Desorientar, distorsionar, engañar: la principal estrategia de Satanás contra nosotros

En todas las tentaciones que enfrentamos, podemos identificar un patrón común. Al examinar la tentación que Jesús experimentó en el desierto, Jon Bloom expone de manera perspicaz las estrategias utilizadas por Satanás para provocar y atacar a los hijos de Dios.
Foto: Envato Elements

Cuando de resistir las tentaciones se trata, no existe una estrategia universal. Las tentaciones llegan a menudo, y de muchas maneras, y la Biblia nos proporciona diferentes estrategias para derrotarlas.

Pero podemos notar una similitud en todas las tentaciones que enfrentamos. Una dimensión siempre presente en el engaño de Satanás. Recordar esta similitud nos ayudará a luchar, cualquiera sea la estrategia que implementemos.

Para ayudarnos a ver este tema unificador de las tentaciones, examinemos el ejemplo más importante de la historia: la tentación de Jesús. Esta escena ilustra la estrategia de Satanás, cómo Jesús mantuvo Su mente despejada, y cómo podemos imitar Su ejemplo.

Una anatomía de la tentación 

Mateo, Marcos y Lucas registran la tentación de Jesús por el diablo al comienzo de Su ministerio, pero el relato de Mateo provee la mayoría de los detalles. Él describe tres tentaciones específicas y la respuesta de Jesús a cada una (Mt 4:1-11).

Los teólogos a lo largo de la historia han señalado que hay mucho sucediendo en esta tentación particular desde los puntos de vista histórico y teológico. No voy a hablar acerca de esos temas aquí. En su lugar, mi objetivo es simplemente identificar una dimensión específica común en todas las tentaciones de Satanás.

Aunque los Evangelios de Marcos y Lucas registran la tentación de Jesús al inicio de Su ministerio, es el Evangelio de Mateo el que registra mayores detalles. / Pintura: Apóstol San Mateo, por Caravaggio.

Diálogo con el diablo

Para comenzar, después que Jesús ayuna cuarenta días, el diablo busca ganar ventaja de Su debilidad física y Su tremenda hambre.

Diablo: Si eres Hijo de Dios, ordena que estas piedras se conviertan en pan (v 3).

Jesús: Escrito está: “No solo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios” (v 4, citando Dt.8:3)

Luego, desde el pináculo del templo, el diablo busca ganar ventaja de la fe de Jesús en una promesa escritural.

Diablo: Si eres Hijo de Dios, lánzate abajo, pues escrito está: “A Sus Ángeles te encomendará”, y: “En las manos te llevarán, no sea que Tu pie tropiece en piedra” (v 6, citando Sal 91:11-12).

Jesús: También está escrito: “No tentarás al Señor tu Dios” (v 7, citando Dt.6:16).

Finalmente, luego de mostrarle a Jesús “todos los reinos del mundo y su gloria” el diablo busca ganar ventaja de Su exaltación prometida.

Diablo: – Todo esto te daré, si te postras y me adoras (v 9).

Jesús: ¡Vete, Satanás! Porque escrito está: “Al Señor tu Dios adorarás, y solo a Él servirás (v 10, citando Dt. 6:16).

Después que Jesús ayunó cuarenta días, el diablo lo buscó ganar ventaja de Su debilidad física y Su tremenda hambre. / Getty Images

Tres elementos esenciales

Nota que las tres tentaciones tienen tres elementos en común:

Primero, el diablo buscó que Jesús se enfocara específicamente en cada propuesta tentadora, de modo que Jesús vería cada una en un contexto distorsionado y por lo tanto las experimentaría como desproporcionadamente atractivas. Hablaremos más acerca de esto en un momento.

Segundo, cada tentación promete recompensas tanto explícitas como implícitas. Voy a parafrasear algunas que observo, según las habló el diablo:

  • Pan: Jesús, si milagrosamente creas pan, tranquilizará tu hambre agonizante y más importante, validará la divinidad que afirmas tener.
  • Salta: si demuestras la verdad de esta promesa tan intrépida a la vista de todos esos testigos allá abajo, glorificarás la dignidad de confianza de la Palabra de Dios y de Tu afirmación de ser el Hijo de Dios.
  • Adora: ya que está en mi poder, si te postras ante mí, me aseguraré de que toda rodilla se doble y toda lengua confiese Tu señorío.

Tercero, cada propuesta tentadora incluye amenazas implícitas: de nuevo, voy a parafrasear algunas que observo.

