Salvación en los barrios: una herencia familiar

Necesitamos personas que renuncien a su tiempo, comodidad y vidas para llevar el Evangelio a los barrios.
|
|

Mi bisabuelo nació en 1905 en un bloque de viviendas en Townhead, Glasgow, Escocia. Nació en extrema pobreza con un padre alcohólico, una vida familiar caótica y una madre que empeñaba cualquier cosa de valor que pudiera tener a su alcance. Mi abuela y mi madre cuentan historias sobre cómo, siendo un niño pequeño, mi bisabuelo tuvo que subir las escaleras en la mañana para obtener una rebanada de pan y margarina de un vecino bondadoso para llenar su estómago antes de ir a la escuela. Los suburbios de Glasgow a principios del 1900 son material de leyenda. Me cuesta imaginar el nivel de pobreza que él y su familia soportaron. Considera esto: en el año 1900, 16 personas en los Gorbals murieron de la Peste. Sí, esa Peste, la que mató el 30% de Europa en los 1300. Busca en Google “los suburbios de Glasgow” y mira las imágenes. Los programas de viviendas de Escocia que servimos hoy fueron construidos para reemplazar esas áreas.   Un sábado por la noche en 1921, un muchacho de Townhead llamado Bobby Gillies conoció a Jesús en el famoso Tent Hall de Glasgow. Los fines de semana, un grupo del Tent Hall traía una pelota, botas y sándwiches e iba a ver a los muchachos que estaban dando vueltas en las calles de Townhead. El acuerdo era simple: si los muchachos querían jugar al fútbol el sábado, tenían que ir al Tent Hall el domingo a la tarde a una reunión de evangelismo. Ahora, a Bobby le gustaba el fútbol (de hecho, dijo que habría  vendido su alma por el fútbol), y le encantó cuando los chicos que trajeron las botas y la pelota le dieron un sándwich. Así que esa tarde del domingo, Bobby estaba sentado en el Tent Hall a punto de escuchar el mensaje que pondría su mundo de cabezas y moldearía sus siguientes 60 años de vida.   El mensaje fue este. “Bobby, tengo malas noticias para ti. Eres un pecador por naturaleza y por elección, y estás viviendo tu vida en rebelión activa contra el Dios bueno, santo y justo que te hizo y te sostiene. Por tu pecado y rebelión, Dios está justamente enojado contigo, y porque Él es bueno y santo, te juzgará por tu rebelión y la sentencia por la rebelión contra Dios es el tormento eterno del infierno. Bobby, estás en grandes problemas. Dios demanda perfección y tú no eres perfecto. Dios es justo y debe castigar el pecado, y tú, por ser pecador, enfrentarás el juicio, y nunca podrás pagar el precio requerido para expiar tus pecados.   Pero Bobby, la historia no termina allí. Este Dios bueno, santo y justo también es misericordioso, clemente y amoroso, y en Su misericordia, gracia y amor, envió a Su único Hijo, Jesús, al mundo para salvar a los pecadores como tú. Jesús vino y vivió la vida perfecta que tú no has vivido, la vida que Dios requiere. Luego, un viernes a la mañana, él fue a una antigua y dura cruz y cargó sobre él los pecados de su pueblo y el castigo que ellos merecían. Jesús tomó la ira de Dios y murió en tu lugar. Fue puesto en el sepulcro, y en la mañana del domingo, Jesús resucitó de los muertos, victorioso sobre Satanás, el pecado, la muerte y la tumba. Jesús volvió con Su Padre en los cielos y hoy gobierna sobre todas las cosas. Un día, él volverá para establecer por completo su Reino eterno y juzgar a los vivos y a los muertos. Bobby, la buena noticia es esta: Jesús vivió por ti, Jesús murió por ti y Jesús está vivo hoy. Él es el Rey del Universo y demanda que te arrepientas y creas el Evangelio para el perdón de tus pecados y para una nueva vida en Él”.  