No dejes que tu mente se pierda

En vista de esto, hay al menos dos verdades bíblicas que nos guiarían lejos del uso recreacional de la marihuana.

La marihuana es usualmente usada como una droga que altera el humor y la mente, cuyo propósito es crear un tipo de euforia. Los efectos varían ampliamente de persona a persona. Lo único que debes hacer es buscar en Internet: “¿Cómo se siente la marihuana?”. Las personas no la fuman para ponerse tristes. Produce un estado temporal que se siente mejor que la vida real. Es por eso que se llama “estimulante” y no depresora. La primera comparación que uno se inclinaría a hacer es con la cafeína. La mayoría de las personas toman café porque la cafeína tiene un efecto placentero. Sin embargo, hay una diferencia. La marihuana altera temporalmente el procesamiento confiable de la realidad que nos rodea. La cafeína generalmente agudiza ese procesamiento. La mayoría de los bebedores de cafeína esperan mantenerse despiertos, hacer su trabajo de forma más confiable y conducir con mayor seguridad. Seguramente, es posible abusar de la cafeína, pero, como un estimulante natural, se utiliza más comúnmente en un esfuerzo para interactuar responsablemente con la realidad, y no como un escape de la misma. Aún aquellos que abogan por la legalización de la marihuana aceptan los descubrimientos de las investigaciones sobre las alteraciones en el funcionamiento que provoca. Un sitio como estos, reconoce: “Los efectos a corto plazo de la marihuana incluyen cambios inmediatos y temporales en los pensamientos, percepciones y procesamiento de información. El proceso cognitivo que se ve claramente afectado por la marihuana es la memoria a corto plazo. En estudios de laboratorio, los sujetos bajo la influencia de la marihuana no tienen problemas en recordar cosas que aprendieron previamente. Sin embargo, muestran capacidad reducida para aprender y traer a memoria nueva información. Esta reducción solo se extiende durante la intoxicación. No hay evidencia verídica de que el uso a largo plazo de la marihuana altere la memoria u otras funciones cognitivas”. Otros estudios sugieren que el efecto en la función disminuída del cerebro dura más, especialmente en los adolescentes. En consecuencia, a diferencia de la cafeína, la marihuana no es considerada como una droga que te permite ser un padre más alerta, o una madre más consciente, o un empleado más competente. En su lugar, para la mayoría de los usuarios, es un escape recreacional que produce reducción en la precisión de observación, memoria y razonamiento. Y, puede tener efectos negativos duraderos en la habilidad de la mente para cumplir el propósito para lo que Dios la creó. Tu cuerpo no es tuyo En vista de esto, hay al menos dos verdades bíblicas que nos guiarían lejos del uso recreacional de la marihuana. La primera es que, para el cristiano, el cuerpo es templo del Espíritu Santo. Esa simple enseñanza, en contexto, debería tener un efecto enorme.  ¿O no sabéis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo, que está en vosotros, el que tenéis de Dios, y que no sois vuestros? Porque habéis sido comprados por precio; glorificad, pues, a Dios en vuestro cuerpo y en vuestro espíritu, los cuales son de Dios. (1Co 6:19-20) Cuando mi madre me dijo que no fumara, por ejemplo, o que no tuviera sexo antes del matrimonio porque mi cuerpo era templo del Espíritu Santo, entendi. Eso tenía sentido. Era una barrera inamovible entre la autodestrucción y yo. Mi cuerpo le pertenecía a Dios. No era para mi uso recreacional en cualquier forma que se me ocurriera. Era para Su gloria. Si yo estuviera criando niños nuevamente hoy en día, diría: “Tu cuerpo es el templo del Espíritu Santo. No eres dueño de tí mismo. Fuiste salvado por la sangre de Jesús. Pregúntate, ¿hace esto que Jesús se vea como el tesoro que es?”. Yo me preguntaría eso acerca de fumar, alcoholizarse, utilizar la marihuana de forma recreacional, ser sedentariamente perezoso, ser comilón, mirar la televisión de forma banal, y muchas otras cosas.  Y agregaría: “El cuerpo no es para la fornicación, sino para el Señor, y el Señor para el cuerpo” (1Co 6:13). Mantenlo limpio y listo para su uso. No inutilices las capacidades de ver claramente, de observar con precisión, de pensar correctamente, y de pensar útilmente que el Señor te ha dado. Yo me preguntaría: “¿Puedes encomendar a Cristo verdaderamente a tus amigos durante un momento de estimulación de marihuana?”. Tu mente es invaluable La segunda verdad bíblica que nos alejaría del uso recreacional de la marihuana es que Dios nos dió mentes y corazones para conocerlo, amarlo y discernir Su voluntad. “Sed niños en la malicia, pero en la manera de pensar sed maduros” (1Co 14:20). No te transformes en un pecador experimentado en aprender los disparates del pecado. Ten el deseo de ser un bebé inexperimentado cuando se trate de compartir drogas inhibidoras de la mente. Ten la mente clara sin importar nada más. Deja que la manada se vaya en estampida por el acantilado sin tí en ella. Usa tu mente para advertirles, no para unirteles. En cuanto al embriagamiento (porque una estimulación de marihuana es una forma de embriagamiento), la Biblia dice que “al final como serpiente muerde, y como víbora pica. Tus ojos verán cosas extrañas, y tu corazón proferirá perversidades” (Pro 23:32-33). En otras palabras, aleja de la sobriedad mental y autocontrol esenciales al usar la mente para la gloria de Dios. ¿Qué hay del uso medicinal? Pero habiendo dicho eso, dudo que debamos oponernos al uso médico regulado de la marihuana, controlado por la revisión y prescripción apropiada de un médico. Muchas drogas se venden por prescripción porque, si fueran abusadas, serían mucho más destructivas que la marihuana. Tengo un amigo que compartió conmigo muy sobriamente que su hijo tenía una lesión de por vida, y que el único alivio que podía tener era de una pequeña dosis de marihuana. Pero el punto aquí es principalmente decir que aquellos que viven para Cristo querrán alejarse de la marihuana y otras drogas destructivas que alteran el humor, y vivir en torno a la vista y pensamiento claros para la gloria de Dios. Este artículo se publicó originalmente en Desiring God.

John Piper

John Piper

John Piper (@JohnPiper) es fundador y maestro de desiringGod.org y ministro del Colegio y Seminario Belén. Durante 33 años, trabajó como pastor de la Iglesia Bautista Belén en Minneapolis, Minnesota. Es autor de más de 50 libros.

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