El libro de Jueces: desafíos y lecciones para hoy

7 lecciones del pasado, que siguen vigentes hoy, que podemos ver en el libro de Jueces.
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Hace un tiempo concluí una serie de sermones en el libro de Jueces. Parte de la dinámica de predicación en nuestra iglesia es enseñar un libro del Nuevo Testamento y luego uno del Antiguo de manera intercalada. Aunque resulta ser desafiante, es la manera que hemos encontrado de llevar a cabo nuestro llamado de enseñar todo el consejo de Dios. 

Predicar Jueces expositivamente ha sido una experiencia interesante, no solo para mí sino también para la iglesia. Es un libro narrativo con una estructura general relativamente simple, pero es desafiante encontrar la relevancia actual de las historias, las cuales pueden llegar a ser difíciles de procesar. Con todo, cada uno de los sermones valió la pena, y como iglesia somos testigos del poder transformador de este maravilloso libro.

En este breve artículo, quiero compartirles 7 lecciones que me dejó predicar expositivamente el libro de Jueces.

Lección 1. Predicar el Antiguo Testamento es importante

Aunque esto puede sonar muy obvio para los cristianos maduros, no son pocas las personas que creen que el Antiguo Testamento no tiene nada que decir a un mundo contemporáneo. Por supuesto, afirmar tal cosa implica ignorar que “toda la Escritura es inspirada por Dios” (2Ti 3:16). Parte de este pensamiento también resulta de ver la Biblia como un complejo de historias que no guardan una unidad.

Hay quienes piensan que el Antiguo testamento dejó de ser importante cuando vino Jesús; sin embargo, es todo lo contrario. La Biblia es una sola gran historia, y los dos Testamentos se complementan: el Antiguo encuentra su cumplimiento en el Nuevo, y el Nuevo encuentra su sentido y razón de ser en el Antiguo.

Es cierto que en el Nuevo Testamento encontramos pensamientos más elaborados, cortos y, en cierto sentido, “fáciles” de predicar. Pero debemos tener en cuenta que el mismo Pablo, cuando pronunció su discurso de despedida en Éfeso, afirmó no haber rehuido de predicar “todo el consejo de Dios” (Hch 20:27). Allí se estaba refiriendo precisamente al Antiguo Testamento, de modo que no hay razón para considerarlo como de menor importancia para nuestra audiencia.

Hay quienes piensan que el Antiguo testamento dejó de ser importante cuando vino Jesús; sin embargo, es todo lo contrario.

Lección 2. Debemos orar para sentir lo que Dios siente

Jueces es un libro muy emotivo. Uno puede ver relatos que producen indignación, euforia, tristeza y alegría. En cada uno de ellos no solo están involucradas las emociones humanas, sino el carácter mismo de Dios.

Los predicadores deben ocuparse no solo de dar información, sino de transmitir lo que Dios quiere transmitir. Eso es lo que hace que un sermón sea distinto a una clase de seminario. Estamos comunicando un mensaje, y nuestro desafío es llevar a las personas a ver lo que Él ve, escuchar lo que Él dice, y sentir lo que Él siente. Y con esto me refiero específicamente a percibir la indignación, el aborrecimiento y la tristeza que el pecado produce. No se trata de cualquier historia; después de todo, se trata de la historia de Dios y Su pueblo.

Lección 3. Predicar porciones largas es de mucho provecho

Una de las cosas que más me desafió fue el abordar los textos con la mayor precisión posible. Por tratarse de un libro del género narrativo, Jueces tiene detalles en las historias que podrían hacernos perder de vista el propósito principal de cada pasaje si no somos cuidadosos, y es una tentación con la que hay que luchar.

Por ejemplo, algunos sermones abarcaron hasta tres capítulos. Había mucha información disponible, pero esta debía ser presentada de manera eficiente. Alguien dijo una vez que predicar es el arte de tener mucha información sobre un pasaje y resistir la tentación de darla toda de una vez. Es el arte de decir lo que es necesario y conforme a la idea central del pasaje.

En cierto sentido, predicar es el arte de tener mucha información sobre un pasaje y resistir la tentación de darla toda de una vez. / Foto: Unsplash

Lección 4. Aplicar los sermones es uno de los mayores desafíos de la predicación

Predicar el Antiguo Testamento plantea dos retos que pueden convertirse en peligros. El primero es explicar los contextos, ocasiones y situaciones del pasaje (es decir, hacer exégesis), y dejar todo como una simple entrega de información. El segundo es ser alegóricos, saltando desde cada pasaje a una aplicación contemporánea, sin hacer una exégesis correcta del texto.

La clave es mantener el equilibrio. La predicación expositiva implica mostrar el significado de un pasaje a la audiencia original y luego aplicarlo a una audiencia contemporánea. En cuanto a Jueces, hay varios temas que son centrales en toda la Escritura: el pueblo de Dios, el juicio de Dios, el sacerdocio, los libertadores o jueces, la santidad, la tierra, la familia, la esperanza, el reinado, etc. Todos estos nos permiten usar la teología bíblica para aterrizar de manera no forzosa el significado de nuestro pasaje para nuestra audiencia.

