¿Hay algo malo solo si perjudica a otros?

Aquí está Dios, la fuente de agua viva. Aquí está el árbol del conocimiento del bien y del mal.
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“La maldad solo es mala porque perjudica a otros”. Ese es un mantra común en nuestra época. La maldad se define como una idea o como un comportamiento que transgrede a otros. Es un tipo de consecuencialismo negativo. Aquí, la moralidad se centra en minimizar el daño a otros. Y esta línea de pensamiento condiciona la manera como todos pensamos del mal. Lo vemos en el libertarismo, un partido político que dice: “todos los estadounidenses deben ser libres para vivir su vida y perseguir sus intereses mientras quieran hacerlo y no dañen a otros”. Y esto está detrás de la aceptación generalizada del mal llamado matrimonio gay en nuestro país. Entonces, este mantra que dice: “Haz lo que quieras mientras no lastimes a nadie más” está vivo y actúa en los Estados Unidos. Pero, ¿cómo exactamente define la Escritura la maldad? Este tema fue parte del reciente viaje a Holanda del Pastor John. Aquí está un fragmento de lo que dijo. La fe salvadora significa venir. No es algo físico, no estoy yendo a ninguna parte, porque Él está en el cielo. Estoy yendo espiritualmente. Me muevo en mi corazón. Alcanzo, abrazo y vengo a Cristo para satisfacer en Él la sed de mi alma, los anhelos de mi alma, las añoranzas de mi alma. Eso es la fe. Por eso, la fe es tan poderosa para cambiar tu vida y por eso muchas personas no cambian, porque no tienen fe, ese tipo de fe. Hemos convertido la fe en algo demasiado intelectual. No tiene poder y, por tanto, muchas partes de la Biblia no tienen sentido. Si eres cristiano, ya sea que hayas utilizado estas palabras o no, no me importa. Pero, si tú eres cristiano, tu corazón y tu alma han venido a Jesús y lo han abrazado como la satisfacción de tu sed y de tu hambre. Eso es lo que significa ser cristiano, lo que significa la fe salvadora.

¿Qué es en realidad la maldad?

Encontrar tu satisfacción suprema en cualquier parte que no sea en Dios es la esencia de la maldad. La esencia de la maldad, de toda maldad (lo que hace verdaderamente malvada la maldad), es que siempre involucra encontrar más placer en algo más que en Dios. Vayamos a Jeremías 2:12-13: “‘Espántense, oh cielos, por esto, y tiemblen, queden en extremo desolados’, declara el Señor. ‘Porque dos males ha hecho Mi pueblo’”. ¿Cuáles son esos dos males?

  1. “‘Me han abandonado a Mí, fuente de aguas vivas’”.
  2. “‘Han cavado para sí cisternas [pozos], cisternas agrietadas que no retienen el agua’”.

Esa es una definición asombrosa de la maldad, ¿no es así? Va directo al corazón de toda maldad. Es decir, escoge cualquier maldad. Somos tan humanistas, estamos tan centrados en el ser humano que creemos que la verdadera maldad es cuando lastimas a alguien. Esa no es la verdadera maldad. La verdadera maldad si lastimas a alguien es que él o ella fueron hechos a la imagen de Dios. ¡No te metas con Dios! La maldad tiene que ver con Dios. Lo que hace malvada la maldad es esto: Él está aquí, en este lugar y se ofrece a sí mismo como la fuente de agua viva a cada uno de ustedes. “Yo soy la fuente eterna de agua que satisface por completo”. Y, si colocas tu lengua en esa fuente y dices: “Voy a probarte, Dios, voy a probar”, y luego dices: “No me gusta; voy a cavar un pozo para mí”, eres malvado. Escoge a un personaje histórico malvado. Ese es quien eres si pruebas a Dios y le das la espalda al Creador del universo, quien te ofrece gratuitamente esto al precio de la vida de Su hijo. Así que, quiero que sepas qué es la maldad. La maldad es probar a Dios y preferir algo más. Y la razón por la que el mundo está en esta condición es que Adán y Eva cometieron esa maldad. Y todos lo hemos heredado; nacemos amando a otras cosas más que a Dios.

¿Qué es lo que deseas?

Sería bueno leer lo que Adán y Eva hicieron. Está en Génesis 3:6: “Cuando la mujer vio que el árbol era bueno para comer”, será delicioso, “y que era agradable a los ojos, y que el árbol era deseable para alcanzar sabiduría”, más sabiduría que el mismo Dios. Es como si alguien dijera: “Puedo tomar mis propias decisiones ahora, gracias. Puedes salirte de aquí y dejarme solo porque ahora alcancé sabiduría”. Dice que “tomó de su fruto y comió. También dio a su marido que estaba con ella, y él comió”. Bueno para comer. Agradable a los ojos. Deseable para alcanzar sabiduría. Aquí está Dios, la fuente de agua viva. Aquí está el árbol del conocimiento del bien y del mal. Y ellos lo miran y dicen: “Bueno, Dios, nos vemos más tarde. Queremos el árbol”. Eso es lo que todos nosotros hemos hecho, todos. Cada tentación en nuestra vida es esa tentación: ¿Vale Él la pena? ¿Es Él precioso? ¿Es Él hermoso? ¿Fluye en verdad esta fuente? ¿Estoy bebiendo de ella? ¿Estoy siendo satisfecho por Dios? O, ¿me está conquistando constantemente este mundo? Esa es una razón por la que debes buscar el gozo en Dios: porque no hacerlo es la esencia de la maldad.

John Piper

John Piper

John Piper (@JohnPiper) es fundador y maestro de desiringGod.org y ministro del Colegio y Seminario Belén. Durante 33 años, trabajó como pastor de la Iglesia Bautista Belén en Minneapolis, Minnesota. Es autor de más de 50 libros.

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