Hablar de la Trinidad siempre resulta complicado, no solo porque hacemos lo posible por definirla sin caer en herejías y errores; sino porque Su comprensión total escapa de nuestras mentes finitas. Si bien, es un tema que genera pasión tanto en académicos como laicos, al mismo tiempo se siente como un bello misterio. James R. White ha hecho un extraordinario trabajo al acercarnos un material de corte académico, envuelto en una apologética sencilla y fácil de comprender. Lo cual, hace de este un libro que se logra disfrutar de tapa a tapa. El título llama mucho la atención y el motivo lo explica en su primer capítulo: «¿Por qué la Trinidad Olvidada?». Viviendo en una época en la que el mal uso -abuso, sería un mejor término- de las iglesias carentes de una sana doctrina aplican al Espíritu Santo, muchas veces tendemos a refrenarnos en el gozo que el Espíritu nos trae. Esto ha provocado que hablemos poco de Él, que tratemos, al igual que la Trinidad, de hablar de cierta forma mesurada, casi en un susurro. White nos invita a reflexionar sobre esto y en la forma en que podemos vivir plenamente alabando al Espíritu Santo. A partir de aquí, el autor nos brinda conceptos claros sobre la Trinidad que él define como algo «básico»; sin entrar en palabras rimbombantes y proveyendo un establecimiento fundamental de nuestro Dios Trino, nos sumerge en una apologética que va al punto. Un concepto que es a su vez claro y directo, como una puerta que abre las posibilidades de profundizar en cada aspecto de esta definición; lo cual hará a lo largo del libro. Pasando por un breve estudio sobre las Personas de la Trinidad, desde un enfoque teológico hasta llegar a su aplicación apologética, aprenderemos sobre el Carmen Christi: el himno que habla de Jesús como Dios; sobre Dios el Padre, Creador de todo lo que existe; y finalmente, sobre el Espíritu santo y Su importante rol en la Trinidad, como en la vida de nosotros los creyentes. La historia de cómo fue que la Trinidad llegó a ser un término aceptado para definir a nuestro Dios, también está incluida en este libro. Lo cual, redondea perfectamente el tema central, y lo cierra de manera práctica al abordar sobre la devoción cristiana y su íntima relación con la Trinidad. Este tipo de lecturas nos ayudan de grandes maneras, no solo por la facilidad de comprensión -uno puede seguir el hilo del libro sin trastabillar-, sino por la oportunidad, que como lectores podemos aprovechar para usar como un punto de partida hacia el mundo académico de mayor nivel (no de White, sino de nosotros). A veces, pensamos que como cristianos «no profesionales», leer a grandes teólogos es algo que está fuera de nuestras manos, White nos ha regalado un texto que demuestra lo contrario, sin duda es un libro profundo y que sirve de parteaguas para involucrarse en lo académico y con ganas de subir un peldaño más en nuestras lecturas.
