PRESENTADOR:
La pregunta de hoy tiene que ver con los ritmos de trabajo normales de una persona promedio. “Pastor John, esta es una pregunta con la que lucho. Por supuesto, el patrón bíblico para nuestra semana está establecido en la creación: seis días de trabajo y un día de descanso. En algunos lugares del mundo vivimos en una semana laboral de cinco días, con dos días de descanso —un ritmo que aparentemente fue introducido por empresarios para animar a sus empleados a trabajar menos tiempo para que pudieran consumir más—. Así que aquí está la pregunta: ¿deben los cristianos trabajar también los sábados? ¿Cómo deberíamos conciliar el patrón de la creación de trabajar seis días con nuestra práctica de trabajar cinco días?”.
JOHN PIPER:
Esta es una ocasión para dar un paso atrás y decir algo acerca de mi comprensión del Sabbat o día de reposo, porque eso es parte de la pregunta. Y luego les diré lo que pienso sobre los seis días de trabajo.
Renovación espiritual y descanso
No soy un sabatario estricto, lo que para mí significa dos cosas. Creo que el Nuevo Testamento cambia el día del Señor del sábado al domingo debido a la resurrección. Al día domingo se le llama “día del Señor” en Apocalipsis 1:10, y en Hechos 20:7 se dice que se reunían el primer día de la semana. Segundo, no tomo el mandamiento del Antiguo Testamento de guardar el día de reposo como obligatorio para la iglesia de hoy con el mismo rigor que tenía en el Antiguo Testamento por, al menos, dos razones.
- En primer lugar, porque Jesús respondió de una manera singular a las acusaciones que recibió de que Sus discípulos quebrantaban el día de reposo cuando arrancaban espigas y comían. En lugar de decir: “No, en realidad no están quebrantando la ley”, recordó que David comió los panes consagrados, lo cual no era permitido. Luego dijo: “les digo que algo mayor que el templo está aquí. Pero si ustedes hubieran sabido lo que esto significa: ‘Misericordia quiero y no sacrificio’, no hubieran condenado a los inocentes. Porque el Hijo del Hombre es Señor del día de reposo” (Mateo 12:6-8). Esa parece ser la forma en que Jesús hace menos estricta la observancia del día de reposo, siempre y cuando la gente lo sustituya por lealtad a Él y a Su camino, y Él se convierta en su día de reposo.
- Y, en segundo lugar, por la forma en que Pablo trata el tema cuando dice: “Uno juzga que un día es superior a otro, otro juzga iguales todos los días. Cada cual esté plenamente convencido según su propio sentir” (Romanos 14:5). También dice: “Ustedes observan los días, los meses, las estaciones y los años. Temo que quizá he trabajado en vano por ustedes” (Gálatas 4:10-11). Y en otro pasaje dice: “Por tanto, que nadie se constituya en juez de ustedes con respecto a comida o bebida, o en cuanto a día de fiesta, o luna nueva, o día de reposo, cosas que solo son sombra de lo que ha de venir” (Colosenses 2:16-17).
Así que mi opinión sobre este tema tan controversial es que se flexibilizan las restricciones del día de reposo que encontramos en el Antiguo Testamento. Pero también me impresiona el hecho de que la iglesia del primer siglo no lo eliminara por completo, porque se reunían el primer día de la semana. Lo llamaban “el día del Señor”, el cual tiene sus raíces en los seis días de la creación, como has señalado. No tiene sus raíces meramente en las prácticas rituales de Israel. Está arraigado en la forma en que Dios hizo el mundo y cómo descansó el séptimo día. Así que mi punto de vista es que, con mucha flexibilidad, debemos guardar el día del Señor para descansar y para adorar, para la renovación espiritual.
