21 citas claves sobre discipular y ¡un libro gratis!

El discipulado bíblico muchas veces difiere con lo que pensamos de discipulado en muchas iglesias.
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Algo recurrente viene a mi mente cuando pienso en el tema del discipulado y los cristianos, tiendo a pensar que muchos conocen la palabra «discipular» pero no tanto el significado de la misma. En diferentes contextos en los cuales he estado, los creyentes entendían el discipulado como ese «curso» o «programa» que debían tomar los nuevos creyentes, una vez que habían venido a la fe en Cristo. En ese «curso» se enseñaban las bases de la vida cristiana: cómo orar, cómo leer la Biblia, cómo memorizar versículos, cómo ayunar, cómo tener un tiempo devocional, etc. Luego, una vez que habías pasado un par de semanas en estas clases, te «recibías de creyente» y podías empezar a vivir tu vida cristiana con tranquilidad, ya habías pasado el discipulado. Este libro me encantó por muchas razones, pero la principal, es que pone las cosas en su lugar y nos da las razones bíblicas para el discipulado. No sólo nos dice qué es el discipulado o qué dice la Biblia sobre el mismo, sino que nos da una buena perspectiva sobre cómo llevarlo a cabo. Presenta ejemplos prácticos de cómo discipular a alguien y de cómo debe lucir el discipulado cristiano. Y por sobre todas las cosas, que el discipulado no es un «curso» o «programa» del que me gradúo para empezar la vida cristiana, el discipulado es el llamado para todos los creyentes, día tras día, de ser ayudado y ayudar a otros a seguir a Cristo y crecer a su imagen. ¿Cuándo te gradúas? Cuando mueres. Es algo que mientras estemos de este lado de la gloria, deberemos seguir practicando. ¿Por qué? Porque el pecado aún mora en nosotros y luchamos diariamente con él (Romanos 7). Porque el Señor seguirá perfeccionando su obra en nosotros hasta el día de Su venida, o nuestro encuentro con Él (Filipenses 1:6). ¿Suena emocionante verdad? Te quiero compartir 21 citas claves que resalté en el libro «Discipular: cómo ayudar a otros a seguir a Jesú, escrito por Mark Dever, del ministerio 9Marcas.

  1. Esta es la definición de discipular para este libro: ayudar a otros a seguir a Jesús.
  2. Discipular es hacer deliberadamente un bien espiritual a alguien para que él o ella sea más como Cristo.
  3. El cristianismo no es para los solitarios o individualistas. Es para personas que viajan juntas en el camino angosto que lleva a la vida.
  4. Ser un discípulo de Cristo, en otras palabras, no comienza con algo que nosotros hacemos. Comienza con algo que Cristo hizo.
  5. Ser cristiano significa ser un discípulo. No existen cristianos que no sean discípulos.
  6. Dios quiere que estés en la iglesia no solo para que tus necesidades sean satisfechas, sino para que seas equipado y motivado a cuidar de otros.
  7. Ser un discípulo de Jesús significa orientar nuestras vidas hacia otros, tal y como Jesús lo hizo.
  8. Discipular implica transmitir el conocimiento de Dios y su Palabra en cada momento de la vida.
  9. La verdadera fe cristiana no es una fe perezosa. Es una fe que trabaja, como la de Pablo.
  10. Al final, discipular supone vivir toda la vida cristiana ante otros.
  11. Discipular es invitarles a que te imiten, haciendo que tu confianza en Cristo sea un ejemplo a seguir.
  12. Nuestras iglesias nunca serán perfectas. Pero si el cielo es lo que Jonathan Edwards llamó «un lugar de amor» (y como 1 Corintios 13 implica), entonces una iglesia local debería ser una previsualización o adelanto de ese mundo.
  13. La labor de discipular en la iglesia comienza de una manera muy simple con las reuniones. El autor de Hebreos escribe, «Y considerémonos unos a otros para estimularnos al amor y a las buenas obras;  no dejando de congregarnos, como algunos tienen por costumbre, sino exhortándonos; y tanto más, cuanto veis que aquel día se acerca» (10:24-25).
  14. En el Nuevo Testamento, la iglesia local está en el centro de la obediencia de los discípulos y de la labor de discipular. Esto no es opcional; es básico.
  15. Lo mejor que puedo decir acerca del tiempo empleado en una iglesia donde normalmente no estás escuchando la Palabra de Dios, es que estás perdiendo tu tiempo.
  16. Los ancianos son hombres dados por el Espíritu y reconocidos por la congregación como modelos ejemplares. No son perfectos, pero son irreprochables.
  17. Está bien y es bueno que aprendas de los libros de pastores que están muertos y ya se han ido. Está bien que disfrutes de los sermones de otros predicadores en Internet. Pero la Escritura te llama a imitar la fe de los pastores que te hablaron la Palabra de Dios. Estos son los hombres que darán cuentas por ti (He. 13:7). Ellos tienen más responsabilidad. Así que observa sus vidas como parte de tu discipulado, y aprende de ellos cómo discipular a otros.
  18. Si un hermano es dotado por Dios y llamado a enseñar su Palabra, la iglesia se beneficiará ayudándole a ordenar su vida, para que pueda concentrarse en la enseñanza. Su habilidad para equiparlos depende de cómo lo reciban.
  19. Un discípulo no es alguien que simplemente dice seguir a Cristo. Lo hace realmente.
  20. Discipular es una relación en la que buscamos hacer un bien espiritual a alguien iniciando, enseñando, corrigiendo, siendo un modelo, amando, humillándonos a nosotros mismos, aconsejando e influenciando.
  21. La Palabra de Dios debería ser el centro de cualquier relación de discipulado.

¡Qué buen comienzo! ¡Cuánta responsabilidad! Dios no ha acabado su obra con ninguno de nosotros. No sólo necesitamos discipular a otros, necesitamos con urgencia de personas que inviertan tiempo con nosotros y la Palabra de Dios. ¿No es maravillosa la imagen de cuerpo que esto nos da? Todos nos necesitamos para cumplir el mandato del Señor de hacer discípulos de todas las naciones.

«Y acercándose Jesús, les habló, diciendo: Toda autoridad me ha sido dada en el cielo y en la tierra. Id, pues, y haced discípulos de todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, enseñándoles a guardar todo lo que os he mandado; y he aquí, yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo» , Mateo 28:18-20.

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Enrique Oriolo

Enrique es co-fundador de Soldados de Jesucristo, actualmente sirve como misionero y pastor ordenado en la Iglesia Bíblica de City Bell, en Argentina. Está casado con Tamara y es padre de dos hijas, Luz y Paz.

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