Como cristianos, sabemos que nuestra vida y fe deben centrarse en la persona de Jesús; conocerle a Él no debería dejar a nadie indiferente. Pensando en esto, el pastor Miguel Núñez nos trae su libro Jesús: El hombre que desafió al mundo y confronta tu vida. El autor parte de una premisa fundamental sobre la vida cristiana: el conocimiento de Cristo transforma la vida. El propósito del libro es, precisamente, abordar una debilidad de conocimiento que él percibe en muchos creyentes:
Creemos que muchos creyentes no llevan una vida cristiana consagrada porque no tienen un verdadero conocimiento de la persona hacia la cual apunta todo el Antiguo Testamento y sobre quien gira toda la revelación del Nuevo Testamento.
Frente a ese diagnóstico, el libro establece su misión. Si el problema es un conocimiento superficial, la solución que propone es presentar un retrato integral de Jesús, mostrando Sus múltiples facetas, desde Su compasión hasta Su ira santa. El autor dice:
A través de las páginas de este libro queremos ver a Jesús desde múltiples ángulos para tener una idea más acabada del Jesús compasivo que no quiso condenar a la mujer tomada en pleno acto de adulterio, pero que al mismo tiempo es el mismo Jesús que se aira al entrar al templo y ver cómo se había violado la santidad de la casa de Su Padre.
En resumen, el libro busca darnos a conocer y confrontarnos con la persona de Jesús, el único lleno de gracia y de verdad.
El libro contiene 20 capítulos y está dividido en tres partes, que podríamos titular de la siguiente manera:
- Parte 1: Nadie como Jesús (capítulos 1-8).
- Parte 2: Jesús en las Escrituras (capítulos 9-15).
- Parte 3: Jesús como Señor y Dios (capítulos 16-20).
Veamos brevemente algunas de las ideas centrales de cada una de estas secciones.
Parte 1: Nadie como Jesús (capítulos 1-8)
El libro comienza explorando la identidad de Jesús: quién es Él y cómo es. Insiste en que necesitamos conocerle, pues Él es el centro de todo. Para sustentar esta afirmación, el autor recurre a las Escrituras, las cuales enseñan que Jesús es Dios manifestado en carne. Esto se evidencia en Sus atributos divinos, Sus nombres y las propias afirmaciones que hizo sobre Sí mismo. Asimismo, queda establecido Su rol cósmico como creador, sustentador y soberano sobre todas las cosas.
El autor presenta un argumento claro: así como la historia testimonia con fuerza que Jesús existió como Hombre, Su divinidad es un hecho igualmente no negociable. Ceder en esto, afirma, sería negociar la fe cristiana misma. Precisamente, Cristo debía encarnarse —ser plenamente Dios y plenamente hombre— para poder cumplir el plan de redención del Padre.
Partiendo de esta base (la necesidad de conocer al Cristo divino y humano), el pastor Miguel Núñez desarrolla el concepto de Jesucristo como Salvador. El libro explica que Cristo nos salva de la justicia de Dios —es decir, de Dios mismo—, libertándonos así de la esclavitud del pecado y otorgándonos una nueva vida. Se recalca que sólo Él puede hacer esto; no hay otro medio, pues Jesús es el único y exclusivo camino de salvación.
Queda claro que, siendo Dios, se humilló al hacerse siervo. Sin embargo, Su obra no se limitó a cumplir como el siervo perfecto que nos da redención; la Escritura también lo llama Profeta, Sacerdote y Rey. Se le presenta además como el Maestro excepcional, uno que tiene como tema central de Su enseñanza a Su propia persona, algo reconocido incluso por los incrédulos. Sus enseñanzas y Su vida coherente le convierten en un líder auténtico, cuya influencia permanece intacta hasta el día de hoy. Por tanto, nuestro llamado es a seguir e imitar a nuestro Maestro: Jesucristo, nuestro Señor, Salvador y Dios.
Parte 2: Jesús en las Escrituras (capítulos 9-15)
En esta segunda parte, el libro enfoca nuestra mirada en cómo las Escrituras apuntan a Cristo. De forma hábil y enriquecedora, el pastor Miguel Núñez toma como ejemplo el Pentateuco —los primeros cinco libros de la Biblia— para sostener esta idea, asegurando que la Biblia entera gira en torno a la persona de Jesús.
