Niños que florecen en un instante

La naturaleza nos enseña muchas lecciones y la del florecimiento es una de ellas. Dios creó algunas plantas para que abrieran sus flores en un instante.

Quienes exploran los vastos bosques boreales de Canadá rara vez se alejan de un racimo de cornejo, una planta tan común que algunas personas han sugerido que debería ser la planta nacional de Canadá. El cornus canadensis (cornejo enano canadiense) es un pequeño arbusto que a menudo cubre los suelos de los grandes bosques de abetos. Es una planta perenne, cuyos brotes crecen en primavera y pronto cada uno produce un verticilo de seis hojas. Cuando llegan los primeros días del verano, aparecen una serie de pequeñas flores rodeadas por cuatro hojillas blancas en la parte superior de cada brote. No es el tamaño de las plantas o incluso su belleza lo que llama tanto la atención, sino su gran volumen y su forma de alegrar el suelo de un bosque que de otro modo sería monótono.  Lo que pocos saben sobre el racimo de cornejo es que tiene un récord mundial, ya que sus flores se abren más rápido que cualquier otra planta en el mundo. De hecho, se mueve a una velocidad que pocos organismos pueden igualar. Cuando sus flores comienzan a formarse, también lo hacen los estambres, y crecen montados debajo de los pétalos como diminutas catapultas medievales. Cuando el capullo está completamente formado y es el momento adecuado, la presión del estambre contra los pétalos abre la flor con una explosión de energía y un rocío de polen. Esto ocurre en menos de medio milisegundo, demasiado rápido para que el ojo lo vea, demasiado rápido incluso para grabarlo con una cámara, a menos de que esta pueda disparar miles de fotogramas por segundo. El proceso desde la maduración del capullo hasta que la flor se abre completamente se lleva a cabo en menos de un abrir y cerrar de ojos. Es un milagro de la naturaleza.  Una gran pregunta en el fondo del corazón de muchos padres cristianos es por qué algunos niños florecen rápidamente cuando profesan la fe, mientras que otros tardan mucho más tiempo. ¿Por qué algunos parecen revivir mientras que otros parecen arrastrarse? Una niña viene a Cristo y respalda su conversión con hábitos inmediatos de devoción: lee las Escrituras y las medita, ora regularmente y con fervor, lee buenos libros y se deleita en discutir lo que ha aprendido. Llega a este punto rápido, fácilmente y con alegría. Después, otro niño viene a Cristo, verdadera y genuinamente, pero tiene mucho menos interés en leer la Biblia, menos interés en la oración, poco interés en leer buenos libros y en entablar una conversación espiritual. ¿Cómo puede ser esto?  Así como hay misterios en el mundo natural, hay misterios en el corazón humano, y la manera en la que los diferentes cristianos expresan su fe se encuentran entre ellos. Algunos realmente parecen renacer, despertando de inmediato a la gracia santificadora de Dios cuando dan muerte al pecado y viven para la justicia, ya que rápidamente dejan a un lado los hábitos de pereza espiritual y adquieren hábitos de laboriosidad espiritual. Y algunos realmente parecen arrastrarse hacia la vida, florecer durante años o décadas y no en momentos. Se despiertan a la gracia santificadora de Dios, pero a paso de tortuga, y reemplazan los malos hábitos por buenos, pero lentamente, y sin prisa, y a menudo solo después de largas y duras batallas de ida y vuelta.  Los padres hacen bien siendo pacientes con sus hijos y no preocupándose demasiado por aquellos que parecen florecer lentamente. Después de todo, hay innumerables ejemplos de personas que irrumpieron en la vida, o en lo que parecía ser vida, pero que se cayeron de ella con la misma rapidez. Las plantas que florecen primero suelen ser a menudo las primeras en marchitarse. Algunos niños que en algún momento fueron la envidia de los padres en todas partes, ahora son la vergüenza de los suyos. Mientras tanto, algunos de sus compañeros cobraron vida lentamente, pero solo porque estaban echando raíces profundas en su interior. Aunque tal vez se mostraron pocos cambios externos, se estaba realizando una gran obra interna. El crecimiento lento suele ser más duradero que el rápido.  Los padres también hacen bien en fomentar fielmente cualquier crecimiento que vean. Una planta que acaba de brotar se encuentra en su estado más vulnerable y debe ser cuidadosamente protegida. El comienzo más pequeño de la vida debe ser nutrido con delicadeza. Dios no quebranta la caña cascada y los padres no deben quebrantar una fe joven. Hacen mucho mejor regocijándose en todo progreso, no solo en todo gran progreso; es mejor elogiar toda evidencia de gracia, no solo la más prominente; fomentar todos los avances, no solo los más extremos. Hacen bien en prestar atención a las trayectorias más que a los logros, para encontrar gozo tanto en el lugar al que se dirigen los niños como en el lugar en el que se encuentran.  Y luego los padres deben cuidarse de engatusar, adular, regañar o comparar injustamente. Es mucho mejor nutrir que pinchar, regocijarse en las nuevas evidencias de vida que lamentarse por las viejas evidencias de pecado. Bien puede ser que aquellos que estallan a la vida están especialmente dotados por el Espíritu Santo o que se les haya dado una medida extraordinaria de celo. De cualquier manera, todo crecimiento ciertamente refleja la actividad y la bendición divinas, y ya sea rápido o lento, Dios obra a Su manera y a Su propio ritmo. El crecimiento lento refleja la actividad y la bendición divina tanto como el rápido. Muchos quieren que sus hijos florezcan como un cornejo, pero, aunque esta planta florece rápidamente, sus flores son pequeñas y relativamente sencillas. Las flores que tardan más en abrirse suelen ser, a menudo, mucho más hermosas, mucho más maravillosas de contemplar. La paciencia es una virtud preciosa tanto para los padres como para los jardineros.  La naturaleza nos enseña muchas lecciones y la del florecimiento es una de ellas. Dios creó algunas plantas para que abrieran sus flores en un instante y otras para que lo hicieran en un período de tiempo mucho más largo. Ambas reflejan Su diseño. No podemos ralentizar la planta que se abre en un instante ni apurar la planta que se abre en un mes. Pero lo que sí podemos hacer es disfrutar de la diferencia y celebrar la belleza. Y así, también, con nuestros hijos.  Este artículo se publicó originalmente en Challies. 

Tim Challies

Tim Challies es uno de los blogueros cristianos más leídos en los Estados Unidos y cuyo BLOG ( challies.com ) ha publicado contenido de sana doctrina por más de 7000 días consecutivos. Tim es esposo de Aileen, padre de dos niñas adolescentes y un hijo que espera en el cielo. Adora y sirve como pastor en la Iglesia Grace Fellowship en Toronto, Ontario, donde principalmente trabaja con mentoría y discipulado.

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