Esa tarde, mientras cantaban “Tal como soy”, Bobby Gillies caminó hacia el frente del Tent Hall, profesando su fe en Jesús. Las noticias que Bobby escuchó esa tarde, lo cautivaron y definieron su vida entera, y por la bondadosa gracia de Dios, definió la de su familia también. Salvo sólo por gracia en la carnicería de un suburbio de Glasgow, Bobby se convertiría en un piadoso esposo, padre, abuelo, anciano y ferviente evangelista. Mi madre y yo compartimos el mismo cumpleaños que mi bisabuelo, y fue él quien nos nombró. Ella es Ruth porque él amaba esa gran imagen del Antiguo Testamento de redención, y yo soy Andrew (Andrés), quien era su apóstol favorito porque casi cada vez que lees sobre él, él está llevando a alguien a encontrarse con Jesús. Bobby Gillies murió cuando yo tenía apenas tres meses de edad. La última memoria de mi madre de su abuelo fue cuando lo cargaron en una ambulancia para llevarlo al hospicio en donde moriría. Su preocupación no era por sí mismo o por las despedidas. Bobby le estaba contando a los paramédicos sobre Jesús. Él dijo: “Hijo, estoy por morir, pero no estoy preocupado porque sé a dónde estoy yendo. ¿Sabes dónde irás tú cuando mueras? ¿Conoces al Señor?”  Te puedes estar preguntando, ¿cuál es el objetivo de este conmovedor testimonio familiar? El punto es este. Las comunidades más pobres de Escocia están, de muchas maneras, en mejores condiciones que en los días cuando Bobby Gillies nació. El nivel de vida y salud en estas áreas, aunque aún dejan mucho que desear, es un millón de veces mejor de lo que eran los suburbios de Escocia a principios del siglo XX. Sin embargo, de la forma más crítica, ¡las comunidades más pobres de Escocia están en peor estado! La gran mayoría de los Gospel Halls que servían a los más necesitados, como el que Bobby llegó a la fe, están cerrados y se han ido. El declive de la iglesia en Escocia es más frecuente en los barrios. Hay otro blogs en este sitio en los que puedes leer los hechos, cifras y estadísticas que prueban la veracidad de esa afirmación.   El punto es este: soy un creyente hoy porque Bobby le contó a mi abuela el Evangelio, luego mi abuela se lo contó a mi madre, y luego ella me lo contó a mí, y 9 años atrás, yo como Bobby, mi abuela y mi madre antes que yo, me arrepentí y creí en el Evangelio. La historia de mi familia cambió por el hecho de que hubo personas en las calles de Townhead en 1921 que amaban al Señor y amaban a los perdidos. Sabían que los muchachos de los suburbios de Glasgow tenían hambre y vivían vidas difíciles, pero también sabían que su necesidad de un Salvador era mayor que su necesidad por un sándwich. Lo mismo es cierto para las personas viviendo en Possil, Ferguslie, Easterhouse, Pilton, Niddrie, Gracemount, Barlanark y Lochee en 2018. Su mayor necesidad es conocer a Jesús como su Salvador.   Para que eso suceda, se necesitarán personas que amen al Señor y amen a los perdidos que estén en los barrios de Escocia, predicando el mismo Evangelio que salvó a Bobby Gillies. Necesitamos personas que renuncien a su tiempo, comodidad y vidas para llevar el Evangelio a los barrios, personas que reconozcan la necesidad mayor, no solo las físicas. Necesitamos personas que reconozcan que el evangelismo real no es solo cuidado social y preocupación social, sino que es la proclamación del Evangelio de Jesucristo; personas que como Spurgeon, sepan que son solo mendigos contándoles a otros mendigos dónde conseguir el pan. Y no nos referimos solamente a un sándwich, sino a aquel que dijo: “Yo soy el pan de la vida; el que viene a mí no tendrá hambre, y el que cree en mí nunca tendrá sed (Juan 6:35).  Artículo original de 20Schemes | Traducido por Mery Cook

Andrew Mathieson

Andrew es el pastor principal de LBC y un iniciador de iglesias de 20Schemes, apasionado por ver a Lochee (Escocia) y más allá alcanzadas con las Buenas Nuevas de Jesucristo. Andrew es esposo de Lauren y papá de Talia.

Artículos por categoría

Artículos relacionados

Artículos por autor

Artículos del mismo autor

Artículos recientes

Te recomendamos estos artículos

Siempre en contacto

Recursos en tu correo electrónico

¿Quieres recibir todo el contenido de Volvamos al evangelio en tu correo electrónico y enterarte de los proyectos en los que estamos trabajando?

.