El viaje continúa desde el Pentateuco hacia las profecías del Antiguo Testamento, que se cumplen de forma precisa en Jesús. Sin duda, esto fortalece nuestra confianza en las Escrituras, ya que estas contienen el testimonio de Jesús sobre Sí mismo: quién es (El Hijo de Dios) y qué vino a hacer (salvar a todo aquel que en Él cree).
Esto lleva la lógica a un punto ineludible: Jesús es Dios. Pues, de ser falsas Sus afirmaciones, quedaría expuesto como un mentiroso o un esquizofrénico. Sólo la ignorancia puede llevarnos a concluir que Jesús fue simplemente un gran maestro. Pero, como bien cita el autor: “la incredulidad del hombre no es por falta de evidencia sino por conveniencia”.
Si se cree en Jesús como Señor y Dios, la consecuencia lógica es el sometimiento a Él: al Dios amoroso, pero también justo y tres veces santo. De allí la exhortación del escritor de Hebreos a buscar la santidad, pues sin ella nadie verá al Señor. La unicidad de Jesús es absoluta: Él es el único medio de salvación. Pagó nuestra deuda en la cruz del calvario y exclamó tetelestai, que significa “consumado es”, permitiendo así la reconciliación entre el hombre y Dios.
Parte 3: Jesús como Señor y Dios (capítulos 16-20)
El libro, en su última parte, presenta a Jesús como el representante de la humanidad. Él venció la tentación como un “nuevo Adán” y, con ello, nos dejó el ejemplo de cómo prevalecer a pesar de las circunstancias adversas.
Se muestra cómo Jesús confrontó a los religiosos de Su época y cómo Su mensaje sigue confrontando a los de toda época. Lo hace dirigiendo toda mirada hacia Él como el único medio de Salvación, el único Dios, el único Salvador, y el único Señor y Maestro a quien debemos seguir, imitar y adorar. El pastor Núñez lo declara de esta forma: “Quien reclama sus derechos es el yo en nosotros, pero quien nos hace ceder nuestros derechos es el Espíritu de Dios que mora en nosotros”.
La grandeza de Cristo es digna de imitar, pues es una grandeza que es fruto de Su vida de perfecta obediencia. En palabras del autor: “Jesús nunca lució tan grande que cuando estaba en la cruz”. Este Jesús confronta nuestra vida, nuestra cosmovisión, nuestras creencias y nuestro pecado. Lo hace con un propósito: que reconozcamos quién es Él, y que confiemos en Su poder y en Su voluntad. Él lo merece todo y debemos exaltarle. El desafío para nosotros es, entonces, vivir por Cristo, pues “el vivir es Cristo”. Él es el camino, la verdad y la vida.
El libro concluye con las siguientes palabras: “En fin, Cristo es lo que nadie ha sido; posee lo que nadie tiene y promete lo que nadie puede. No hay nadie como Él; Él escribe la historia y la tuya también”.
Conclusión: un libro fiel a la Biblia
Jesús: El hombre que desafió al mundo y confronta tu vida es un libro excelente para cualquier cristiano, ya sea nuevo, antiguo, líder o laico. Es altamente recomendable para todo aquel que quiera conocer de mejor manera a nuestro Señor y Salvador y, por ende, comprender las implicancias que esto tiene para nuestras vidas como seguidores y servidores de Jesús. Por sus características, también se convierte en una excelente alternativa para regalar a cualquier amigo o conocido con quien queramos compartir de Cristo.
Tiene como fortaleza el gran uso de citas bíblicas, buscando siempre ser fiel al texto y dar un sentido práctico a lo expuesto, además de ser de fácil lectura y entendimiento. También se debe señalar que es muy útil que en la conclusión de cada capítulo se liste un punteo de repaso con preguntas que incluyen desafíos prácticos, cuya intención es aplicar de forma inmediata lo aprendido.
A modo de sugerencia, quizás el libro podría estar mejor organizado para dejar ver más claramente el tema central de cada parte. Sin embargo, fue de bendición leerlo, y espero que para ti también lo sea. Su lectura no te dejará indiferente.