Seis días para trabajar
¿Qué relación tiene todo esto con tu pregunta? ¿Qué implica? Aquí no estableceré una ley, como tampoco quiero establecer una ley estricta de la observancia del día de reposo. Me impresiona la forma en que el Antiguo Testamento estableció el principio de trabajo y descanso: trabajar seis días; descansar uno. Específicamente, tengo en mente Éxodo 20:9: “Seis días trabajarás”. Es común que consideremos el domingo como el día en que no trabajamos por el mandamiento de descansar un día de la semana. Pero en realidad, el mandamiento es trabajar seis días. Éxodo 34:21 dice: “Seis días trabajarás, pero en el séptimo día descansarás”. Deuteronomio 5:13 dice: “Seis días trabajarás y harás todo tu trabajo”.
Así que todo mi ministerio, he asumido que trabajo seis días. Asumí eso. Trabajo seis días; descanso uno. En mi trabajo pastoral, tomaba como día libre el lunes o el jueves, y trataba de tomármelo para descansar de verdad, ya que el domingo era un día muy, muy estresante y agotador.
Siete salvedades sobre trabajar seis días
Ahora bien, una vez dicho esto —que soy de los que trabajan seis días—, a continuación comparto siete salvedades que dificultan su aplicación:
1. Las casas, los automóviles, las computadoras y los jardines requieren trabajo. El trabajo no es solo lo que haces en tu vocación. Así que decir que trabajarás cinco días a la semana puede significar que dedicarás tu sábado a arreglar el automóvil, la puerta o el grifo, o que cortarás el césped. Y para que la vida funcione correctamente, tienes que hacer mucho trabajo además del que haces por vocación.
2. La vocación secular puede ser una forma de trabajo. Pero también puede ser trabajo dedicar tiempo al ministerio, el vecindario, la escuela, la actividad cívica o eclesiástica. Así que una persona puede solo trabajar cuatro o cinco días en su vocación, y luego tener otro día de trabajo en su ministerio en la iglesia o en su vida cívica.
3. Aquí entra en juego la ambigüedad de lo que es una jornada laboral. Si trabajas jornadas de diez o doce horas, se plantea la pregunta de si ya has trabajado seis días en cinco.
4. Para algunos de nosotros no es fácil distinguir entre trabajo y ocio. Si estoy sentado en el sofá leyendo una biografía, ¿estoy trabajando? Quizá dependa de si estoy tomando notas, pero en realidad es difícil decir de qué depende. Me encanta mi trabajo, y por eso me resulta difícil hacer una clara distinción, y eso hay que tenerlo en cuenta.
5. Existe la posibilidad real de que una persona trabaje seis días porque está esclavizada al trabajo, está obsesionada con inflar su ego, ama el dinero o quiere escapar de casa. Y eso haría que trabajar seis días fuera pecado. O puede ser que una persona quiera trabajar lo menos posible porque es perezosa y odia su trabajo. Y eso haría que trabajar cinco días fuera pecado.
6. En Cristo, el trabajo es santificado, de modo que se han eliminado aspectos de la maldición que pesaban sobre el trabajo, y ahora puede ser gozoso y satisfactorio cuando lo hacemos en nombre de Cristo, ya sea que trabajemos cinco o seis días. No necesariamente habrá monotonía para quien trabaje seis días. No tiene por qué haber monotonía.
7. La última salvedad que debo agregar después de mi defensa de trabajar seis días es que, en la nueva era en la que ya hemos entrado en cierta medida, Cristo se ha convertido en nuestro descanso eterno. Hay un descanso del alma, un día de reposo que encontramos en Cristo, lo que significa que estamos descansando en Cristo y eso impregna todo nuestro trabajo, ya sean cuatro, cinco o seis días (Hebreos 4:9-10).
En conclusión, Tony, la pregunta es: ¿hemos encontrado un ritmo de trabajo y descanso que apunta a la grandeza del Cristo resucitado, y que conduce a una fe fuerte y a una energía gozosa sostenida para cumplir los diversos llamados (plural) que una persona tiene para la gloria de Dios?
Episodio original en inglés: https://www.desiringgod.org/interviews/am-i-overworking