Cuando el feminismo se convierte en un ídolo

El feminismo, además de ser una ideología, se ha convertido en un ídolo que distorsiona el diseño de Dios para la mujer y la familia. Como cristianas, ¿cómo podemos desenmascararlo y defender la verdad de Dios?
Foto: Envato Elements

Me alegra mucho evaluar este punto porque muchas cristianas piensan que el feminismo es una organización, con una mezcla de ideas buenas y malas, cuando en realidad es una ideología anticristiana. Las feministas quieren presentarla como justicia para las mujeres, pero su definición de justicia no es la bíblica.

Tenemos que recordar siempre que Satanás es muy astuto y está utilizando la misma táctica que utilizó con Eva para engañarnos: ¿Dios realmente dijo? Y para no ser engañadas debemos recordar que Dios nos ha mandado como ovejas en medio de lobos; y esta es la razón por la cual nos advirtió de ser astutas como las serpientes e inocentes como las palomas (Mt 10:16).

El feminismo es una ideología peligrosa y si lo evaluamos bien, veremos que muchas otras ideas destructivas se han derivado de esta ideología, incluyendo: la promiscuidad, el aborto, los divorcios, la destrucción de la unidad familiar, la teología feminista, la homosexualidad, LGBTQI+, etc.  Pero todo esto es entendible cuando entendemos el cerebro de quien lo dirige y su propósito, pues “el ladrón solo viene para robar y matar y destruir” (Jn 10:10).

Las feministas quieren presentar su ideología como justicia para las mujeres, pero su definición de justicia no es la bíblica. / Foto: Unsplash

Debemos preguntarnos ¿el feminismo realmente trata de la igualdad de género? ¿O es el enemigo trabajando para destruir el diseño de Dios para las mujeres, la familia y realmente el mundo? La igualdad que el feminismo sugiere no es en base a la dignidad con los hombres, sino que intenta hacer a las mujeres similares e intercambiables con los hombres. Y esto, tristemente, disminuye las cualidades femeninas ―las que nos hacen diferentes y especiales― llevándonos a competir con los hombres con las características masculinas. ¡Y al hacerlo, nosotras mismas nos quitamos el valor de ser mujer! Si realmente creemos que Dios nos ha hecho de una manera asombrosa y maravillosa (Sal 139:14), seríamos las primeras en destacar nuestras características.

Uno de los objetivos del feminismo es empoderar a las mujeres, pero, lamentablemente, sin la guía del Espíritu, el mero empoderamiento humano solo puede conducir a la idolatría, precisamente lo que estamos viviendo. La confusión es tal que la iglesia tiene una rama conocida como teología feminista.

Uno de los objetivos del feminismo es empoderar a las mujeres, pero, sin la guía del Espíritu, el mero empoderamiento humano solo conduce a la idolatría. / Foto: Unsplash

Para entender lo que enseñan, Melissa Raphael, una teóloga feminista, en su libro Idoloclasm in Christian Feminist Theology [Idoloclasia en la teología feminista cristiana], escribe que la iglesia ha hecho un ídolo sobre el uso de los nombres masculinos: Padre e Hijo, para representar a Dios y usándolos como una excusa para excluir a la mujer de todas las funciones sacras y redentoras.

Y, sí esto no fuera suficiente, ella discute las ideas de Marcella Althaus-Reid sobre el vacío que se encuentra en estos ídolos hechos por los blancos heterosexistas y que deben ser destruidos. Para ellas, los blancos heterosexistas han malinterpretado lo que El Señor quiere a su favor.

Cada día, mientras más vivo, me doy cuenta de cuan engañoso es nuestro corazón (Jer 17:9), al punto que creamos un ídolo, en este caso el feminismo, mientras etiquetamos la verdad como un ídolo que necesitamos destruir. El feminismo, incluyendo el secular, es una religión falsa que mantiene a muchos engañados y cautivos, incluyendo a los cristianos.

El feminismo es una religión falsa que mantiene a muchos engañados y cautivos. / Foto: Pexels

Y, al pensarlo con calma, encontramos que la verdadera razón para el feminismo no es el maltrato que la mujer ha recibido por años, sino que lo que encontramos en Génesis 3:16: “Tu deseo será para tu marido, y él tendrá dominio sobre ti”. En español no captamos el significado de esta palabra “deseo” que en hebreo es teshuqah.

