Jesús no era un pecador que necesitara arrepentimiento. Si el bautismo de Juan tenía que ver con el perdón de los pecados, ¿por qué Jesús fue bautizado? ¿Qué había detrás de su insistencia? La descripción más completa del bautismo de Jesús se da en Mateo 3, así que dejemos que Mateo nos guíe en responder a esta pregunta.
Nueva Identidad
Hay al menos dos cosas que Mateo deja claras acerca del bautismo de Juan que son relevantes para entender por qué Jesús insistiría en someterse a este bautismo.
Primero, Mateo 3:6 dice que la gente venía a ser bautizada confesando sus pecados. Luego cita a Juan en Mateo 3:11: «Yo, en verdad, los bautizo a ustedes con agua para arrepentimiento». Por lo tanto, Mateo estaba dejando claro que el propósito del bautismo de Juan era proporcionar una ocasión para que el pueblo judío confesara sus pecados, se arrepintiera y se reconciliara con Dios. Esa es la primera cosa.
Segundo, Juan deja claro que su bautismo de arrepentimiento está creando un pueblo de Dios para el Mesías venidero, y que está formando a este pueblo con una identidad que no es idéntica a su judaísmo, sino a su arrepentimiento.
Lo vemos en Mateo 3:9. Les dice a los fariseos que habían salido al río: «… no piensen que pueden decirse a sí mismos: ‘Tenemos a Abraham por padre’, porque les digo que Dios puede levantar hijos a Abraham de estas piedras”. ¿Qué significa eso? Que no había salvación ni seguridad por afirmar que eran linaje de Abraham.
Dios es libre de elegir quién estará en su pueblo. Él puede hacer santos propios, incluso de rocas si así lo quisiera. Por lo tanto, el nuevo pueblo de Dios que está siendo reunido por este bautismo en preparación para el Mesías venidero, Jesús, está marcado por el arrepentimiento y el fruto que proviene del arrepentimiento. No están, como los fariseos, dependiendo de su etnicidad o su linaje religioso diciendo: “Tenemos a Abraham por padre”.
Conveniente
Ahora, Jesús entra en esa situación y Juan le dice: ¡¿Qué?! » Yo necesito ser bautizado por Ti, ¿y Tú vienes a mí [para ser bautizado]?» (Mt 3:14). En otras palabras, deja muy claro que Jesús no necesita este bautismo. No necesita arrepentirse. No necesita confesar ningún pecado. Entonces, ¿por qué estaba ahí?
Jesús da una respuesta en una sola frase, y es de enorme importancia. Dice: “Permítelo ahora; porque es conveniente que así cumplamos toda justicia” (Mt 3:15). Es conveniente. Por eso lo está haciendo. Es conveniente. Bueno, ¿qué es conveniente? Cumplir toda justicia es conveniente.
Evidentemente, Jesús veía Su vida como el cumplimiento de toda justicia. El hecho de participar en un bautismo de arrepentimiento, a pesar de que no tenía pecados de los cuales arrepentirse, es parte de eso y muestra que la justicia que quería cumplir era lo que se Dios requería, no de Él mismo, sino de todo hombre pecador.
Asegurando la justicia
Jesús había leído Isaías 53. De hecho, Isaías 53 era Su misión de vida. Y esto es lo que leyó en el versículo 11: “Por Su conocimiento, el Justo, Mi Siervo, justificará a muchos”. El justo hará que muchos sean contados como justos.
Mi respuesta a la pregunta de por qué Jesús insistió en ser bautizado es que este nuevo pueblo que estaba siendo reunido por Juan el Bautista sobre la base del arrepentimiento y la fe, no sobre la base de ser judíos, necesitaría ser justificado. Necesitarían ser contados como justos, porque no lo eran. Necesitarían tener una justicia que no fuera propia, como dijo Pablo en Filipenses 3:8-9.
Esa justicia incluía el cumplimiento de toda justicia en la vida, la vida de Jesús. Toda la justicia que se requeriría de los hombres ante el tribunal de Dios fue cumplida por Jesús. Él se unió a la humanidad caída, por la cual estaba proveyendo justicia al compartir su bautismo.
Este artículo se publicó originalmente en Desiring God.
