El arte del coqueteo: un regalo de Dios para el amor y la fidelidad

El regalo divino coqueteo puede ser un puente hacia el pacto matrimonial. Pero, en la era digital, puede ser una trampa hacia el desastre.
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Uno de los regalos más extraños, encantadores y delicados que Dios nos ha dado es el don del coqueteo.

El coqueteo se expresa de un millón de maneras diferentes y personalizadas como una parte clave del vínculo romántico. Su potencia se encuentra en lo sutil con que comunicamos disponibilidad e interés. Esta fuerza ha estado en juego al menos desde que Isaac y Rebeca fueron encontrados acariciándose (Gn 26:8). Pero el coqueteo aparentemente fue parte de ello.

Si retrocedemos hasta el principio de los tiempos, ¿no será que la primera interacción humana comenzó con un silencio incómodo, una curiosidad de arriba abajo por el otro, y luego un momento de coqueteo entre Adán y Eva?

Aquí estoy suponiendo, pero sin importar cuando haya comenzado, el coqueteo parece ser un fenómeno primario en las relaciones humanas y la sexualidad. Pero con el auge de la tecnología digital, el coqueteo también se vuelve más directo, más conveniente y, a menudo, más engañoso y confuso.

Definición del coqueteo

“Lo divertido del coqueteo es que nunca estás seguro de lo que significa”, escribe un autor moderno. Sin embargo, sí podemos estar seguros. El coqueteo es divertido y juguetón, pero no es en absoluto insignificante. El coqueteo es un gesto de disponibilidad sexual. Es una forma de decir que no estoy sexualmente disponible para otra persona. Aprender cuándo y dónde señalar apropiadamente la disponibilidad sexual está en el corazón de preocupaciones antiguas enfrentadas por los primeros líderes de la iglesia (ver la controversia del velo en Corinto, según Winter).

El coqueteo no debe confundirse con el consentimiento sexual o la inmediatez sexual; es simplemente una señal de disponibilidad sexual (como en: “soltero y buscando”). Y el acto de coquetear puede ser tan simple como un comentario o una expresión facial para señalar tu atracción hacia una persona del sexo opuesto. Podría ser el parpadeo de pestañas, el paso de una nota doblada o el uso de un piropo.

El coqueteo se expresa de un millón de maneras diferentes y personalizadas como una parte clave del vínculo romántico. / Foto: Envato Elements

Salvo en los casos de los “seductores en serie” que se burlan rápidamente del verdadero romance, el coqueteo transmite exclusividad. Sería deshonesto coquetear con dos personas al mismo tiempo. Y debido a su poder para enfocarse en una sola persona, el coqueteo encuentra naturalmente su lugar en la magia de la atracción inicial entre solteros, lo que puede conducir a una relación de noviazgo, que conlleva al menos cierto potencial de llegar a un pacto matrimonial.

Coquetear es atraer a otro con tu atención y provocar una posibilidad futura. Idealmente, este juego continúa con el tiempo. Mucho después del día de la boda, el coqueteo mantiene un sano sentido de juego entre una pareja. Las sonrisas que compartieron Isaac y Rebeca durante su interacción es uno de los más bellos coqueteos dentro del jugueteo matrimonial, una bendición especial del pacto conyugal, que genera una risa única que comunica —entre ellos y al mundo— un amor exclusivo.

Cuando las parejas están separadas, buscan formas remotas de coquetear, como enviarse mensajes de texto o esconder notas. Hace poco me lo recordaron cuando un colega abrió su lonchera y accidentalmente dejó caer al suelo una nota de su esposa en la sala de descanso. Fue una oportunidad única para hacerlo sonrojar de vergüenza. Pero también fue un momento hermoso, porque la nota picante estaba cuidadosamente cifrada con un código secreto: términos inventados, metáforas y apodos cariñosos cuyo significado solo conocían él y su esposa.

Con el tiempo, las parejas crean su propio léxico complejo de términos, frases y apodos; metáforas sutiles con significados no tan sutiles, que solo pueden ser decodificados por uno u otro cónyuge. Es un bello ejemplo del juego de coqueteo dentro del matrimonio.

