Enseña a tus hijos a pensar críticamente acerca de su fe 

Me tomo mi trabajo como padre muy en serio.  Es mi responsabilidad enseñar a mis hijos a actuar. Esto comienza temprano con un montón de «lo que se debe y lo que no se debe hacer». No hables con la boca llena. No le contestes a tu madre. No pegues a tus hermanas. Sé amable. Di por favor. Comparte.  Sin embargo el comportamiento correcto no es mi única meta. También estoy profundamente comprometido a enseñar a pensar correctamente. En otras palabras, no sólo es mi responsabilidad enseñarles a mis hijos a actuar; también es mi responsabilidad enseñarles a pensar. 

Qué creer vs. Cómo pensar

Ahora, no estoy hablando simplemente de enseñarles qué creer. Esa es una parte importante de la crianza de los hijos. Pero enseñarles a tus hijos en qué creer no es lo mismo que enseñarles cómo pensar.  Una buena manera de enseñarles a tus hijos las creencias correctas es hacer que memoricen un catecismo. Un catecismo es un resumen de las creencias cristianas fundamentales en forma de preguntas y respuestas.  El catecismo es importante. Ayuda a nuestros estudiantes a conocer verdades teológicas importantes. Pero no es suficiente. Una de las formas de ilustrar esto es preguntándoles a los estudiantes: «¿Qué es un unicornio?».  Las respuestas suelen ser las mismas. Un unicornio es una criatura parecida a un caballo con un gran cuerno en la frente. Hasta ahí, todo bien.  Luego, les hice la pregunta 2 del Catecismo de la Nueva Ciudad – «¿Qué es Dios?»  Esta es una pregunta más difícil de responder. Sin embargo, aquellos que han memorizado el catecismo responderán, “Dios es el creador y el sustentador de todos y de todo. Él es eterno, infinito e inmutable en Su poder y perfección, bondad y gloria, sabiduría, justicia y verdad. Nada sucede si no es a través de Él y por Su voluntad”.  En este punto, hemos descrito dos cosas diferentes: un unicornio y Dios. Así como los estudiantes son capaces de describir cómo es un unicornio, también son capaces de describir cómo es Dios.  Aquí es donde las cosas se ponen interesantes. Después de recibir cada descripción, les pregunto: «¿Cómo saben que Dios es real? Después de todo, ¿cómo sabes que Dios no es como el unicornio, que no es real?»  Cuando le hago esta pregunta a un salón lleno de niños cristianos, usualmente hay muchas caras desconcertadas. Muchos niños que han crecido en hogares cristianos nunca han considerado la idea de que Dios no es real. Nunca han tenido que dar una razón de porque creen que Dios existe. Nunca se les han cuestionado sus creencias.  Desafortunadamente, estamos tan enfocados en enseñar a nuestros hijos qué creer que podemos olvidarnos de entrenarlos en porqué creer. Enseñar el ‘qué’ sin el ‘por qué’ es como construir una casa sin cimientos. Puede que dure una temporada. Pero cuando llegan las tormentas, la casa se derrumba. De la misma manera, una fe que no entiende porqué es verdadera no podrá resistir los desafíos y las dudas de la vida. 

Conseguir que tus hijos se apropien de sus creencias

Creo que esta es una de las razones por las que muchos niños cristianos crecen y abandonan «sus» creencias. Para muchos de ellos, esas creencias nunca fueron suyas en primer lugar. Eran las creencias de sus padres que se les enseñaba a memorizar y repetir, creencias que nunca se les desafiaba a pensar por sí mismos.  Entonces, ¿cómo lo hacemos? ¿Cómo hacemos para que nuestros hijos piensen por sí mismos acerca de las verdades cristianas? Bueno, no es complicado. Tenemos que dejar de hacer sólo las preguntas del «qué» y empezar a hacer las preguntas del «por qué».  Así es como esto se resuelve de forma práctica en tres sencillos pasos. Primero, está atento a cuando tu hijo haga una aseveración o declare una creencia. Me he entrenado para ser más cuidadoso cuando estamos sentados alrededor de la mesa o cuando vamos de camino a la escuela. Estos son los momentos en los que a mis hijas les encanta hablar de cosas espirituales. Puede ser diferente en tu casa.  Segundo, si piensas que pueden articular razonablemente la creencia, entonces están listos para una pregunta de «por qué». He aquí algunos ejemplos que han surgido en mi propia casa. 

  • Si tu hijo dice: «Dios es una Trinidad», tú respondes: «¿Por qué crees eso?» 
  • Si tu hija dice: «La Biblia es la Palabra de Dios», le preguntas: «¿Cómo lo sabes?» 
  • Si tu nieto dice: «Jesús es Dios», tú le respondes: «¿Cómo llegaste a esa conclusión? « 

Estas preguntas iniciales conducirán a conversaciones fructíferas. Te lo prometo.  Tercero, si tu hijo no sabe la respuesta a tu pregunta (o está teniendo dificultades para dar una respuesta), modélale cómo pensar la respuesta. No les digas sólo la respuesta. Si lo haces, entonces volverás a enseñarles en qué creer. Recuerda que queremos formar pensadores críticos.  Para recapitular: Presta atención a declaraciones de creencias, pregunta por qué, y modela el pensamiento correcto.  Es bueno enseñarle a tu hijo en qué creer. Pero eso no es suficiente. También necesitamos enseñarles cómo pensar. En pocas palabras, si queremos que nuestros hijos se apropien de su fe, necesitamos entrenarlos para que piensen críticamente acerca de su fe.  

Tim Barnett

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