¿Alguna vez te has preguntado si has cometido ese único pecado imperdonable del que habla la Biblia? Mucha gente pasa mucho tiempo realmente preocupada por esto, así que tal vez les haga bien escuchar por qué creo que es poco probable que lo hayan cometido.
Creo que todo pastor, probablemente todo cristiano, en algún momento u otro, ha recibido preguntas sobre el pecado imperdonable. Leemos en las Escrituras acerca de un pecado que no puede y no será perdonado. Creo que probablemente todos se pregunten en algún momento: ¿he cometido ese pecado? ¿He quebrantado la ley de Dios de tal manera que no puedo ser perdonado? Mucha gente pasa mucho tiempo realmente preocupada por esto, consumida por la culpa, consumida por la preocupación. Hoy quiero hablar del pecado imperdonable y decir por qué no creo que lo hayas cometido.
Obra atribuida a Satanás
Hay un par de lugares en la Biblia donde oímos hablar de un pecado imperdonable: Marcos 3:29 y Mateo 12:31. Revisémoslos. Mateo 12:31: “Por eso les digo, que todo pecado y blasfemia será perdonado a los hombres, pero la blasfemia contra el Espíritu no será perdonada”. Luego, Marcos 3:29, muy similar: “Pero cualquiera que blasfeme contra el Espíritu Santo no tiene jamás perdón, sino que es culpable de pecado eterno”. Eso suena aterrador. Realmente es aterrador. Es bueno que pensemos: ¿qué es este pecado y es algo de lo que deberíamos preocuparnos?
He investigado mucho sobre esto, he leído mucho al respecto, y aquí está el consenso. La blasfemia contra el Espíritu Santo consiste en atribuir la obra del Espíritu Santo, realizada a través de Jesucristo, a Satanás. ¿Lo entiendes? Es decir: el Espíritu Santo ha hecho esta obra, la ha hecho por medio de Jesucristo, pero yo digo que fue Satanás quien hizo toda esa obra. Así que, para cometer ese pecado, tienes que saber que Jesucristo es Dios y, a pesar de eso, atribuir la obra del Espíritu a través de Él al diablo. Eso es una ofensa muy, muy grave.
Entonces, Rick Phillips, un comentarista maravilloso, dice esto. No hay pecado tan grande que la preciosa sangre del Hijo de Dios, de valor infinito ante Dios, no sea suficiente para pagarlo. El asunto es que el perdón viene solo a aquellos que creen en el Señor Jesús. Y alguien que sabe quién es Jesús, que se da cuenta de que Su obra es por el Espíritu Santo, y aun así se niega a creer hasta el punto de atribuir la obra del Espíritu al diablo, no puede ser salvo. ¿Por qué? Porque esa persona no solo es ignorante, sino que rechaza voluntaria y conscientemente a Jesús como el Mesías, tal como lo prueba el Espíritu Santo. ¿Ves a dónde quiere llegar? Así que este pasaje no describe a alguien que en un arrebato de ira o tentación comete blasfemia, sino a alguien que se niega a creer en Jesucristo como el Mesías incluso cuando reconoce la obra del Espíritu Santo.
Resistencia al arrepentimiento
Ahora, si te preocupa haber cometido ese pecado, si estás consumido por la preocupación, esto es en lo que necesitas pensar. ¿Has hecho eso? Has cumplido con esos requisitos, ¿verdad? Probablemente no. La mayoría de las personas dirían que han dicho algo, que han negado al Espíritu Santo. Algunas personas, que simplemente fue un acto que cometieron o un libro que leyeron. De eso no se está hablando aquí. No es tanto que haya un pecado en particular que no pueda ser perdonado. Esa no es la preocupación principal aquí, sino que llega un punto en el que el Espíritu Santo ya no convence a una persona de pecado y, al convencerla de pecado, la lleva al arrepentimiento, ¿verdad?
La Biblia es muy clara: si te arrepientes de un pecado, serás perdonado. Pero las personas que cometen este pecado imperdonable, no están preocupadas por ello. No están buscando el perdón. No están ni un poco arrepentidas. ¿Has cometido este pecado? Bueno, no lo has cometido si sientes culpa, si sientes remordimiento, si llevas ese pecado a Jesucristo y pides Su perdón.
Esto es lo que explica John Piper: el pecado imperdonable de blasfemia contra el Espíritu Santo es un acto de resistencia que menosprecia tan gravemente al Espíritu Santo que Él se retira para siempre con Su poder de convicción, de modo que nunca podemos arrepentirnos y ser perdonados.
¿Has cometido un pecado? Por supuesto que sí. ¿Sientes la culpa, la tristeza, la vergüenza por ese pecado? Bien. Entonces deja que esa tristeza, ese pecado, esa vergüenza te lleven a Jesucristo. Míralo a Él, confiesa ese pecado y recibirás Su perdón. Si te preocupa tu alma, si te preocupa que tal vez hayas violado esto, si sientes esa tristeza en tu alma, no has cometido este pecado. Arrepiéntete. Cree en el Señor Jesucristo. Quita los ojos de ti mismo, eleva tu mirada a Él; eres perdonado.
Publicado originalmente en Challies.