Cuando las parejas están separadas, buscan formas remotas de coquetear, como enviarse mensajes de texto o esconder notas. / Foto: Envato Elements

Coquetear con el desastre  

Lamentablemente, la belleza del juego coqueto en el matrimonio contrasta con la fealdad del coqueteo egoísta entre aquellos que no están sexualmente disponibles. Los coqueteos de un hombre casado con una mujer que no es su esposa van en contra de su promesa pactual y son destructivos. Envían señales donde no hay (o no debería haber) intención alguna. Esta dinámica también puede volverse manipuladora; un vano acto de atención temporal para llevar a otra persona por un camino prohibido hacia el pecado sexual.

La diversión del coqueteo se desvirtúa en el coqueteo en serie, cuando este tipo de avances son la única manera en que un hombre inmaduro sabe interactuar con las mujeres, o viceversa.

Así como el coqueteo hermoso ha existido durante milenios, también lo ha hecho su forma retorcida, mucho antes de que Samuel Pepys —diarista que relató su vida cotidiana en la Inglaterra del siglo diecisiete y produjo lo que para algunos es una obra maestra de la literatura— registrara sus continuas infidelidades con la doncella de su esposa. Pero por alguna razón, la era digital nos tienta a decir cosas que de otra manera nunca tendríamos la oportunidad de decir, como en este reciente comentario y discusión en Facebook.

Los coqueteos de un hombre casado con una mujer que no es su esposa van en contra de su promesa pactual y son destructivos. / Foto: Envato Elements

Acabo de tener que “eliminar de amigos” a un adulto conocido casado que deja rutinariamente comentarios en las fotos de una celebridad menor de edad sobre lo bonita que es. Primero: ¿por qué veo estos comentarios en mi feed? No sigo a esa celebridad y no soy cercano a ese conocido. Segundo: asqueroso. Él tiene aproximadamente el doble de su edad y está “casado”. Gran manera de parecer un pervertido, amigo.

— Asqueroso

— Ugh… He tenido que remover a un par de líderes juveniles por este tipo de asquerosidad en diez años.

— Una vez le escribí un correo amable e inquisitivo a un pastor “famoso” sobre esto, porque comentaba con frecuencia en sus redes sociales (muy populares) sobre lo bonitas que eran otras mujeres. Me respondió diciéndome que no esperaba que lo entendiera porque soy soltera.

— ¡¿Qué?!

— Exactamente.

Por el contrario, una mujer soltera tiene una mejor “lectura” sobre qué tipo de comentarios digitales en X (Twitter) son apropiados por parte de un hombre. Ya diré más sobre eso en un momento. 

Pero volvamos a las aventuras digitales de este hombre casado. Cualquier hombre casado que piense que su coqueteo en línea con otras mujeres no será descubierto es un necio. Con suerte, el hombre en este caso será confrontado pronto, porque el coqueteo adúltero, incluso si es solo una fantasía en su propia mente retorcida, necesita ser eliminado por el bien de su alma, su matrimonio y su familia. Sus coqueteos son un robo; una atención robada a la mujer que Dios le ha dado. Está coqueteando con el desastre. 

Cualquier hombre casado que piense que su coqueteo en línea con otras mujeres no será descubierto es un necio. / Foto: Envato Elements

Pastores coquetos  

Anteriormente se mencionó a un pastor coqueto, y aunque desearía que el tema de los pastores coquetos fuera uno que no tuviéramos que abordar, debemos hacerlo. Y en este desafortunado tema, hay una lección para todos.

Cuando un pastor notable fue descubierto en adulterio (presuntamente con dos mujeres diferentes), una de ellas habló sobre el papel de las redes sociales.

