Madre agotada, ven a Mí

La maternidad es difícil. ¿Alguien dice amén?
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La maternidad es difícil. ¿Alguien dice amén?

Mientras cargamos con los aspectos físicamente difíciles de la maternidad, nuestras mentes y corazones se unen para acusarnos de pereza, insuficiencia y fracaso. Quizá esa es una de las razones por las que Jesús nos manda a amar a Dios con todo nuestro corazón, toda nuestra alma y toda nuestra mente (Mateo 22:37). 

Carecemos de gozo en la maternidad—y del disfrute y paz en nuestro Salvador—en el mismo instante en que nos alejamos del evangelio e intentamos hacer esto de ser madres por nuestra propia cuenta. Al ejercer la maternidad, nuestro deber es diariamente recordarnos la verdad de la palabra de Dios, específicamente la del evangelio.

Encuentra el descanso verdadero

Con gracia y compasión Jesús nos recuerda una y otra vez de venir a Él. 

“Venid a mí, todos los que estáis cansados y cargados, y yo os haré descansar. Tomad mi yugo sobre vosotros y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón, y hallareis descanso para vuestras almas.  Porque mi yugo es fácil y mi carga ligera” (Mateo 11:28-30).

Es fácil escuchar esta propuesta y pensar que Jesús está hablando solamente a los fariseos del primer siglo. Se les consideraban sabios conforme a los estándares del mundo (Mateo 11:25), y con frecuencia Jesús los reprendía por su orgullo y arrogancia. Pero aquí vemos a Jesús llamándonos a ser como niños:

“En aquel tiempo, hablando Jesús, dijo: Te alabo Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque ocultaste estas cosas a sabios e inteligentes, y las revelaste a los niños. Sí, Padre, porque así fue de tu agrado” (Mateo 11:25-26).

No solo es la voluntad bondadosa del Padre que recibamos la salvación, pero que también experimentemos el descanso verdadero que Jesús nos ofrece. Le predicamos esto a nuestros hijos, pero nosotras debemos ser como ellos para poder recibir y descansar en esta buena nueva. 

Ven, hija agotada

Jesús nos invita a venir. Él nos habla directamente a nosotras: Tú, hija agotada, ven a mí.

¿No es una buena noticia que Él no condiciona Su invitación? Él no nos pide esperar hasta tener paz para ir. No nos pide llegar sin preocupaciones. Jesús amorosamente nos llama a venir a Él con todas nuestras preocupaciones, temores y cargas.

Si tenemos sed, no vamos al horno para saciar nuestra sed. Vamos al grifo. Encontramos una fuente de agua que pueda saciar nuestra necesidad. De la misma manera, si estamos muertas, secas y agotadas, no vamos a un desierto de auto-conmiseración y trabajamos aún más. No, corremos a Jesús quien nos dice: “Si alguno tiene sed, que venga a mí y beba” (Juan 7:37). Él nos invita a venir porque Él es la única fuente que ofrece una satisfacción verdadera y duradera. Él refresca y suple nuestras necesidades más profundas. 

Él te invita a ti, mamá, que trabajas y estás cargada. Tú, quien se ha esforzado para ser la mejor, solo para darte cuenta que tus esfuerzos te dejan aún más condenada y con más dudas de lo que te dejan refrescada y motivada. Él te invita a ti, quien ha estado intentando buscar el favor de Dios basado en tus propios esfuerzos en vez de Su obra cumplida por ti en la cruz. Él nos invita a ti y a mí a hallar perfecto y verdadero descanso en Él.

Él nos invita a tomar Su yugo y aprender de Él. Un yugo, por definición, es una pieza transversal de madera que se ata al cuello de dos animales contactados a un arado o carreta para que lo halen. Esa carga pesada que llevas como madre, Jesús anhela cambiar de lugar contigo para cargarla por ti. Su yugo es fácil y Su carga ligera. Él quiere llevar la carga pesada por ti. ¿Y qué obtienes a cambio? Descanso para tu alma agotada. 

Persigue el descanso verdadero

Es difícil disfrutar de la libertad de la salvación, el gozo de la maternidad y el regalo que son nuestros hijos cuando estamos sobrecargadas. Necesitamos de la obra transformadora del Espíritu Santo para abrir nuestros ojos a la verdad de que Jesús puede y quiere cargar nuestras cargas por nosotras.

Pide hoy a tu Padre celestial que muestre Su fidelidad. Pídele que lleve esas cargas que has estado llevando. Lleva a tu casa Su yugo que es fácil y ligero. Él te lo está ofreciendo como un regalo gratuito de Su gracia. 

Originalmente publicado en Desiring God.

Trillia Newbell

Trillia Newbell es una esposa, mamá, y escritora que ama a Jesús. Ha sido autora de numerosos libros. Usted puede encontrar sus escritos en trillianewbell.com.

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