Vivo en un vecindario que está dañado por las drogas. Los niños de tan sólo 7 y 8 años de edad están fumando cannabis regularmente (yo comencé a los 12). La heroína es tan fácil de obtener como un litro de leche de la tienda local. Crack, Coca, MDMA (Éxtasis), LSD, entre otros se pueden entregar a tu puerta en cuestión de minutos. Eso es lo ilegal. Los medicamentos recetados son aún más problemáticos. Valium es más o menos la moneda aceptada por estas partes.  Antidepresivos, antisicóticos, analgésicos, morfina, metadona, lo que sea, hay un mercado para ello. Estamos en medio de una epidemia de drogas prescritas en este lugar (de hecho, en nuestra nación) y muy pocas personas parecen (1) notarlo, o (2) preocuparse por ello. Los resultados están aquí a la vista para que todos los vean. Hombres y mujeres jóvenes vendiendo sus cuerpos por sexo, robando a sus padres, abuelos y vecinos para obtener una solución rápida. Los niños de hasta 5 años son utilizados como mulas de drogas; crímenes violentos y la intimidación son un asunto normal, asaltos, suicidios, depresión crónica y toda una serie de problemas de salud mental, y no menos importante, los homicidios. Para muchos, la guerra contra las drogas está perdida y la política gubernamental debería ser de “contención”. El cannabis es, al parecer, “medicinal” ahora; un argumento que he estado escuchado y que es utilizado por todos los consumidores de ella que conozco en este vecindario. Aparentemente, según algunos ‘expertos’, hay poca o ninguna evidencia que sugiera que es una droga que sirva como “puerta de entrada” (una forma hacia las drogas más duras) y, sin embargo, cada usuario que conozco, sin excepción, empezó su hábito por experimentar con Cannabis. Por lo tanto, no estoy seguro de quién es responsable de todas las estadísticas sobre este tema; pero déjenme decirles que ninguno de ellos ¡nunca ha pasado más de 5 minutos en una zona marginal! La estrategia actual del gobierno para atender la adicción a la heroína es tratarla con alguna forma de combinación de valium, metadona, pastillas para dormir, antisicóticos y antidepresivos. Permítanme ser claro: La metadona no es medicinal. En mi opinión, tanto la metadona como el valium son mucho más adictivos y conllevan muchos más problemas de salud a largo plazo que muchas de las llamadas drogas ilícitas. Entonces, ¿por qué la gente lo hace? Por varias razones:

  1. Presión social
  2. Aburrimiento
  3. Curiosidad
  4. Deseo de una nueva experiencia
  5. Una mejor vida sexual
  6. Para ganar sabiduría e inteligencia (¡en serio!)
  7. Para escapar del dolor, la preocupación, la responsabilidad, la tensión, etc.
  8. Porque son irremediablemente adictos

Las tácticas añejas de infundir miedo (“Solo di: ¡NO! “) no tienen influencia sobre esta generación. El consumo de drogas, especialmente en los primeros años, es a menudo muy agradable (y debemos dejar de pretender que no lo sea) y puede tener algunos beneficios agradables, incluyendo:

  1. La sensación de tener gran intuición y conocimiento
  2. Una percepción monista o panteísta del universo
  3. La experiencia de una especie de divinidad al sentir que uno es infinito, omnisciente, todopoderoso, indestructible y eterno
  4. El sentido de ser poseído, dominado o llevado por alguna fuerza mayor que uno mismo
  5. Una mayor percepción de los sonidos y colores
  6. Una experiencia sensual intensa de sexo, tacto y gusto
  7. La capacidad de vivir en el presente sin ningún cuidado o preocupación por el pasado o el futuro
  8. La capacidad de ser liberado de toda responsabilidad y moderación y hacer lo que uno siente ganas de hacer
  9. Una experiencia mística o religiosa

Los problemas aparecen, con el tiempo, con el abuso a largo plazo y pueden conducir a todo tipo de problemas, incluyendo:

  1. La pérdida de la capacidad de comprender racionalmente las cosas
  2. La pérdida de contacto con el mundo normal y la percepción sensorial
  3. La pérdida de cualquier percepción precisa del tamaño, forma o color de los objetos
  4. La incapacidad de percibir diferencias entre objetos
  5. La pérdida del sentido del yo y de su identidad
  6. La pérdida de la conciencia del tiempo
  7. La pérdida de conciencia del pasado y su importancia
  8. La pérdida de conciencia del futuro y sus objetivos
  9. La incapacidad de prestar atención sin intermitencias
  10. La incapacidad de comunicarse inteligentemente

Las consecuencias sociales pueden ser enormemente devastadoras, incluyendo:

  1. La muerte de familiares y amigos
  2. Cometer crimen para costear un hábito que se posee
  3. Robar a familiares y amigos
  4. La pérdida de los niños que deben quedar a cargo de los Servicios Sociales
  5. Falta de responsabilidad parental
  6. Enfermedades de transmisión sexual
  7. Enfermedades a través del intercambio de agujas
  8. Ser rechazado por la familia, amigos y vecinos

Por supuesto, hay muchas más consecuencias que estas. Como regla, los drogadictos son mentirosos, manipuladores y tramposos empedernidos. Eso es un hecho casi sin excepción. Los cristianos de la clase media, en particular, odian cuando digo esto, pero luego ellos mismos son los que están vulnerables a todo tipo de abuso de algunos de los personajes que menciono y quienes están dispuestos inclusive a lloriquear si pueden de esa forma ganar credibilidad. Las iglesias y los cristianos son “blanco fácil” para los consumidores de drogas. Aprenden rápidamente cómo llegar con la “jerga”, qué decir y cuándo decirlo y muchos cristianos, en su ingenua desesperación por hacer “un ministerio entre estas personas” a menudo se creen todas estas cosas y son grandemente engañados. Entonces, ¿qué hacemos con los drogadictos y los mentirosos crónicos? ¿Qué tiene que decir la Biblia sobre estos asuntos? ¿Cómo lidiar con un tipo que se ha estado inyectando por 15 años, ha robado a cada miembro de su familia, está en la lista negra de todas las tiendas de la ciudad y aparece en nuestra puerta inundado de lágrimas? Descúbrelo en nuestra próxima publicación…  

Mez McConnell

Mez McConnell es el pastor principal de la Iglesia de la Comunidad de Niddrie y director de 20Schemes. Mez es el autor de numerosos libros, incluyendo «The Creaking on the Stairs: Finding Faith in God Through Childhood Abuse (El crujido de las escaleras: Encontrando la fe en Dios a través del abuso infantil)» (Christian Focus) y «Is There Anybody Out There?: A Journey from Despair to Hope (¿Hay alguien ahí fuera?: Un viaje de la desesperación a la esperanza) (Christian Focus). Está casado con Miriam y tiene dos hijas. Puedes seguirlo en Twitter.

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