Hace tres semanas estaba predicando en una Conferencia para pastores y líderes en Phoenix, Arizona sobre los requisitos para calificar a un hombre para ser Anciano/Pastor según el Apóstol Pablo en 1 Timoteo 3 y Tito 1. Al finalizar, una hermana preguntó lo que muchas preguntan en nuestro contexto hispano: “Entonces, ¿la mujer no puede ser pastora?” Mi respuesta sencilla a eso es “no”. ¡Espera! No saques las armas para tildarme de machista, legalista, troglodita y todos los otros adjetivos que puedan pasar por tu mente en este momento. Permíteme explicar mis razones para responder de esta manera.
¿Por qué la mujer no está llamada al pastorado?
No encontramos en ningún lado en la Escritura donde se vean requisitos para ordenar/llamar y colocar a mujeres como Ancianas o Pastoras. Pablo dice claramente en 1 Timoteo 2:12 que la mujer no enseñe ni ejerza autoridad sobre el hombre. Sin embargo, el mismo Pablo en Tito 2 les hace un llamado a las mujeres ancianas (maduras) a enseñar a mujeres jóvenes a que amen a sus maridos e hijos, a que sean prudentes, cuidadosas de sus casas, etc. En otras palabras: En el diseño de Dios, la mujer fue creada para ser ayuda idónea del esposo y/o a usar sus dones y talentos para edificar a otras damas.
¿La mujer no puede enseñar?
No, yo no he dicho eso. Sí puede enseñar y puede servir en la iglesia local. Una mujer puede enseñar en escuela dominical o grupos pequeños para damas o niños. Puede ser parte del ministerio de oración, entre muchos otros. En nuestra iglesia, mi esposa dirige grupos pequeños para damas, y otras damas dirigen el ministerio de evangelismo de nuestra iglesia y de visita a los hospitales. ¡Las damas son valiosas para la vida de la iglesia local! Sin embargo, no fueron diseñadas ni están llamadas a pastorear.
¿Eres mujer y quieres servir a Dios?
Mi recomendación a una hermana que tenga un deseo genuino de servir a Dios es que primeramente debe ir a donde su pastor para expresarle su deseo de servir. Un pastor maduro y sano le mostrará por las Escrituras como ella puede servir a Dios en la iglesia local y poner sus dones al servicio de la iglesia. También le puede asignar a una hermana madura en el Señor para que le guíe, oriente y sea su mentora en su caminar con el Señor para que así ella pueda servir a otras. Otra recomendación a esas hermanas con anhelo de servir a Dios es que se conecten a un ministerio para mujeres que mi esposa y las damas de mi iglesia siguen y ha sido de gran bendición, Aviva Nuestros Corazones de Nancy Leigh Demoss.