Para entenderla mejor, es la misma palabra que Dios utilizó en Génesis 4:7 cuando Dios le dijo a Caín: “Si haces bien, ¿no serás aceptado? Y si no haces bien, el pecado yace a la puerta y te codicia, pero tú debes dominarlo (teshuqah)”. Desde entonces, nuestro deseo innato como mujeres es dominar al hombre. Satanás reconoció precisamente la debilidad de la mujer e ingenió su plan de ataque, a través de distorsionar el diseño de Dios. Al decir esto, no niego el maltrato que ha ocurrido, pues esto también ha sido otra rama de su plan, ya que precisamente ese maltrato, es lo que Satanás utilizó para engañarnos. Dios no está de acuerdo con el maltrato y quiere solucionarlo, sin embargo la única manera de hacerlo es con los principios bíblicos.

Desde la caída en pecado de la raza humana, nuestro deseo innato como mujeres es dominar al hombre. / Foto: Pexels

Si evaluamos la definición del Dr. John Piper, quien dice que un ídolo es “cualquier cosa en la cual lleguemos a confiar para recibir alguna bendición, ayuda o guía en lugar de una confianza incondicional en el Dios vivo y verdadero”, podemos concluir que el feminismo es un ídolo. Desafortunadamente la ideología ha entrado en la mente de todas, aun en las cristianas reformadas, porque es la cosmovisión en la cual vivimos y ha sido la norma por más de sesenta años.

El problema radica en que al ser normal, no cuestionamos nuestras creencias y como Satanás es quien la dirige, se presenta siempre de una manera engañosa. Por ejemplo, un aborto no es extraer un feto, sino que es salud reproductiva. Un feto no es un ser humano, sino que es una conglomeración de células. Tampoco es matar un feto, sino que es el derecho de la mujer de controlar su cuerpo.

Desde la perspectiva del feminismo, el aborto no es matar un feto, sino que es el derecho de la mujer de controlar su cuerpo. / Foto: Pexels

La esencia de nuestras culturas, aunque algunas son más avanzadas que otras, es que las mujeres están a cargo, no necesitan a los hombres y la maternidad es una molestia que debemos evitar a toda costa o por lo menos limitar. Totalmente opuesto a lo que Dios quiere: la mujer complementando al hombre siguiendo su liderazgo (1Co 11:3) y la maternidad vista como una bendición (Sal 137:3-5).

¿Qué haremos entonces? Tenemos que desenmascararlo enseñando a nuestras hijas y jóvenes en la iglesia lo que realmente es el feminismo. Como vivimos en culturas diferentes necesitamos reconocer lo que nuestra cultura cree porque es lo que las jóvenes recibirán en su educación, pero no solo en la formal, también en el cine, revistas, televisión, redes sociales etc.

Revisemos los textos que estudian y busquemos la forma sutil en como lo presentan. Muchas de las enseñanzas son feministas, aunque no mencionan la palabra, sino que es simplemente dada como verdad. El conocimiento bíblico es crucial, nosotras y nuestros hijos necesitamos ser capaces de reconocer cuando algo es contrario a los principios de Dios, algo que nos tomará tiempo y esfuerzo.

Tenemos que desenmascarar esta ideología enseñando a nuestras hijas y jóvenes en la iglesia lo que realmente es el feminismo. / Foto: Lightstock

Es tener una relación cercana con nuestros hijos por años, tanto mujeres como varones, demostrándoles las contradicciones que el mundo presenta como normal, para que cuando lleguen a la adolescencia ya tengan un fundamento sobre el cual pueden edificar su cosmovisión. Si has perdido el tiempo de la niñez, nunca es tarde para comenzar.

No puedo terminar sin enfatizar la oración. Aunque lo que está ocurriendo ahora es diferente de lo que nosotras vivimos, todo está edificado sobre los mismos principios errados y si somos de Dios hemos vencido “porque mayor es Aquel que está en ustedes que el que está en el mundo” (1Jn 4:4). De la misma manera que nuestros ancestros vencieron y cambiaron sus culturas, nosotras haremos igual porque el Dios que reconocemos está delante de nosotras, y peleará la batalla (Dt 1:30). Y aunque la tarea es ardua y la batalla feroz, la victoria es nuestra. Entonces, mantengámonos firmes y enfocadas en Jesucristo porque “lo imposible para los hombres, es posible para Dios” (Lc 18:27).

Catherine Scheraldi de Núñez

Catherine Scheraldi de Núñez, es la esposa del pastor Miguel Núñez, y es doctora en medicina, con especialidad en endocrinología. Está encargada del ministerio de mujeres Ezer, de la Iglesia Bautista Internacional y es conductora del programa radial «Mujer para la gloria de Dios». Ezer, de la Iglesia Bautista Internacional y . Puedes seguirla en twitter.

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