  • Pan: si no quieres crear pan milagrosamente, ¿no indica eso Tu inhabilidad para hacerlo? No eres Moisés, mucho menos el profeta, mucho menos el Hijo de Dios. Solo eres otro “mesías” autoengañado, y ya sabes lo que les pasa a los impostores.
  • Salta: si no quieres demostrar la verdad de esas promesas, ¿no indica eso que no crees en ellas? No eres ningún Hijo de Dios. Eres como cualquier otro rabino hipócrita: enseñas, enseñas, enseñas, pero no arriesgas Tu vida para probar que la Palabra de Dios es verdad, y ya sabes lo que les pasa a los hipócritas.
  • Adora: el camino en el que estás es más que arriesgado. Si no te arrodillas ante mí, morirás. Y te puedo asegurar que es inexplicablemente horrible.
Las tres tentaciones tienen tres elementos en común, distorsionan el contexto, prometen recompensas e incluyen amenazas implícitas. / Imagen: Peter Paul Rubens

La principal estrategia de Satanás

Analizar la tentación de Jesús nos ayuda a examinar no solamente la estrategia del diablo para Él, sino también la estrategia que emplea en cada tentación.

¿Qué intentaba hacer el diablo? Principalmente, estaba tratando de hacer con Jesús lo que hizo con Adán y Eva y lo que hace con cada uno de nosotros: desorientar la percepción de la realidad, para poder distorsionar la percepción de la realidad y engañar para hacer creer una falsa historia acerca de la realidad.

Observa si esto no es familiar. Satanás viene cuando Jesús está debilitado; somos más fácilmente desorientados cuando estamos física, emocional o psicológicamente cansados. Piensa cómo eres propenso a responder a muchas presiones cuando estás débil en lugar de cuando estás fuerte y renovado.

Luego, le hace a Jesús proposiciones que dan un giro que distorsiona la verdad. El diablo tejió bastante verdad en su presentación de una falsa realidad. ¿Era inherentemente pecaminoso que Jesús deseara satisfacer Su hambre? No. ¿Era inherentemente pecaminoso que Jesús demostrara ser Hijo de Dios al milagrosamente crear pan? No. ¿Era inherentemente pecaminoso para Jesús (en particular) desear ser exaltado, que toda rodilla se doble y toda lengua confiese Su señorío? No. (ver Fil .2:9-11)

Todo esto, en su debido contexto era bueno y justo. Lo que hacía las propuestas del diablo malas era su distorsionado contexto. Y yo creo que necesitó más determinación de la naturaleza humana de Jesús para resistir, de lo que podríamos pensar.

En la tentación del desierto Satanás estaba tratando de hacer con Jesús lo que hizo con Adán y Eva en el Huerto del Edén. / Pintura: Brueghel el Joven, Jan

Jesús resiste

Pero Él resistió. Una manera de describirlo es que Él hábilmente usó la armadura de Dios contra las insidias del diablo (Ef 6:11). En las respuestas de Jesús, lo vemos tomando el escudo de la fe y la espada del espíritu, que es la Palabra de Dios (Ef 6:16-17).

Otra manera de describirlo es que Jesús no ignoró los planes de Satanás, y por lo tanto rehusó que tomara ventaja sobre Él. Jesús no era ignorante de la dimensión diabólica de la tentación: desorientar, distorsionar y engañar. Así que tenía Sus antenas encendidas, se anticipaba a todo. Cuando la tentación vino, sabía que iba a sonar atractiva, cuando en realidad su fin es camino de muerte (Pro14:12).

El diablo tentó a Jesús para que se vea a sí mismo en una historia diferente. Una historia que sería mejor si tomaba las riendas por Su propia cuenta. Jesús discernió las tentaciones recordando la verdadera historia en la cual estaba, que es la que las citas de la Escritura revelan. Él vino a deshacer la maldición de la caída —el catastrófico resultado del primer Adán cuando este creyó una historia alterada— haciendo únicamente lo que veía a Su padre hacer (Jn 5:19).

Recuerda la historia en la que estás 

Esta es la principal aplicación que quiero tomar de la tentación de Jesús: recuerda la historia en la que estás. Todos tendemos a responder a los deseos que nos tientan o miedos basados en la narrativa de realidad que ahora creemos (o queremos creer). ¿Qué nos llevará a más gozo o miseria, de acuerdo con la historia que estamos creyendo? Si nos permitimos estar desorientados y somos engañados por una historia distorsionada, y luego picamos en el anzuelo de una atractiva historia falsa, seremos “llevados y seducidos por nuestra propia pasión. Después, cuando la pasión ha concebido, da a luz el pecado; y cuando el pecado es consumado, engendra la muerte” (Stg1:14-15).

Existen diferentes estrategias para luchar contra diferentes tipos de tentaciones. Pero todas requieren que Satanás no gane ventaja sobre nosotros si ignoramos sus planes de desorientar, distorsionar y engañar. Dios nos llama, como Jesús a ser “de espíritu sobrio y estar alerta, porque nuestro adversario el diablo, anda al acecho como león rugiente, buscando a quien devorar” (1P5:8) Así que, como Jesús, anticipamos como será la tentación, y cuando llegue resistimos al diablo recordando la historia en la que estamos.

Este artículo se publicó originalmente en Desiring God.

Jon Bloom

Jon Bloom sirve como autor, parte del directorio, y co-fundador de Desiring God y ha publicado tres libros. Not by Sight (2013), Things Not Seen (2015), and Don’t Follow Your Heart (2015). Él vive en Twin Cities con su esposa, Pam, sus cinco hijos, y su travieso perro.

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