La Reforma protestante surgió a partir de cuestionar ciertas enseñanzas de la Iglesia Católica Romana contrarias a la tradición cristiana. Como resumen de la Reforma Protestante, tenemos las 5 solas: sola scriptura, solus Christus, sola gratia, sola fide y soli Deo gloria.
Solo por gracia, por medio de la fe en Cristo
En Efesios, el apóstol Pablo nos explica que la salvación de nuestras almas es un regalo de Dios, un regalo por gracia. Este regalo se obtiene solo a través de la fe en el sacrificio de nuestro Señor Jesucristo en la cruz: “Porque por gracia ustedes han sido salvados por medio de la fe, y esto no procede de ustedes, sino que es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe” (Ef 2:8-9).
Somos salvos solo por medio de la gracia a través de la fe. Las buenas obras no producen fe. Las buenas obras no producen salvación. Las buenas obras se producen después de haber recibido la salvación. El orden de la ecuación importa. La ecuación no es: fe + buenas obras = salvación. La ecuación es: fe = salvación + buenas obras (Ef 2:10).
¿Por qué? Porque nuestras obras no pueden hacer que nos ganemos el favor de Dios. Como dice Isaías, nuestros actos de bondad son como trapo de inmundicia (Is 54:6). Nuestro estado de pecado no puede borrarse por unas cuantas cosas buenas que hagamos. Seguimos teniendo deseos indebidos, celos y envidia, orgullo, chisme, ira, mentiras, etc.
Sin embargo, Cristo vivió la vida perfecta y tomó nuestro lugar al ser castigado. Al poner nuestra fe en Cristo, Su perfección se nos atribuye a nosotros. Por eso decimos que el sacrificio de Jesús fue un sacrificio sustitutorio. Fuimos intercambiados: Él tomó nuestro castigo y recibió la ira de Dios en nuestro lugar.
Sola scriptura
La reforma protestante vino a recordarnos que la Biblia es la Palabra de Dios, la autoridad en la que confiamos. La iglesia no se encuentra por encima de la autoridad de la Palabra de Dios, sino que es al contrario: la Palabra es la autoridad máxima.
La Biblia fue escrita por hombres bajo la dirección del Espíritu Santo. Este canon es un conjunto de 66 libros escritos sin error alguno en él. Estos hombres escribieron de manera sobrenatural; las palabras grabadas en las Escrituras son las palabras declaradas por Dios mismo (2Ti 3:16).
La iglesia no debe agregar doctrinas a la Palabra de Dios. Toda enseñanza de cualquier líder de la iglesia debe pasar por el filtro de lo que ya ha sido revelado por Dios a través de Su Palabra (Ap 22:18-19).
Pero ante todo sepan esto, que ninguna profecía de la Escritura es asunto de interpretación personal, pues ninguna profecía fue dada jamás por un acto de voluntad humana, sino que hombres inspirados por el Espíritu Santo hablaron de parte de Dios (2P 1:20-21).
Además, la Biblia es un libro que podemos leer y estudiar. Es un libro accesible por medio del cual podemos conocer a nuestro Dios y podemos aprender a vivir la vida que Él quiere para nosotros (2P 1:3).
De una vez por todas
Los cristianos podemos hablar de nuestra salvación con seguridad. Esta salvación ha sido ganada en el pasado y la obtenemos por medio de la fe. No necesitamos vivir tratando de adquirirla o con miedo a perderla.
Cuando Cristo estaba en la cruz, justo antes de morir, Él dijo: “¡Consumado es!” (Jn 19:30). La palabra utilizada en griego es tetelestai, una palabra que se utilizaba después de finalizar un pago. Momentos antes de hacer esta declaración, nuestro Señor Jesucristo tuvo una conversación con el hombre en la otra cruz. Este hombre, implorando al Señor dijo: “Jesús, acuérdate de mí cuando estés en Tu reino”, reconociendo que las palabras de Jesús eran verdaderas (poniendo su fe en Él).
El ladrón inmediatamente recibió una respuesta sorprendente. Jesús, ahí mismo, en el lugar de su muerte declaró: “Verdaderamente te digo que hoy estarás conmigo en el paraíso” (Lc 23:43). Este hombre no vivió una vida de sacrificios ni buenas obras. Él simplemente tuvo fe en que el reino que Cristo proclamó era verdadero y que Cristo podía otorgarle misericordia.
El verdadero evangelio enfatiza que los esfuerzos humanos son en vano. La salvación viene solo por medio de creer en el Señor Jesus, quien le da fin a la tiranía de la ley. Los pecadores, entonces, son salvados por gracia a través de la fe, y no por sus propias obras. Son perdonados, no por lo que logran, sino solo por lo que Dios ha logrado a través de Jesucristo de una vez por todas.
La Reforma en nosotros
Como protestantes y creyentes del evangelio es nuestro deber conocer y defender la verdad. El objetivo no es criticar a nuestros familiares y amigos católicos sino mostrarles el verdadero evangelio: aquel que es poderoso para salvar (Ro 1:16).