Este pastor dirigía su atención a ciertas mujeres en X. “Él tenía un ‘tipo’”, escribe ella, recordando. “Por lo general, atléticas, a menudo con el cabello largo y rubio, inclinadas espiritualmente, fanáticas de la ‘gracia’ y lo suficientemente vulnerables emocionalmente como para compartir sus peores secretos con él”. Él les respondía a las mujeres en público. Para algunos, parecía inofensivo. Para ella, “era obvio, simplemente al ver su feed de X, que estaba coqueteando con otra mujer. A menudo me tuiteaba letras de canciones a mí y a otras mujeres”. Desde los mensajes en público, el pastor eventualmente trasladaba sus coqueteos a textos privados y luego a encuentros personales.

Las redes sociales normalizan el machismo y hacen posible observar imágenes de personas atractivas. En las redes sociales, tal vez los coqueteos comiencen con el estudio de la foto de una mujer. Ella te sigue en X o Facebook, o hace un comentario amable. Su interés en ti despierta en ti una especie de curiosidad por sus imágenes. Abres su foto de perfil y la estudias. Tus ojos se quedan en su perfil más tiempo del que deberían. Vas a su muro de Facebook o Instagram y deslizas para ver más imágenes. Tal vez tenga novio o esposo, pero eso no importa. Respondes. Tal vez comience con un seguimiento recíproco. Y luego tal vez un mensaje directo, o un mensaje de texto, o un comentario de otro modo ambiguo en público, o incluso algo más privado.

No es difícil imaginar cómo comienza. Pronto, el coqueteo digital lleva a conversaciones privadas donde compartes tus sueños y decepciones, tus esperanzas y anhelos. Pronto, dos teléfonos inteligentes han creado un espacio privado; ahora estás en una cita digital y nadie más lo sabe.

El coqueteo digital es peligroso pues crea un espacio íntimo entre dos teléfonos: comparten sueños, decepciones y deseos, sin que nadie más lo sepa. / Foto: Unsplash

Solteros coquetos

Anteriormente conocimos a una mujer soltera que estaba molesta por la actividad en línea de un pastor. Ella tiene una buena perspectiva, pues vivir la vida de soltero en la era digital rápidamente convierte a alguien en un experto en detectar el coqueteo en línea.

Mujeres solteras, si son parte de una iglesia y creen que su pastor está actuando de manera inapropiada con otras mujeres en la iglesia, no lo ignoren, sino que hagan preguntas en privado.

Digo esto porque las mujeres solteras son más expertas en los métodos de coqueteo que probablemente cualquier otra persona, y la razón de esto es la necesidad. Aplicaciones como Tinder hacen que el primer movimiento hacia el coqueteo sea tan simple como tocar una imagen y deslizar a la derecha o a la izquierda para mostrar interés o ignorar.

Por un lado, el coqueteo en la era digital es indescriptiblemente audaz y perturbador. Como la periodista Nancy Jo Sales ha documentado en su libro American Girls: Social Media and the Secret Lives of Teenagers [Niñas americanas: las redes sociales y la vida secreta de las adolescentes], se ha vuelto común que las adolescentes reciban por mensaje de texto o Snapchat una imagen desnuda no solicitada de un chico adolescente como un acto para iniciar interés romántico, como si dijera: “Me gustas, y para probarlo, aquí tienes una foto de mi masculinidad”. Y la actividad no se limita solo a los jóvenes.

Por otro lado, el coqueteo en la era digital se ha vuelto increíblemente sutil, ahora una extensión de lo que se puede leer en lo que alguien más hace clic, le da “me gusta” o retuitea. ¿Un “corazón” en mi imagen de Instagram significa atracción romántica?

Los solteros enfrentan formas más sutiles de coqueteo que no existían hace una década.

El coqueteo en la era digital es indescriptiblemente audaz y perturbador. / Foto: Unsplash

¿Facebook mató el cortejo?

Le pregunté al pastor Matt Chandler: “¿De qué manera la tecnología ha cambiado las citas?”. Para bien y para mal, dijo. Primero, entre un hombre y una mujer que están en serio el uno con el otro, la tecnología es una forma enormemente beneficiosa de facilitar incluso relaciones a larga distancia. E incluso al principio, cuando la relación se está definiendo, ¿qué mejor manera de “acercarse” a un posible pretendiente inicialmente que a través de mensajes de texto? Los mensajes de texto, usados sabiamente, pueden crear una forma increíblemente profunda y auténtica de comunicación.

