¿Puedo adorar si no tengo ganas de hacerlo?

¿Qué podemos hacer cuando nuestros corazones no sienten nada? Los Salmos nos enseñan qué hacer.
Foto: Light Stock

Allí estás en la iglesia, y la adoración comienza, pero no la estás sintiendo. No hay asombro por Dios. No hay amor por Él. Nada.

¿Qué debes hacer? ¿Deberías hacerlo mecánicamente de todos modos? ¿Deberías irte y volver el próximo domingo para intentarlo de nuevo? 

¿Qué debes hacer?

Lo que Jesús enseñó

Jesús enseñó que la verdadera adoración debe involucrar tanto espíritu como verdad:

Dios es espíritu, y los que lo adoran deben adorar en espíritu y en verdad (Jn 4:24).

Entonces debemos adorar en verdad, lo que significa adorar al verdadero Dios tal como se revela en Jesucristo y como está registrado en las Escrituras. Pero ¿qué significa adorar en espíritu?

Dos pistas del evangelio de Juan

Una pista es que el evangelio de Juan usa la palabra “espíritu” para referirse a sentimientos y emociones. Puedes ver eso en Juan 13:21: “Habiendo dicho Jesús esto, se angustió en espíritu, y testificó y dijo: ‘En verdad les digo que uno de ustedes me entregará’”. La otra pista es que en Juan 3:6 la palabra “espíritu” se refiere a algo producido sobrenaturalmente en nosotros por el Espíritu Santo: “Lo que nace de la carne es carne, y lo que nace del Espíritu es espíritu”.

Uniendo esas pistas, adorar en espíritu significa adorar con sentimientos y emociones dados por el Espíritu, como la alabanza gozosa, el asombro reverente, el pesar por el pecado y los anhelos por Dios.

Adorar en verdad significa adorar al verdadero Dios tal como se revela en Jesucristo y como está registrado en las Escrituras. / Foto: Light Stock

Pero ¿y si no lo estoy sintiendo?

¿Qué podemos hacer cuando nuestros corazones no sienten nada?

Lo que no debemos hacer es pensar que los sentimientos son opcionales, y simplemente seguir la corriente de manera mecánica, actuando como si sintiéramos lo que estamos diciendo y cantando.

Jesús llamó a eso hipocresía: “¡Hipócritas! Bien profetizó Isaías de ustedes cuando dijo: ‘Este pueblo con los labios me honra, pero su corazón está muy lejos de Mí’” (Mt 15:7-8).

Pero si nuestros corazones se sienten lejos de Dios y no se supone que debamos simplemente hacer las cosas mecánicamente, ¿qué más podemos hacer?

Adorar en espíritu significa adorar con sentimientos y emociones dados por el Espíritu, como la alabanza gozosa, el asombro reverente, el pesar por el pecado y los anhelos por Dios. / Foto: Light Stock

Aprendiendo de David

Al inicio del Salmo 40, el corazón de David no estaba lleno de sentimientos de adoración. De hecho, todo lo contrario. Sentía que estaba en un hoyo de destrucción y atrapado en el lodo cenagoso (Sal 40:2). Pero luego Dios lo sacó de ese pozo de destrucción, puso sus pies sobre una roca y puso un cántico nuevo en su boca (Sal 40:2-3).

Entonces, ¿qué pasó entre sentirse atrapado en el lodo cenagoso y cantar alabanzas a Dios? David nos lo dice en el Sal 40:1: “Esperé pacientemente al SEÑOR”.

Así que David no siguió la adoración mecánicamente. Tampoco renunció a adorar. En cambio, esperó pacientemente a que el Señor lo ayudara a adorar.

Al comienzo del Salmo 40, el corazón de David no rebosaba de adoración, pero esperó pacientemente a que el Señor lo guiara a adorar./ Foto: Jhon Montaña

Esperando al Señor

¿Qué significa esperar al Señor? Podríamos pensar que significa esperar pasivamente a que Dios nos cambie. Pero la palabra hebrea no significa esperar pasivamente; significa buscar con anhelo. Significa seguir los pasos que Dios ha prometido usar para ayudarnos, mientras confiamos expectantes que Él obre.

