El evangelio y mi rol de madre

Su suficiencia cubre nuestra insuficiencia y nos hace capaces para enfrentar nuestras pruebas; ¡cuán hermosa promesa!
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Lo que Dios me enseñó al traducir “Suficientemente Madre”

Soy madre de tres hijos (9, 4 y 2 años) y para mí el tema de la maternidad no es algo nuevo. Soy cristiana desde mi adolescencia y he aprendido y entendido muchos principios bíblicos prácticos para nuestra vida cristiana; sin embargo, reconozco que en el terreno de la maternidad, tenía dificultad para entender la Palabra Viva de Dios aplicada a este rol. Mientras buscaba y leía artículos escritos por madres para madres desde una perspectiva bíblica, fui grandemente edificada y al mismo tiempo Dios me hizo entender a través de este proceso que Su Palabra es suficiente y más claramente que el Evangelio es todo lo que necesito. No obstante, por algún motivo, aún me costaba entender e insertar el Evangelio a mis “estrategias” de crianza y ese precisamente era mi error, porque Dios no es un ingrediente como para ser agregado, ÉL ES LO ÚNICO que nuestros hijos necesitan ver en nuestras vidas. Entonces Dios puso en mis manos el libro “Mom Enough” que ahora en su versión en español es “Suficientemente Madre”.  Con frecuencia relacionamos que los versos para la maternidad son aquellos en los que Dios nos ordena a criar a nuestros hijos en el temor del Señor,  de instruirlos en el camino del Señor (Proverbios 22:6 RV60), de corregirlos y disciplinarlos (Proverbios 29:17 y Proverbios 19:18) y a extender de la gracia que hemos recibido al corregirlos (Colosenses 3:21). Sin embargo, algo que pasamos por alto con frecuencia es que nuestros hijos deben ser los primeros a los que debemos predicar y mostrar el Evangelio. Y como madres, esto es lo que precisamente no hacemos, vivir el evangelio debajo del mismo techo que esas pequeñas criaturas para solamente hacerlo cuando vamos los domingos a la iglesia. En mi viaje por las páginas de este libro, descubrí que cada uno de los aspectos del Evangelio de nuestro Señor, su perdón, gracia, sacrificio y salvación contrastados con nuestra condición de pecadores puede ser aplicado directamente o indirectamente a los retos que cada madre tiene en su día a día.

Todo lo puedo en Cristo 

Un verso que resonó en mi alma y que jamás  imagine que podía usar en medio de las incomodidades y retos de la maternidad fue Filipenses 4:13 “Todo lo puedo en Cristo que me fortalece”.  Para ello, quiero que veamos  el siguiente pasaje de Filipenses 4:4-13 y entendamos las implicaciones de este verso

“Regocijaos en el Señor siempre. Otra vez lo diré: ¡Regocijaos! Vuestra bondad sea conocida de todos los hombres. El Señor está cerca. Por nada estéis afanosos; antes bien, en todo, mediante oración y súplica con acción de gracias, sean dadas a conocer vuestras peticiones delante de Dios. Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestras mentes en Cristo Jesús.  Por lo demás, hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo digno, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo honorable, si hay alguna virtud o algo que merece elogio, en esto meditad. Lo que también habéis aprendido y recibido y oído y visto en mí, esto practicad, y el Dios de paz estará con vosotros.  Me alegré grandemente en el Señor de que ya al fin habéis reavivado vuestro cuidado para conmigo; en verdad, antes os preocupabais, pero os faltaba la oportunidad. No que hable porque tenga escasez, pues he aprendido a contentarme cualquiera que sea mi situación. Sé vivir en pobreza, y sé vivir en prosperidad; en todo y por todo he aprendido el secreto tanto de estar saciado como de tener hambre, de tener abundancia como de sufrir necesidad. Todo lo puedo en Cristo que me fortalece”.

Y sí, este verso es a menudo descuidado y hasta se convierte en una muletilla, pero no sería justo que yo diga que puedo ser una súper mama (que nunca seré en mis propias fuerzas) usando este verso sin antes detenerme a ver el contexto en el que Pablo lo dice.

Poder para regocijarnos

Si retrocedemos un poco a lo que Pablo viene diciendo desde el versículo 4, vemos que Dios nos está dando un mandato de regocijarnos. Nuestro gozo no debe estar en lo bien portados que puedan ser nuestros hijos o lo limpia que pueda estar nuestra casa en un momento. Si Cristo es el motivo de nuestro gozo cuando todo el resto de cosas falle, y con frecuencia lo hará, podemos enfrentar nuestro desánimo recordando Él es suficiente para mantener nuestra mirada en Él y no en el desastre de nuestras vidas.  ¡Tenemos el poder para regocijarnos porque el motivo de nuestro gozo es inamovible y es la Fuente inagotable de toda buena dádiva!