Pero para dos personas que no están en una relación comprometida, Facebook plantea varios desafíos, dijo Chandler.

La conveniencia de enviar mensajes de texto, tuitear o escribir en el muro de Facebook de alguien te permite coquetear y bromear sin nunca tener un momento de preguntarse “¿Qué es exactamente esta relación?”. Y en ese sentido, cuando no has establecido qué es la relación, creo que puede ser perjudicial estar constantemente involucrado en el ámbito tecnológico en lugar del ámbito cara a cara.

Chandler ve esta tendencia en su iglesia. “Veo que muchas de nuestras jóvenes en The Village Church son objeto de burla por parte de chicos que simplemente le dan ‘me gusta’ a todas sus publicaciones en Facebook o les envían mensajes de texto constantemente, sin haber definido nunca la relación”.

En estos días de desnudos y “me gusta”, el arte del coqueteo ha cambiado mucho desde que los hombres victorianos “llamaban” a una mujer visitando la sala de sus padres con la esperanza de quince minutos de conversación ingeniosa, todo cuidadosamente delimitado por una etiqueta y un protocolo cultural rigurosamente vestidos. Pero con cada nueva plataforma de redes sociales y la ubicuidad de los teléfonos inteligentes, las oportunidades de conexión son ilimitadas, y la etiqueta del coqueteo digital se vuelve cada vez más vaga.

Con cada nueva red social, el coqueteo digital se vuelve más común… y menos claro. / Foto: Unsplash

Deja de coquetear con el pecado

Coquetear es atraer a otros con tu atención y tentarlos con una posibilidad, y eso significa que el coqueteo puede convertirse en cualquier cosa, desde el hermoso juego del interés inicial hasta el tonto engaño de otro o incluso la pavimentación de un camino hacia la autodestrucción sexual. Como todos los buenos dones, debemos coquetear sabiamente.

  • Las prohibiciones digitales generalizadas no son la solución. Ordenar a los hombres y mujeres casados que dejen de enviarse mensajes de texto, seguirse en Facebook o dar “me gusta” en Instagram no es una solución. Debemos aprender a vivir y amar entre hermanos y hermanas, fuera y dentro de internet. Esto magnificaría los problemas del corazón para que los consideremos mientras buscamos la pureza ante Dios.

  • Si solo sabes cómo interactuar con el sexo opuesto a través del coqueteo, madura. En serio. Es hora de aprender que las almas son eternas, el tiempo es corto y tienes oportunidades de hablar gracia a las personas que necesitan el evangelio y carecen de gracia a tu alrededor, sin importar su atractivo físico o su disponibilidad sexual para ti. Eso siempre será un tema secundario.

  • Coquetear no es un juego de niños; el coqueteo es el juego de la sabiduría. Puedo explicarlo con una exageración intencional. “Cada coqueteo es un matrimonio”, dijo G. K. Chesterton. “Es un matrimonio en este sentido aterrador: que es irrevocable”. Coquetear y casarse no son realidades desconectadas, como nuestra cultura parece asumir. Un coqueteo (solo a ti te doy mi atención) resuena en un futuro voto (solo a ti te doy mi vida). Y lo que Chesterton está diciendo aquí es que una vez que ofreces un coqueteo a alguien del sexo opuesto, no es posible retractarse; eso te empuja hacia el siguiente paso. Ahora bien, “coquetear con” alguien (o algo) tiene en su esencia un “probar”, y los solteros cristianos necesitan ser animados a conocer múltiples posibles cónyuges con el tiempo. Pero esta realidad también hace que el coqueteo sea complicado para los solteros cristianos (al señalar disponibilidad sexual, pero reteniendo inmediatez sexual). Por tanto, si el coqueteo suena meramente caprichoso o juguetón, no lo es. Los avances dejan huella. Las palabras y guiños de afecto exclusivo están cargados de fuerza, significado e insinuación que no se pueden retirar, y perduran por mucho tiempo en la mente de los demás. Chesterton entendía este aspecto del juego. Todo coqueteo es una forma de juego previo, y cuando se alimenta con el tiempo, inevitablemente conduce hacia la unión física. Si tu intención es mantenerte puro, la forma en que coqueteas antes del matrimonio debe ser sabia.
Si tu intención es mantenerte puro, la forma en que coqueteas antes del matrimonio debe ser sabia. / Foto: Envato Elements
  • Si eres soltero y te dedicas a revisar las páginas de solteros del sexo opuesto, cada interacción, me gusta, favorito o compartido dice algo sutil tanto a ellos como a los demás que ven tu patrón de comportamiento. En tus clics, sé vigilante para no dejar la impresión equivocada. Si estás interesado en alguien, házselo saber. Sé abierto y directo. Define la relación. Deja claro tu estado de relación en tu perfil de Facebook. Si no es ambiguo, no lo dejes ambiguo.