Aquí hay algunas sugerencias específicas que he encontrado útiles.

  • Mira a Jesús con expectación. No te enfoques en tu corazón sin vida. En cambio, mira a Cristo con fe, confiando en que Él te encontrará, te ayudará y te cambiará.
  • Ora y pídele que te ayude a adorar. Sé honesto con Él acerca de la apatía de tu corazón. Confiesa cualquier pecado conocido y ten la seguridad del perdón basado en la obra terminada de la cruz. Luego pide más obra del Espíritu en tu corazón para que te permita sentir adoración gozosa, asombro reverente y un anhelo sincero por Él.
  • Fija tu corazón en la verdad de quién es Dios según lo revelado en Cristo. Si la adoración es fuego, entonces la verdad es el combustible que hace que el fuego arda. Cuanto más combustible, más caliente será el fuego. Así que enfócate en la verdad en las canciones, las oraciones y las Escrituras con oración y sin descanso.
  • Continúa con los pasos anteriores… pacientemente. A esto se le llama esperar por una razón particular. Dios podría cambiar tu corazón instantáneamente… o no. Pero Su tiempo está completamente basado en Su amor perfecto por ti. Así que continúa esperando en Él humildemente.
Debemos buscar a Dios en oración y pedir que nos ayude a adorar en espíritu y en verdad. / Foto: Light Stock

Las promesas de Dios

¿Y qué promete hacer Dios mientras lo esperamos? Él promete que:

  • Cuando lo busquemos con todo nuestro corazón, lo encontraremos (Jer 29:13).
  • Cuando perseveramos en conocer al Señor, Él vendrá a nosotros como la lluvia de primavera (Os 6:3).
  • Cuando venimos a Jesús, nuestra hambre del corazón será satisfecha (Jn 6:35).

En otras palabras, Él cambiará nuestros corazones para que experimentemos una adoración sincera y dada por el Espíritu, y una vez más veamos y sintamos la gloria de Dios en Jesucristo.

No te conformes con la niebla

El Valle de Yosemite en California es uno de los lugares más hermosos de la tierra. Para llegar allí, pasas por un túnel que se abre a una vista impresionante de todo el valle: El Capitán, Half Dome, Cathedral Rock. Justo en la salida del túnel hay un área de estacionamiento donde todos salen de sus autos, mirando la vista, diciendo, “¡Ooooh!” y “¡Aaaah!”.

Ahora imagina que conduces a través de ese túnel, pero cuando sales, lo único que ves es niebla. Ninguna vista impresionante, solo una espesa niebla gris.

Eso es lo que ocurre cuando no sentimos la adoración. La belleza de Dios está justo frente a nosotros. Pero bloqueando esa vista está la niebla de la incredulidad: preocupaciones, orgullo o avaricia.

Si solo seguimos la adoración mecánicamente, es como salir del auto en el área de estacionamiento, mirar la niebla y decir: “¡Ooooh!” y “¡Aaaah!”, palabras sin sentimiento. ¿Por qué hacer eso?

Pero si esperamos en el Señor, es solo cuestión de tiempo antes de que el viento del Espíritu comience a soplar, la niebla empiece a disiparse, y veamos la belleza de Dios revelada en Cristo, y adoremos.


Artículo publicado originalmente en Desiring God.

Steve Fuller

Steve Fuller es el pastor principal de Grace Church Abu Dhabi y escribe en Living by Faith.

Artículos por categoría

Artículos relacionados

Artículos por autor

Artículos del mismo autor

Artículos recientes

Te recomendamos estos artículos

Siempre en contacto

Recursos en tu correo electrónico

¿Quieres recibir todo el contenido de Volvamos al evangelio en tu correo electrónico y enterarte de los proyectos en los que estamos trabajando?

.