Los predicadores debemos resistir la tentación de dejar a la gente con las cabezas llenas de información y con los corazones vacíos acerca de lo que Dios los llama a hacer. Jueces es un llamado permanente al arrepentimiento, la consagración, la fidelidad y la adoración, y todo esto es muy relevante para nosotros al día de hoy.

El libro de Jueces es un llamado permanente al arrepentimiento, la consagración, la fidelidad y la adoración. / Foto: Jhon Montaña

Lección 5. La biblia tiene pasajes difíciles y no debemos evitarlos

Jueces es como una película de la Segunda Guerra Mundial: hay sangre, muerte, violencia y personas muriendo de maneras horribles. Pero esas historias están allí en la Palabra de Dios y no debemos evitarlas.

Aprendemos dos verdades fundamentales a través de estos pasajes difíciles. Primero, que la Biblia es confiable porque es honesta. No solo nos muestra las historias amables, sino también las desagradables; no solo las virtudes de los creyentes, sino los terribles desaciertos del pueblo de Dios.

Segundo, que el corazón del hombre es malo y siempre ha sido así. Es común escuchar que las personas son más impías hoy que en el pasado, como si la maldad fuera dada por las épocas. Jueces nos recuerda que el hombre está corrompido, que siempre lo ha estado y que es así porque nace siendo pecador; desde Adán la maldad ha dañado su corazón.

La Biblia es confiable porque es honesta. / Foto: Light Stock

Lección 6. Los niños necesitan escuchar las historias duras de la Biblia

El último sermón de nuestra serie fue sobre los últimos tres capítulos. Sí; ese pasaje horrible de un levita descuartizando en doce partes a su concubina y enviando las partes a las diferentes ciudades de Israel. Ante eso, un hermano de la iglesia preguntó con preocupación: “Pastor, ¿cómo le va a explicar eso a los niños?”. Su preocupación era honesta. Tenemos a los niños con nosotros durante el sermón y era una tremenda oportunidad para hablar con claridad a ellos, mostrándoles que la Palabra de Dios no son solo historias de cómo se construye un arca o cómo una ballena guarda en su boca a un hombre.

Difícilmente veremos una hoja para colorear que tenga el dibujo del levita, el cuchillo en la mano y el cuerpo muerto de su concubina. Pero nuestros niños necesitan saber que estas historias revelan el carácter malo del hombre y cuáles son las consecuencias de una vida sin Dios. Es una oportunidad de oro para mostrarles que la realidad del mundo actual no es nueva, sino que tiene su raíz en la maldad con la que nacemos; necesitan saber que los hombres no empezaron a ser malos cuando murió Jesús. Aquí podemos enseñarles que, si no guardan su corazón, también pueden ser arrastrados por esa misma maldad. Es una oportunidad de oro para mostrarles a nuestros niños el evangelio de Jesucristo.

Los niños necesitan saber que estas historias difíciles de la Biblia, revelan el carácter malo del hombre y cuáles son las consecuencias de una vida sin Dios. / Foto: Unsplash

Lección 7: Cristo es el centro de toda la Biblia, incluyendo Jueces

La mayor lección que me dejó predicar Jueces es que cada pasaje nos apunta a Jesucristo y el evangelio. Este libro es la historia de hombres que fracasaron en ser los libertadores que el pueblo necesitaba, no solo porque eran faltos de carácter en muchas ocasiones, sino porque ellos no podían quitar el pecado definitivamente. Por eso el pueblo volvía a hacer lo malo una vez eran libertados.

En última instancia, Jueces es el clamor por la venida de un rey. En esos días no había rey en Israel; cada uno hacía lo que le parecía bien ante sus propios ojos” (Jue 21:25). Esto muestra que la razón por la que el pueblo vivía sumergido en sus pecados era precisamente por la ausencia de un rey que les rigiera con justicia. Después del periodo de los jueces vino la época de los reyes en Israel, pero sabemos que ellos también fracasaron. 

Solo un Rey podía traer paz definitiva, vencer a los enemigos y arrancar el pecado de los corazones. Toda la Biblia trata del Rey Jesús, y en pocos libros eso es tan evidente como en Jueces. Los libertadores incompetentes, el sacerdocio incompetente, un templo que era insuficiente y un pueblo que era infiel; todo eso es el cuadro que enmarca el anuncio de Cristo, quién pondría todas las cosas en orden para ser un libertador perfecto, sacerdote perfecto, un templo perfecto para un pueblo que Él redimiría para Sí hasta hacerlo perfecto. 

Bendito sea Dios por el libro de Jueces. Bendito sea Dios por Jesucristo.

Jacobis Aldana

Jacobis Aldana es licenciado en Artes Teológicas del Miami International Seminary (Mints) y cursa una Maestría en Divinidades en Midwestern Baptist Theological Seminary; ha servido en el ministerio pastoral desde 2011 y actualmente es pastor principal de Iglesia Bíblica Soberana Gracia en Santa Marta, Colombia, está casado con Keila Lara y es padre de Santiago y Jacobo.

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