que tiene que estar colaborando directamente con el enemigo antes de comenzar a verlo como pecado. El problema con el impulso purista es este. Si hago pan, y sé que hay criminales en el pueblo comiendo ese pan y siguen vivos por mi pan, ¿debería salirme de eso? Debería decir, “bueno, solamente cierto porcentaje de los criminales comerán, pero estoy ayudando a que ellos vivan, entonces ¿debería parar?” Lutero se reiría ante la idea que tú, en cierta forma pura, tienes que asegurarte de que tu trabajo solo promueva fines piadosos. Lutero expone los Salmos—especialmente los Salmos 145, 146, y 147—donde hablan acerca de Dios alimentando todo lo que respira. Él ama todo lo que ha hecho. Lutero luego pregunto, “bueno, ¿Cómo Dios alimenta a todos?” bueno, Él los alimenta a través del granjero. Él los alimenta a través de la ordeñadora que está ordeñando la vaca. Los alimenta a través del camionero que trae las cosas al mercado. Así es como realmente trabaja Dios. Si tú solo estas cultivando, estás haciendo la obra de Dios. No tienes que ser un cristiano granjero. Pero creo a cierto punto—porque yo soy reformado, y creo en la cosmovisión y la importancia de ella—que el trabajo también necesita ser hecho desde la perspectiva cristiana. Pero también pienso que Lutero tuvo algo que decir. Todo trabajo es bueno si se hace bien. Si realmente estas tratando de decir, bueno, este trabajo realmente está ayudando a alguien quien está promoviendo los fines del mal, en cierto punto estarías completamente paralizado. No podrías hacer nada. Sintiéndome atrapado Cierto. Entonces aplicas la lógica de Lutero y lo aplicas a ese hermano o hermana cristiana que hablamos la última vez, que se siente atrapado en esa vocación que no les gusta. El entendimiento de Lutero del llamado es ese en el que la chica granjera que está ordeñando las vacas necesita—incluso si ese es el único trabajo que está disponible para ella y que le gustaría ir a otro lugar—ella necesita ver que lo que está haciendo es el llamado de Dios. Necesita ver que no es simplemente ordeñar vacas—esta es mi manera de participar en el cuidado de Dios para su creación porque Él ha decidido que así es como lo voy hacer. Un Salmo dice: “[Dios] Porque ha reforzado los cerrojos de tus [ciudad] puertas” (Salmo 147:13). En otras palabras, Él te da seguridad. Luego Lutero dice, “pero, ¿Cómo Dios refuerza los cerrojos de las puertas? Él lo hace con buenos gobernadores y bueno policías y buenos soldados”. Lo que él está tratando de mostrar es que todo buen trabajo bien hecho es el llamado de Dios. Yo realmente pienso que el entendimiento calvinista del llamado, el cual es hacer la obra de Dios desde una perspectiva cristiana, y el entendimiento Luterano del llamado, el cual es simplemente cuidar la creación y ser útil para otras personas a través del trabajo, son complementarias. Realmente lo pienso. Esa es una parte bastante grande del libro—de traer a flote el hecho de que pienso que son complementarias. Tienes que usarlos a ambos. Ver tu trabajo como llamado no es problema si estas atascado en un trabajo que no te gusta. Necesitas decir que sigue siendo el llamado de Dios y eso te dará mucha paz. Puedes decir, “Hey, Todavía puedo responder al llamado de Dios en este trabajo, incluso cuando estoy buscando un trabajo que creo que se adapta mejor a mis dones.”
