El arcoíris siempre ha sido un símbolo de esperanza. Durante la pandemia del COVID-19, era posible ver los dibujos de arcoíris que los niños pintaban y mostraban en sus ventanas. La idea surgió en Italia y se extendió por muchos países como símbolo de esperanza en tiempos oscuros. El mensaje parecía ser que la crisis iba a pasar, que había una luz al final del túnel.
El sentimiento era hermoso y positivo. Pero ¿era realmente posible saber que el COVID-19 no acabaría con el mundo? En ese entonces había muchas proyecciones apocalípticas en la prensa sobre cómo las secuelas económicas y sociales del virus nos dejarían completamente acabados.
Hoy, algunos años después del 2020, la pandemia ha terminado, pero continuamos con un mundo lleno de problemas. Las guerras en Ucrania y Palestina, preocupaciones por el uso de la inteligencia artificial, crisis económicas en muchos lugares del mundo por la deuda amasada en la pandemia, y las crisis migratorias son algunos de los muchos desafíos actuales en el mundo. ¿Podemos saber que todo esto también pasará?
En realidad, el símbolo del arcoíris fue mucho más apropiado para el tiempo de la pandemia de lo que muchos pensaron en el 2020. Y también lo es para hoy.
El símbolo de un pacto
El primero en utilizar el arcoíris como símbolo de esperanza fue Dios mismo. Lo leemos en Génesis 9:12-16, donde Dios habla a Noé después de enviar el diluvio para destruir un mundo que se había corrompido por completo.
En Génesis 9 Dios hace un pacto. Un pacto es una promesa solemne, la promesa más solemne que existe. A veces, cuando los niños quieren dar a entender que van en serio con una promesa que están haciendo, dicen: “Te lo juro por mi vida”. Eso capta algo del peso de un pacto; es una promesa de vida o muerte. Dios está diciendo: “Que me muera si rompo mi promesa”.
Dios hace Su promesa de pacto a Noé y a toda su descendencia, es decir, a toda la raza humana. No solo con los religiosos, no solo con los judíos o los cristianos, sino con todos los seres humanos. Tú y yo formamos parte de este pacto. De hecho, Dios hace esta promesa no solo con los seres humanos, sino con toda criatura viviente y con el planeta mismo.
¿Cuál era la promesa del pacto? Se repite varias veces, pero el primer anuncio de la misma se encuentra en Génesis 8:21-22:
Nunca más volveré a maldecir la tierra por causa del hombre, porque la intención del corazón del hombre es mala desde su juventud. Nunca más volveré a destruir todo ser viviente como lo he hecho.
Mientras la tierra permanezca,
La siembra y la siega,
El frío y el calor,
El verano y el invierno,
El día y la noche,
Nunca cesarán.
Como recordatorio de esta promesa, Dios dio una “señal del pacto” (Gn 9:12), puso un arcoíris en el cielo. No sabemos si era la primera vez que un arcoíris aparecía en el cielo, pero no importa. Dios solía tomar cosas que ya existían para convertirlas en señales del pacto, llenándolas con un nuevo significado. A partir de ese momento, el arcoíris nos recuerda que Dios es fiel y que siempre cumplirá Sus promesas.
Aquí estamos, miles de años después, y el mundo sigue en pie. Ni la peste negra en la Edad Media, ni la bomba atómica del siglo pasado, ni el COVID-19 en los últimos años pudieron acabar con el mundo. Tampoco lo harán las crisis económicas, ni el cambio climático, ni el levantamiento de la inteligencia artificial en el futuro. Dios ha cumplido siempre Su promesa y lo seguirá haciendo.
Un símbolo hermoso, pero no el mejor de todos
El arcoíris es hermoso, no solo por todos sus colores en el cielo, sino por todo el simbolismo del que está cargado. El arcoíris no fue una elección aleatoria; la sabiduría divina se hizo manifiesta en este símbolo. Veamos algunas razones:
- El arcoíris es una señal para todos, y por eso todos pueden verla. Dios hizo esta promesa a toda la tierra y a toda criatura viviente. El arcoíris se extiende sobre toda la tierra, de un lado al otro. Esto comunica que toda la tierra está bajo su arco protector.
- El arcoíris aparece en el momento de la crisis. Imagina la primera vez que Noe y su familia vieron una tormenta después del diluvio. ¡Debió ser aterradora! Están en el campo, de pronto, el cielo se oscurece, las nubes se juntan, se escuchan los truenos, el agua comienza a caer. “¿Es otro diluvio? Esta vez no tenemos arca en la cual refugiarnos. No estamos preparados, no tenemos a donde correr”. Pero después debieron haber visto el arcoíris en el cielo y recordar: “Dios prometió que preservaría el mundo”. La luz de la gracia brilla en la oscuridad del juicio.
- La Biblia no utiliza la palabra “arcoíris”. Dios simplemente lo llama Su “arco”. Él usa la palabra que se utiliza para un arma de guerra. El arco de un guerrero. Dios dice que establece Su arco en el cielo. Pero ¿hacia dónde apunta ese arco? Lejos de la tierra. Cuando veas de nuevo el arcoíris, recuerda que el arma de Dios está apuntando lejos de la tierra, pues Él la ha colgado ahí.
Pero, aunque el arcoíris es maravilloso, no es el mejor símbolo de la gracia de Dios. El mejor símbolo es la cruz de Jesucristo. En las tres horas de oscuridad en la cruz, la luz de la gracia brilló con más intensidad que en ningún otro momento de la historia. Dios apuntó Su arco hacia Su amado Hijo y disparó hasta la última de Sus flechas de juicio hacia Su corazón, para que el arco de Su juicio más letal se apartara de nosotros definitivamente.
Aunque el mundo no será destruido por un virus, un invierno nuclear o un asteroide, eso no significa que vaya a durar para siempre. Dios ha preservado el mundo por milenios, pero lo hizo para que Su Hijo viniera, trajera salvación al mundo y estableciera Su reino hasta los confines de la tierra. Hoy el mundo está siendo preservado para que Su Hijo venga de nuevo a juzgar a los vivos y a los muertos.
El día en que el Señor venga por segunda vez no habrá arco iris; se acabará el tiempo de la gracia. Ahora es el momento de prepararse para enfrentar el juicio y la única manera de hacerlo es confiando en Jesucristo.
Este artículo se publicó originalmente en The banner of truth.