Poder para mostrar bondad y gracia

Luego en el verso 5 nos manda a tener bondad para con todos los hombres (incluyendo esas pequeñas personitas que son tus hijos). Podrás decir bueno, yo soy buena con ellos, les doy de comer, los baño, los visto y hasta juego con ellos, pero esta bondad a la que Pablo hace referencia es para ser ejercitada en todo momento. Cuando tu niño de 2 años pisa tus pies ya adoloridos y quieres estallar porque ya has tenido un día problemático ahí es donde debemos mostrar esta bondad. Cuando tu hijo de 5 años deja caer el tazón de cereal en el piso que recién acabas de limpiar, es ahí que debes mostrar esa gracia. Puede ser que tu hija de 9 años no haya cumplido con ayudarte en el momento que necesitabas y te decepcionas tanto que quisieras arremeter y explotar en tu frustración de sentir que nadie más en tu hogar entiende lo agotada que estás. Este libro me mostró que incluso esa bondad (que debe ser mostrada primero con los de adentro), es para ser desplegada cuando es más difícil para nosotros reaccionar de forma piadosa. ¡Qué gran verdad! El libro nos hace ver que nuestros hijos, son los que primero deberían ver a Cristo en nosotros. Puedo mostrar esa bondad porque Dios mostró primero Su bondad para conmigo y lo hizo por medio de la sangre de Jesús.

Poder para buscar del oportuno socorro

Más adelante en el verso 6 el Señor nos insta a no estar afanosos y que en cambio, demos a conocer nuestras súplicas delante de Él en agradecimiento. ¿Qué es lo que precisamente nos agobia? El afán del día a día, el afán de nuestro trabajo fuera del hogar, el afán de nuestro trabajo en el hogar, el afán de los platos sucios y de la ropa sucia, el afán de tener la cena a tiempo, el afán de tener suficiente dinero para cubrir con gastos inesperados, el afán de ayudar con las tareas, o lidiar con el mal comportamiento de tu hijo en la escuela, en fin, la lista de los afanes continua. Pero, es en medio de todas esas situaciones particulares de nuestras vidas donde precisamente nos olvidamos que incluso esos afanes, por triviales que puedan parecer, deben ser entregados a los pies de Jesús. Y es por esto podemos venir confiadamente delante del trono de la gracia en busca del oportuno socorro.

Podemos tener Su paz

El verso 7 nos promete que si depositamos estos afanes en Él, Su paz que sobrepasa todo entendimiento no permitirá que los afanes agobien nuestro entendimiento y que guardará nuestras mentes y corazones para que los tengamos fijos en Jesús. Podemos experimentar esta hermosa promesa que el Señor nos provee para que la recordemos y abracemos todos los días.

 Podemos en Jesús

Luego el verso 11 y 12 el apóstol Pablo repite de tres maneras diferentes que él ha aprendido a vivir humildemente; en escasez y en abundancia; había aprendido a vivir con mucho como con poco, cuando las cosas salen bien y cuando salen mal. Pero lo había hecho con contentamiento. Y llegamos a la razón por la cual hemos repasado desde el verso 4; el clímax del pasaje viene en el verso 13 “Todo lo puedo en Cristo que me fortalece.” Y a la luz de todo lo que Pablo viene diciendo: mostrar bondad, el no estar afanosos, experimentar Su paz y el estar contento con cualquiera que sea la situación, vemos que todo es posible por el poder de Cristo en nosotros habilitándonos y fortaleciéndonos en el proceso. Su suficiencia cubre nuestra insuficiencia y nos hace capaces para enfrentar nuestras pruebas; ¡cuán hermosa promesa! Honestamente de no haber sido por la lectura de este libro y colaborar en la traducción del mismo, yo hubiera permanecido sin entender el hermoso propósito que Dios ha depositado en mi rol de madre. Es un propósito que trabaja en dos vías, de manera vertical porque somos capacitadas por Dios mismo y moldeadas para ser más como Jesus y aprendemos más a depender de Él, y de manera horizontal porque somos el instrumento que el Señor usa para que impactar la vida y carácter de nuestros hijos; esto tiene repercusiones eternas. Este es tan solo uno de los aspectos que yo pude atesorar, pero cada página en este libro a la luz de la Palabra, puede ayudarte a entender y responder de una manera que honre a Dios todos los retos que tú puedas tener como mamá. Es nuestra oración que puedes ser ministrada y te animo a que si no has bajado tu copia gratuita puedas hacerlo aquí.

Alicia Ferreira de Díaz

Sierva de Jesús, esposa de Héctor y madre de 3 torbellinos. Reside y se congrega en NJ, en la iglesia Faith Baptist Church de Hamilton. Actualmente cursa el Instituto Integridad y Sabiduría en modalidad online de la Iglesia Bautista Internacional de Rep. Dominicana.

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