  • Obviamente, si estás casado y estás aprovechando la tecnología digital para cultivar una relación coqueta con alguien más en línea, ya sea a través de correo electrónico, mensajes de texto, Snapchat, mensajes directos u otros medios digitales, termínala de inmediato, arrepiéntete del adulterio emocional en tu corazón y quebrántate por tu disposición a llevar a otro al pecado. ¿Qué tan poco te importa un alma eterna que convertirías la impresión de que estás sexualmente disponible en un juego, cuando Dios prohíbe claramente el pecado para ambos?

  • Si eres pastor o aspiras al ministerio pastoral y te encuentras irremediablemente adicto a la emoción de coquetear con varias mujeres, y te alimentas de la atención que las mujeres atractivas te devuelven, ya no estás calificado para el trabajo (1Ti 3:2; Tit 1:6). Por favor, toma medidas ahora para dejar el trabajo pastoral antes de que te den un escenario, un púlpito y una oportunidad para arruinar una iglesia local. Verás tu adicción aquí, en tu coqueteo, mucho antes de que se haga evidente para los demás. Sé honesto contigo mismo y cuida de tus futuros congregantes ahora, antes de que ellos lo descubran y dejes una iglesia con el corazón roto tratando de arreglar un rastro de familias destrozadas mientras intentas salvar la tuya.

  • Tus patrones de coqueteo revelan mucho sobre ti. Un hombre que coquetea con varias mujeres, dándoles a todas la sensación de que su atención está en cada una de ellas, es un hombre cuya atención está completamente en sí mismo. Es egocéntrico. Una mujer que coquetea con varios hombres simultáneamente carece de autoestima. Ella también está absorta en sí misma al dar su atención. El hombre mujeriego y la mujer seductora están actuando ambos por motivos egoístas.

Domina el arte del coqueteo

Sin embargo, a pesar de todos sus posibles peligros, el coqueteo es un regalo de Dios digno de celebrar, proteger y dominar. Dios lo creó con un propósito hermoso: unir a un hombre y una mujer en un matrimonio que refleje la dicha del Hijo con su esposa, la iglesia. Es un regalo solo para este tiempo presente, sí. Pero si Dios quiere que te cases, haz del coqueteo con tu esposo o esposa un arte. Invierte en ello. Envía notas escritas a mano en los almuerzos. Usa los regalos digitales de la tecnología y envía mensajes de texto discretos. Crea tus propias combinaciones de emojis que solo tu amado pueda descifrar. Extrae del lenguaje encriptado de su intimidad compartida y conéctate con tu cónyuge a lo largo del día.

El coqueteo, como todo el amor humano y la sexualidad, es un misterio glorioso lleno de un potencial profundo. Que Dios nos dé la sabiduría para manejar este regalo con el propósito de experimentar cada alegría maravillosa y explosiva posible en nuestros matrimonios.


Publicado originalmente en Desiring God.

Tony Reinke

Tony Reinke sirve en desiringGod.org, es el anfitrión del podcast Ask Pastor John (Pregúntale al pastor John), y autor de tres libros: Lit! (2011), Newton on the Christian Life (2015), and The Joy Project (2015). Él vive en Minneapolis con su esposa y sus tres hijos.

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