¿Qué si fueras imposibilitado para orar o físicamente no pudieras hacerlo? Tuve unos meses interesantes cuando fui incapacitado para orar y durante este tiempo me sentí asustado y confundido. Sin embargo, la experiencia me dio una nueva apreciación por la oración.

Cuando recibí la noticia de que tenía un tumor en el cerebro y que sería removido en quirófano, con mucha razón me comencé a preocupar al escuchar los riesgos que el doctor me listaba.

Dado que soy un predicador, ellos se aseguraron de hacerme saber que uno de los principales riesgos eran quedar mudo por completo. A pesar de mis habilidades para hablar después de mi cirugía, me animaron diciéndome que aún sería capaz de leer, escribir y pensar. Después de la cirugía, mi doctor le informó a mi familia que habían removido casi el 100% del tumor, pero que detuvieron la operación tan pronto como mi habla comenzó a ser afectada.

No sabríamos por seguro cuánto la afectó hasta que despertara. Desperté mudo y sin poder orar. Literalmente no podía orar. Nota que no dije, No iba a orar, sino que no podía orar.

La inflamación y la irritación de la cirugía misma causaron más daño al cerebro y solo sería remediado con el tiempo. El daño cognitivo hizo que procesar las más sencillas órdenes durante mi recuperación fueran muy difíciles. Para mi familia, esta confusión estaba enmascarada por otra condición: afasia expresiva.

Tuve mucho problemas para expresar palabras, pensamientos o ideas, hablado o escrito. Esto era de esperar y sabíamos podría ser solo temporal. Cuando desperté de la cirugía, mi esposa dijo que yo apuntaba y decía la palabra la o elpero el resto de mis pensamientos no salían.

Después de una semana en el hospital, podía solo decir unas pocas palabras. La jefa de enfermeras me dio un panfleto con algunas veinte o treinta palabras e imágenes. No podía decir las palabras al comienzo. Incluso si las imágenes eran familiares, era difícil producir el sonido correcto. Por ejemplo, decía blochaen lugar de brochao vamiliaen lugar de familia.Cuando las conexiones neuronales se fortalecieron, me volví más seguro para decir palabras como familia, amigos,o cepillo de dientes.

Tenía fácil acceso a las palabras que estuve practicando en la semana, pero me era muy difícil expresar mis pensamientos con palabras que no me habían provisto. Estaba atrapado en mi propia cabeza. En ese tiempo, me di cuenta qué difícil era orar.

En el transcurso del tiempo, mi habla mejoró poco a poco, pero esto no tenía impacto directo en mi vida de oración. Era capaz de dirigir nuestro culto familiar otra vez, pero estaba limitado a la página de la Escritura en frente de mí y aún entonces, leía de manera lamentable. Estaba leyendo como un niño de 6 años.

Estaba desanimado pero mi familia fue muy dulce. Mi hija (que tiene 10 años) comenzó a orar, te agradecemos que papá nos pueda leer esta historia.Tomé turnos para orar casi cada noche, pero las oraciones serían algo así: Querido DiosGracias por este díagraciaspor esta historia de la BibliaEn el nombre de Jesús oramos. Amén. Muy simple, muy básicos y momentáneos destellos de una vida de oración que regresaba.

Cuando llegamos a Houston para mi tratamiento de radiación hice un descubrimiento. No sé porqué esto no me había ocurrido en casa pero me di cuenta que podía recordar mejor cuando escribía las cosas.

Tomé una libreta y comencé a escribir nombres de amigos y había conocido en la clínica y el complejo de apartamentos ¡Y funcionó! Después listé a mi familia y miembros de la iglesia. Leí los nombres y oré una versión simple de Hebreos 4, levanto estos amigos cerca del trono de gracia, confiado de que ellos recibirán ayuda en su tiempo de necesidad.Así es como comencé despacio a escalar de vuelta.

Todavía tengo que hacer listas. No puedo orar de manera espontánea al menos no bien. Tengo dificultad para recordar cosas específicas que deseo orar y tener una oración delante de mí es una gran ayuda.

A través del descubrimiento, entendí mejor porqué Jesús dio una oración para Sus discípulos con el fin de que la memorizaran. Yo podía recordar cada palabra de la oración del Señor. Había dicho tantas veces esa oración que las palabras regresaron. Había encontrado una nueva apreciación por aquella oración.

Nunca me imaginé que la oración sería quitada de mí. Ahora que la tengo de vuelta aunque en un grado limitada me doy cuenta cuánto damos por sentado. El catecismo de Heidelberg dice: ¿Por qué es necesaria la oración a los cristianos? Respuesta: Porque es el punto principal de nuestro agradecimiento que Dios pide de nosotros, y porque Él quiere dar Su gracia y Su Espíritu Santo sólo a aquellos que se lo piden con oraciones ardientes y continuas, dándole gracias. (HC, 116).

Este catecismo señala que nosotros debemos expresar nuestra gratitud en oración a Dios. ¿No deberíamos dar gracias por todo lo que tenemos y, en modo supremo, lo que tenemos en Cristo? ¿No deberíamos dar gracias a Dios por Su increíble regalo de gracia? ¿Y no deberíamos desesperadamente orar por el Espíritu Santo esperar que nos conteste? Por un momento en el tiempo, perdí el don de la oración. Que mi historia te anime a aprovechar este regalo que nos ha sido dado.

Allen Stanton

Allen es el pastor de la Iglesia Presbiteriana Pinehaven en Clinton, MS. También es candidato a doctorado en Teología Histórica en PRTS.

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